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Protestan unos por el día sin carro -dos o tres en el año-, dizque porque son muchos y se pierde mucha plata. Pero, ¿y los domingos y días festivos? En buena medida son días sin carro y suman más de setenta días en el año.
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Antes del actual paro la Ministra de Educación, maleducada, no quiso escuchar a los maestros y se levantó de la mesa;ahora, caprichosa, exige que los maestros levanten el paro para sentarse de nuevo a la mesa.¿Quien lo entiende?
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El senador Robledo, un buen senador, hace buenos debates desde hasta 15 años, y seguirá haciéndolos durante muchos mas años, una golondrina no hace verano;porque hay que cambar la sociedad y por esto el senador y su partido hacen poco, son mas bien puro bla bla; dicen: "la mayoría del pueblo está mal, y solo unos poco bien".¿Quien lo discute? Pero, y qué hacen para cambar eso? Son gentes que representa la vieja izquierda caduca, esa que ponía - y pone-, en las paredes firma de autor a las causas populares (y pasan factura), Por ejemplo en algo histórico y concreto como es la necesidad de conseguir la paz se oponen. ¿Cómo puede un sector de izquierda oponerse a la paz?Están más del lado de Uribe. ¡Dios los ilumine!
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Y a propósito: ¿Dios no puede ser de izquierda? Al parecer la izquierda ortodoxa lo expulsó de sus filas, y también al pueblo, que es su voz. La extrema fanática de la derecha se adjudicó, con exclusividad,la propiedad de Dios; así lo creen y predican; desde finales del siglo XIX y XX, cuando en nombre de dios mataron a tantos liberales y apóstatas.
Algún día la izquierda radical, tan arrogante, dejará entrar a Dios en sus filas? Ojalá Dios.
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¿Quien entiende esto de seguir en la guerra para acabar con la guerra?
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Los enemigos de las Farc quieren perpetuarlas, porque al desparecer estas, ellos también se extinguen: son su sombra.
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Se puede - y debe- firmar acuerdos que de fin a la guerra, pero, ¿los acuerdos que de comienzo a la paz? Para poner fin a la Guerra de los mil días, por ejemplo, se firmaron tratados; pero no se hizo la paz; y la guerra continuó, soterrada o abierta, hasta nuestros días.
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Petro es una esperanza.Si no al pobre país le espera Vargas Lleras, que ni siquiera es liberal, como su abuelo, solamente es absolutista.
Por esto, para preparar el terreno a los nuevos mesías en el 2018, los sectores más conservadores quieren sabotear el gobierno de Petro. Le tienen miedo a sus buenas acciones, que traspasen las fronteras de la capital y se vuelvan una política nacional.Temen a la democracia. Temen a un gobierno que acabe con la corrupción, con el clientelismo o negocio de la polítiquería, del enriquecimiento ilícito impune, la guerra, erc., y, sobre todo, temen un gobierno que tenga sensibilidad social.Es mejor continuar con la injusticia, el saqueo, la exclusión.
Pero,¿ qué pasa con petristas o progresistas y su silencio para las próximas elecciones de alcalde?
Sus candidatos pueden ser buenas personas capacitados, pero todavía sus nombres no son como para enfrentar las aceitadas maquinarias de los rivales; están biches políticamente, provienen apenas de la reciente defensa ciudadana del gobierno de Petro, ante la brutal arremetida del Procurador -otro mesías para 2018-;
defender y continuar las buenas políticas sociales de Bogotá Humana exige plantear algo más plausible, una alianza con Clara López, por ejemplo, sobre bases de garantía de continuidad de las buenas políticas de inclusión de la Bogotá Humana: Pot, metro, educación, salud, vivienda, guarderías, tercera edad,indigentes, medio ambiente, LGTB, etc., etc.
