Fotos: Villegas Editores
Los raudales del Inírida, Caño Cristales, el Desierto de la Tatacoa, el Cabo de la Vela, Tomachipán, el Nevado del Ruíz, Jirijirimo, el Volcán Azufral, la Laguna de los Patos, Caño Canoas, los Cerros de Mavecure, Ciudad de Piedra, el Desierto de la Tatacoa, la Sierra Nevada del Cocuy, el Río Miritiparaná, el Atabapo, la Divina Providencia, la Laguna Verde Encantada, entre otros tesoros paradisíacos, al alcance de la mano: todo un deleite visual, inspirador y memorioso.
El Andrés Hurtado García que de niño jugaba con arañas y escorpiones y corría a la vera de los ríos para averiguar de dónde venían y para dónde iban, y perseguía el arco iris para que se lo tragara, como le había oído a su madre en sus largas y entretenidas noches de cuentos, leyendas y fábulas, hoy tiene 81 años, y es un libro abierto de la vida, la fe y la enseñanza, y el arraigado amor por la naturaleza.
Porque este hombre sí que ha vivido y recorrido para contarla. Ha viajado alrededor del planeta a sus anchas, no como los presumidos acaudalados que derrochan fortunas en festines dionisiacos de cruceros, casinos y playas, sino como el explorador invencible de las maravillas naturales, desde los rápidos y raudales de la Orinoquía y la Amazonía, hasta los inalcanzables picos sagrados del Himalaya.
Para lograrlo, innumerables veces, Hurtado García, oriundo de Armenia, ciudadano del mundo, hermano marista, licenciado en Filosofía y Letras de la Universidad del Valle, con un doctorado en Literatura de la Universidad Complutense de Madrid, columnista de El Tiempo desde 1977, profesor del Colegio Champagnat, de Bogotá; autor de media docena de libros sobre naturaleza, con un envidiable archivo de 18 millones de fotos, solo ha necesitado de unas botas todoterreno, una carpa y una cámara fotográfica.
El temple, como caminante irredento y explorador sin fronteras, lo lleva desde niño cuando se extravió en el Nevado del Ruíz -al que dice ha ido 36 veces-, y a los dos días lo rescataron de una cueva, deshidratado y ojeroso, pero no lloroso, y dispuesto a reanudar la marcha.
Su apego y admiración por la biodiversidad colombiana, su fauna, su flora, la incalculable majestad de sus selvas, valles, sierras, páramos, montañas, ríos y mares, no tiene límites. Le ha dedicado gran parte de su vida a rastrearla y estudiarla, a registrarla en el daguerrotipo, y a escribirla con fervor a lo largo y ancho de su inagotable itinerario.
Pero, así como se deja deslumbrar de sus maravillas y expresa su agradecimiento al Creador por permitirle el privilegio de ser testigo de primera mano de sus tesoros y paisajes, también se duele y se enoja por el deterioro, el abandono y la negligencia estatal en distintos parajes, de esa gran riqueza natural que son sus parques nacionales.
Colombia secreta
En medio de la debacle en la que se encuentra una considerable porción del ecosistema colombiano, agregado a los calamitosos reveses del cambio climático, y la mano depredadora de las feroces ambiciones humanas, Villegas Editores, en sus 50 años de actividades, coincide con el verde que la 36 Feria Internacional del Libro de Bogotá dejó como consigna del certamen: 'Lee la Naturaleza', para presentar 'Colombia secreta', uno de sus más preciados y orgullosos ejemplares.
Se trata de una edición de lujo y pasta dura, pero de bolsillo, o de morral, que compendia en 407 páginas de fotos y relatos (español e inglés), el incalculable y exuberante patrimonio de la geografía que nos enaltece, gracias al apostolado del maestro Andrés Hurtado García, en su solitaria ruta de foto-cronista de madre natura.
En palabras introductorias de su editor Benjamín Villegas, "el sueño de 'Colombia secreta' tardó 10 años en cristalizar, tiempo que me tomó en convencer a Andrés Hurtado García -ese colombiano que ha sudado el país a pie- de escoger sus mejores fotos y escribir crónicas de sus expediciones.
Aunque Andrés creía que sus columnas habían ido divulgando sus historias, yo tenía la certeza de que la unidad y la síntesis vital que había en ellas, ameritaban hacer juntos un libro como este.
Es que Hurtado, que ha vivido la pasión por la naturaleza y la ecología era, sin duda, el individuo para testimoniar la belleza de un país cada vez más enajenado y remoto, hasta para sus habitantes.
Las sencillas crónicas y el divertido anecdotario humanizan las imágenes, nos ubican en la inabarcable geografía y sintonizan con el alma grande de su gente. Cada sendero, cada comunidad caminada se deja copiar en recuerdos que conmueven, en visiones de un país que parecemos haber olvidado.
Este libro ya sería importante por el rescate identitario que su lectura propone. Pero, sobre todo, por su belleza intrínseca, su acierto en la selección y su maestría fotográfica.
He aquí la aventura de quien, buscando el origen de los ríos, llegó a los rincones más secretos de Colombia, captándolos con la infinita paciencia de un delirante perseguidor del arco iris".
Mi carpa nómada
*Andrés Hurtado García
"Hace mucho descubrí lo vital: ser nómada. No fue por azar ni corrí a pregonarlo. Fue más bien doloroso, pero -lo importante de verdad es paradojal- poco a poco llenó mi vida de paz y de profundas alegrías. No fue repentino: sus antecedentes datan de mi niñez.
Mi madre decía que el arco iris al tocar la tierra se tragaba a las personas. Yo lo perseguía por los campos y regresaba desconsolado. Ella me calmaba: "Hijo, las cosas importantes siempre están más lejos". Así me fue iniciando en los largos caminos que exigen largas fidelidades.
Ser nómada, hacerse nómada, es desarraigarse. Fui entendiendo, poco a poco, que la riqueza no es acumular sino desprenderse: menos posesiones exteriores y más riqueza interior.
Mi carpa comenzó a ser, también ella, nómada. Mi carpa se ha posado en las montañas más altas; ha conocido el calor de los desiertos; su domo se ha acunado bajo el dosel de selvas lejanas; hasta a ella han ido las olas a lamerla y a morir cuando se ha situado de espaldas al bosque y de cara al mar; al lado de las bocas de los cráteres ha erguido su esbelta figura.
Vivir en carpa, inventar caminos, atisbar y ganar lejanos horizontes, huir de lo sedentario, amar sobre todo la suprema libertad de los nómadas... ¡He ahí la vida! El resto es rendir sospechoso culto a remedos de vida.
Amo mi carpa, libre como el viento, mi único amigo. No es "cinco estrellas". Sería muy poco. Ella es confidente de todas las estrellas. Amo mi carpa nómada".
Con lo anterior, 'Colombia secreta' se revela como una recomendada agenda de la biodiversidad nacional, apta para todos los públicos, material de consulta de colegiales y universitarios; ineludible guía de ambientalistas, turistas y mochileros del mundo, y de afiebrados cultores del hábitat, ávidos por descubrir y disfrutar de este portentoso reino de la naturaleza.
Es que, a Andrés Hurtado, sí que le luce y le autoriza, con conocimiento de causa, decir a boca llena que Colombia es el País de la Belleza, con sus secretos bien guardados.
En la FilBo 24, 'Colombia secreta' se puede encontrar en el Pabellón 6, stand 602, de Villegas Editores.
