¿Entonces por qué tanto miedo a escuchar al pueblo? ¿Acaso les da temor la democracia?
¡Hablemos claro, señor Vargas Lleras! La discusión sobre el poder constituyente no es solo un asunto legal, es político y lo sabemos todos. Entonces, ¿por qué complicarnos con tecnicismos?
Veamos lo básico: según el artículo 3 de la Constitución de 1991, la soberanía reside “exclusivamente en el pueblo”, sin rodeos. Eso significa que el poder viene de los ciudadanos. Los representantes políticos somos solo eso, representantes. Nuestro trabajo es garantizar que esa soberanía se ejerza correctamente, respetando las reglas dispuestas por el pueblo en tanto poder constituyente primario.
Y no nos olvidemos de los principios de nuestra Constitución: Colombia es definida como una República democrática, donde se respeta la dignidad humana y se busca el interés general.
Pero, son múltiples los casos conocidos por la opinión pública donde los congresistas se han vendido para defender los intereses del capital financiero internacional. Vale la pena citar, a manera de ejemplo, un caso recientemente conocido: Se sabe que la multinacional Keralty hizo donaciones a partidos que se oponen a la reforma a la salud, y que aun cuando hoy no la han logrado hundir del todo, seguirán saboteándola porque esta multinacional es la dueña de Sanitas y de un importante grupo de clínicas e Instituciones prestadoras del servicio de salud en el país.
Si el Estado aún sigue en buena medida capturado por el poder económico, y si los banqueros, empresarios de la tierra, entre otros intereses particularistas, están bloqueando el camino de las reformas para conservar los privilegios de unos cuantos ¿qué camino le queda al pueblo que sufre diariamente las consecuencias de este saqueo?
¿Cuál será la vía para que por fin en Colombia se hagan las reformas que además de dignificar con tierra al campesinado, garantizar el derecho a la salud, la educación, el agua, el acceso a energía eléctrica, el trabajo digno y la pensión universal a todos los colombianos, contribuyan a modernizar y desarrollar integralmente al país? ¿Cómo hacer frente a un poder constituido que se ha negado a realizar estas transformaciones necesarias para que la Constitución se realice en su espíritu?
¿Qué camino le queda al pueblo llano, sino reclamar el derecho a decidir sobre su futuro?
Y hay que decirlo, el poder constituyente no se limita a convocar una Asamblea Nacional. Se trata también de la capacidad del pueblo para organizarse y exigir cambios. ¿Recuerdan las movilizaciones por la paz en 2016 o las protestas del 2021? Esas fueron expresiones del poder constituyente reclamando cambios reales. Incluso la Corte Constitucional lo reconoce en la sentencia C-544 de 1992: en momentos de crisis institucional, el pueblo tiene el derecho de redefinir sus normas básicas. ¿Entonces por qué tanto miedo a escuchar al pueblo? ¿Acaso les da temor la democracia?
La verdadera democracia está en dejar que el pueblo defina su destino. ¿Están de acuerdo?