Tras el apagón durante el nefasta gobierno Gaviria, Colombia rozó el racionamiento en la deficitaria era Santos; Duque hizo nada, y Petro mina la economía extractivista declarando que no requiere “cerebro”. Los geólogos se ofendieron, aunque en esa industria también abundan los abogados y economistas que explotan el negocio, enajenando o sustituyendo a los genuinos tecnócratas, como demuestra el histórico de fallidos nombramientos institucionales -ANH, Ecopetrol o MinMinas-.
Primero, convengamos que en estas “tierras” denominamos «doctor» a cualquiera, y Petro los invitó a “colaborar con la conducción del gobierno”. Ahora la cabeza de Planeación no sabe manejar las cuentas, y los demás altos cargos del ejecutivo están ocupados por «cabecillas» que clasificaban “piedras” en cualquier protesta.
Segundo, las entidades oficiales tradicionalmente son dirigidas por académicos sin experiencia gerencial relevante o políticos sin la competencia técnica requerida. En el periodo Duque, un economista de la U. Nacional apostó el DNP/OCAD al cortoplacismo y la corrupción -apenas renunció para aspirar a convertirse en Contralor-, y el Consejo de Estado anuló varios nombramientos que arbitrariamente se posesionaron en la CREG.
Tercero, esperar resultados diferentes mediante el continuismo es tan insensato como hacerlo con esta versión del «cambio», que agrega a la “lucha de clases” el «sometimiento» de quienes tomaron «clases», incluso en universidades públicas.
Cuarto, la deserción estudiantil ganó adeptos desde que Uribe puso un bachiller a presidir el Congreso; ahora, tras perjurar que “sin cartón no hay paraíso”, Petro entregó los cheques en blanco, de Prosperidad Social, al guionista de la narcocultura.
Quinto, “ser pillo paga”. Los abogados del diablo son ángeles de la guarda, porque “papel” le gana a “piedra”, y las empresas de ingeniería también “saben hacer” fraudes, en el país de los huecos, los puentes colapsados y los sistemas caídos, cuyos proyectos se retrasan, encarecen y entregan cualquier chambonada.
Usando otra óptica, para analizar este escándalo, en la serie The Big Bang Theory el protagonista menosprecia a los psicólogos, ingenieros y geólogos, diciendo respectivamente: “ha demostrado una vez más ser la más tonta de las ciencias”, “semicalificados, ejecutan la visión de quienes piensan” o “son las Kardashian de la ciencia".
Seguramente, los profesionales en esas áreas también se rieron; yo lo hice, porque he tenido la oportunidad de interactuar con representantes de esas carreras, cuyos intelectos o aportes era incluso cuestionables, pues, a cambio de salarios que reforzaban la inequidad, no descubrían yacimientos importantes.
Los geólogos volvieron a cotizarse gracias a las potenciales guerras nucleares, en regiones petroleras. Igual, su asociación internacional desestimó la propuesta para formalizar el reconocimiento de la alteración de La Tierra por influencia humana (The Anthropocene, iugs.org, 20/3/2024).
Un inventor, que estaba mal de la “cabeza,” revolucionó la exploración y explotación de commodities (Howard Hughes). Los antropólogos siguen sin desenterrar civilizaciones ocultas, y sin entender las que han descubierto, y la filósofa con PhD. en Geografía Política, que impuso Petro, fracasó por ignorancia en la planificación y estructuración de proyectos para garantizar una adecuada transición hacia energías más limpias.
Nuestra especie abandonó el pensamiento económico, y debería prescindir de los economistas porque su econometría puede automatizarse (AutoML). Finalmente, la meteorología acierta tan poco como la astrología, y las finanzas dependen de la psicología de masas para sustentar el Efecto Pigmalión de su bola de cristal.
En el sistema presidencialista, ese rol elige ser “cabeza” de ratón o cola del “cama-leon” parlamentario. Las madres cabeza de familia siguen abandonadas por el gobierno del cambio, que parece un pollo sin “cabeza” cuando pronuncia discursos o no se expresa de manera legible, e intachable, en X.
Igual, ostenta un doctorado belga.