Era 30 de mayo de 1973 y la compañía SAM (Sociedad Aeronáutica de Medellín) se preparaba para realizar un vuelo desde Bogotá hasta Medellín, con dos escalas en Cali y Pereira. El avión que iba a realizar la travesía, un Lockheed Electra HK-1274, despegó de la capital del país sin muchos contratiempos e hizo sus dos paradas en la capital del Valle del Cauca y de Risaralda a la hora programada. Todo parecía ir bien; pero el destino les tenía preparado algo muy distinto a los tripulantes y pasajeros, pues, en la aeronave, dos encapuchados iban a protagonizar el secuestro del vuelo 601.
Este suceso, para muchos desconocido, por estos días está haciendo mella entre todos los fanáticos de Netflix. La plataforma gringa, inspirándose en este hecho, lanzó una serie de 6 capítulos protagonizada por algunos de los actores más reconocidos de la TV colombiana. Mónica Lopera, Christian Tappan y hasta Juan Pablo Raba aparecen en la producción; pero son Valentín Villafañe y Alián Devetac, dos argentinos, quienes se roban las miradas, pues interpretan a Eusebio Borja y Francisco Solano, los sujetos que secuestraron el avión y pusieron en jaque al gobierno colombiano.
Una serie inspirada en el secuestro aéreo más largo de América Latina. 'Secuestro del vuelo 601' ya está disponible. pic.twitter.com/t2xqeKVA7j
— Netflix España (@NetflixES) April 10, 2024
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Eusebio Borja y Francisco Solano, los jugadores que se volvieron delincuentes
Antes de convertirse en delincuentes para el estado colombiano, Eusebio Borja y Francisco Solano habían dedicado la mayor parte de su vida al fútbol profesional. Ambos iniciaron sus carreras en equipos de su natal Paraguay, donde pasaron su niñez; pero no fue hasta 1969 que se conocieron en Ecuador, cuando fueron fichados por América de Ambato para hacer parte de su plantilla. Allí se hicieron grandes amigos, y aunque el deporte los iba a separar, jugando para otros clubes del país sudamericano, en 1972 el desempleo los iba a volver a unir.
Resulta que después de que sus equipos tuviesen malos resultados en la liga ecuatoriana, ambos fueron despedidos y ningún otro club los volvió a contratar. Para ellos, volver a Paraguay no era una opción, por lo que decidieron movilizarse hasta Pereira, donde existía una colonia de futbolistas paraguayos que buscaban ser parte del equipo de ciudad. Así las cosas, ambos llegaron con la idea de encontrar trabajo como jugadores en Colombia; pero con el tiempo y debido a la falta de oportunidades, decidieron tomar las drástica decisión de ganar dinero fácil, secuestrando un avión.
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El secuestro del vuelo 601
El rapto se dio entonces el 30 de mayo en los cielos colombianos. Los jugadores aprovecharon la escala en Pereira para subir a la aeronave y ya en el aire sacaron sus armas, amedrentaron a los pasajeros y entraron a la cabina del piloto. Se presentaron como miembros del ELN y obligaron que el rumbo del avión cambiara hacia Aruba.. La policía no tardó en conocer la situación, se contactaron con los secuestradores y después de saber que pedían 200 mil dólares y la liberación de sus "compañeros" que estaban presos, decidieron hacer caso omiso, no negociar y tratar de liberar a los rehenes por otros medios.
El secuestro duró 60 horas, siendo el más largo de la historia de América Latina, recorrió 24 mil kilómetros, hizo 12 aterrizajes y 12 despegues y finalmente, cinco días después terminó con la liberación de la tripulación a manos de los mismos captores. Francisco Solano López volvió a Paraguay, donde fue capturado y extraditado a Colombia, país en el que pagó 5 años de cárcel. Tras su liberación se fue a vivir a Argentina, donde murió. Por su parte, Eusebio Borja desapareció del faz de la tierra y 50 años después del secuestro, no se conoce cuál es su paradero o si sigue con vida.