La dura batalla de los dueños de Ancla y Viento para salvar su negocio de mariscos y pescados

La dura batalla de los dueños de Ancla y Viento para salvar su negocio de mariscos y pescados

Santiago Jaramillo y Juan Vélez llevan 4 años trabajando para sacar su empresa de la reorganización, ya tuvieron que cerrar su icónico local en Los Héroes

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marzo 22, 2024
La dura batalla de los dueños de Ancla y Viento para salvar su negocio de mariscos y pescados

La tradicional comercializadora de comida de mar, Ancla y Viento está en reorganización desde 2020. La histórica empresa fundada en 1996, es decir que tiene más de 25 años de historia en el mercado, entró formalmente a cuidados en la Supersociedades en el año 2020.

El origen

Santiago Jaramillo, un manizaleño que llegó a Bogotá en los 90, comenzó a trabajar en una empresa que exportaba electrodomésticos. Jaramillo en la misma aprendió a usar el contenedor donde guardaban los pescados importados; no obstante, el contenedor se utilizó más para enviar mercancía al exterior. A Santiago la experiencia le sirvió para aprender sobre refrigeración de alimentos. Jaramillo salió de la empresa e intentó probar suerte como independiente; sin embargo, su primer intento no dio fruto.    

En paralelo Juan Vélez, otro manizaleño que se mudó a Bogotá, intentó llevar a cabo una carrera en el sector financiero, aunque tenía un cargo fijo Vélez perdió su empleo. La quiebra de los 90 cerró la sociedad donde Vélez tenía su puesto. Por la crisis Vélez y Jaramillo decidieron formar una comercializadora de pescado. Cómo es lógico pensar la empresa era pequeña, la planta de personal era reducida.

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Con unos primeros intentos de salir adelante mediante ventas a mayoristas, plazas de mercado, depósitos y supermercados, la empresa Ancla y Viento decidió cambiar de método. Su nuevo enfoque era las ventas a hoteles, restaurantes y cafés. Los tres últimos le dieron un impulso al negocio; sin embargo, los nuevos pedidos venían con más requisitos.

La expansión que terminó enredando el negocio

Por las exigencias de los clientes Ancla y Viento apostó por los productores nacionales. Los dos manizaleños montaron una planta de acopio en Nariño donde compraban a los pescadores artesanales de Tumaco. Era un negocio redondo por una parte se tenía mercancía de buena calidad y fresca, de otra parte, se ponía fin a la importación de pescado. La planta de Tumaco no fue la única.

Después de la planta de Nariño, Ancla y Viento apostó por el cultivo de tilapia en el Huila. La tilapia no solo era para los clientes nacionales, aprovechando la venta de tilapia a los Estados Unidos, Ancla y Viento utilizó el contexto para llegar a los Estados Unidos. La planta del Huila le siguió otra planta de acopio en San Andrés. En San Andrés se adquirió un acuerdo con los pescadores de la zona para adquirir langosta fresca. La langosta del mar resultó una idea exitosa por lograr consolidar las ventas a los Estados Unidos y al Ecuador.

 

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Por más de veinte años la empresa Ancla y Viento creció de forma constante. Con las plantas del Huila, Nariño y San Andrés la comercializadora logró presencia en los 32 departamentos del país, y llevar su tilapia y langosta a los E.E.U.U. El crecimiento no se limitó a la pescadería, Ancla y Viento adquirió en el camino un amplio surtido de carne de res y de cerdo. El motivo de la amplia variedad de carnes consistió en la popularidad de la carne roja dentro del país, en promedio un colombiano consume 18 kilos de carne de res al año y 13 kilos de carne de cerdo al año.  

Con todo el crecimiento mencionado previamente la empresa logró ampliar el personal a 400 trabajadores, entre empleados directos e indirectos, no es su único logro la empresa se ubica junto con Van Camps e Isabel como uno de los competidores importantes dentro de la comercialización de pescado y marisco. 

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Reventaron los problemas

La empresa si bien ha crecido de forma más o menos regular, en el 2020 la Superintendencia de Sociedades llegó a un acuerdo para que la empresa pueda suscribir un acuerdo de reorganización. En otras palabras, Ancla y Viento debe solucionar sus problemas de deudas. En efecto, la Supersociedades solo admite que una empresa entre a reorganización si atraviesa por las siguientes circunstancias.

  1. Incumpla el pago por más de noventa (90) días de dos (2) o más obligaciones a favor de dos (2) o más acreedores, contraídas en desarrollo de su actividad, o tenga por lo menos dos (2) demandas de ejecución presentadas por dos (2) o más acreedores para el pago de obligaciones 
  2. El deudor estará en situación de incapacidad de pago inminente

Ancla y Viento registró pasivos en la Super por $88.139 millones, en otras palabras, las deudas de Ancla y Viento deben ser atendidas de lo contrario la empresa puede llegar a un punto donde los números rojos comprometan la existencia de la compañía.   

Los socios Santiago Jaramillo y Juan Vélez están aplicados en la tarea de salvar su firma; pero en este comienzo de año tomaron la decisión de cerrar su concurrido restaurante del mismo nombre, la sede en el Centro comercial Los Héroes en Bogotá, una medida que tomó a su clientela por sorpresa. 

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