Es común entonces que algunos acusados apelen a la lástima como parte de su estrategia legal para intentar mitigar su condena.
Por estos días volvimos a saber de 'el viejito'. Fue de mala manera porque, como lo vociferaron los medios nacionales, luego de nueve años del proceso judicial y en la última de las tantas audiencias ya desarrolladas, "un juez emitió el sentido del fallo condenatorio en contra del exalcalde de Bucaramanga, Rodolfo Hernández Suárez, por hechos de corrupción en el caso conocido como Vitalogic".
Presuntamente, mientras fungía como alcalde de Bucaramanga, y entre los meses de junio y julio del 2016, el mismo Hernández habría dado órdenes al exgerente de la Empresa de Aseo de Bucaramanga (EMAB), José Manuel Barrera Arias, para que se sucediera un contrato que le daría vía libre a una "unión temporal" de la empresa de aseo con Vitalogic: una compañía colombiana de la que ya se encuentra poca información, creada en el 2007 y con el objetivo de "aportar a la protección del medio ambiente".
Presuntamente, lo que se buscaba por aquellos días era que la "unión temporal" lograra un "moderno manejo de las basuras" en Bucaramanga. Un contrato por un valor cercano a los 100 millones de dólares y que le aseguraba a Vitalogic su participación en el sector público bumangués por 30 años.
El punto fue que durante la ya referida audiencia, cuando la Fiscalía y la Procuraduría como ente acusador le solicitaron al juez el fallo condenatorio contra el exalcalde, este rompió en llanto. Fue entonces cuando nos enteramos, de su misma boca y entre sollozos, que nunca habría esperado terminar su vida investigado por hechos que "nunca cometió" y que padecía un "cáncer terminal".
"Mi alma está limpia, mi corazón en paz... no estoy obligado a probar lo imposible, lo que nunca sucedió", aseguraba en la audiencia el exmandatario a pesar de presuntas pruebas contundentes del ente acusador y en las que se notaban aparentes reuniones de Hernández con el exgerente de EMAB, además de la indicación en forma de orden para la realización del ya discutido contrato.
El oportunista y manipulador Rodolfo Hernández
Resulta que la psicología forense y la criminología, para el caso en particular, podrían llegar a aportar información relevante sobre el comportamiento de algunos acusados en el sistema legal de cualquier país. Estudios en estas áreas han examinado las estrategias utilizadas por los mismos acusados para influir en los resultados judiciales, incluyendo el uso de la lástima como táctica de defensa y sobre el intento de mitigar su condena.
Una estrategia que pudiera llegar a incluir, además, argumentos sobre condiciones médicas o situaciones personales difíciles o enfermedades graves y entre otros. Sin embargo, destáquese, la efectividad y la prevalencia de esta estrategia pueden variar según el contexto cultural, legal y social, y dependerán en gran medida del contexto legal y de las pruebas presentadas ante el tribunal.
La situación es que aquellas personas que apelan a las emociones, como la compasión o la lástima, en un intento de influir en la decisión del tribunal podrían ser consideradas manipuladoras. Eso, según la psicología forense.
¿Todos los políticos en Colombia son oportunistas y manipuladores?
Sentenciar que todos los políticos en Colombia son oportunistas y manipuladores sería un razonamiento inductivo, y que ha partido del establecimiento de conexión entre las premisas del sujeto político y la idea de manipulación, mencionadas anteriormente.
Sin embargo, tal razonamiento inductivo, por su naturaleza misma, cae en la generalización excesiva. Y a pesar de que parece una conclusión lógica, más aún en el contexto colombiano, no necesariamente se debería aplicar a todos los políticos, ya que existen diferencias individuales en el comportamiento y la ética entre las personas que ocupan tales cargos.
