Casi nadie escapa a la admiración que generan los caballos. Los hay grandes pequeños, imponentes, briosos, tranquilos, de varios pelajes, que no colores, y han acompañado al hombre desde hace bastante tiempo.
Pero no siempre el caballo ha sido el compañero del ser humano para sus faenas o para lucirlo. El hombre prehistórico no lo veía como un animal para la monta, no señor, lo miraba y se relamía ya que para él era un almuerzo más que corría por las inmensas praderas que habitaba.
Y cosas de la evolución; por un «tris» no andamos hoy «chalaneando» en un perro. Aseguran algunos científicos que los caballos de hoy provienen de un animal con nombre impronunciable: el Hyracotheriu. Según ellos, tenía un tamaño que oscilaba entre los 20 y los 40 centímetros de altura, con cuatro dedos en las extremidades anteriores y tres en las posteriores terminando cada uno en una uña (no en un casco, como las especies actuales). A primera vista era similar a un «perro pequeño». Pero bueno, eso es otra historia.
Hoy lo que quiero contarles es que si usted un domingo se va al Parque del Peñón, la galería a cielo abierto de la capital del Valle, podrá descubrir la belleza de los caballos que pinta Zully Murillo. Ella es una comerciante y ama de casa que siempre había soñado con pintar, pero que las obligaciones del hogar le hicieron posponer su sueño durante varios años.
La pintora
Le pregunto por qué su decisión de pintar caballos si parecería que es un tema muy masculino.
—Porque es un animal muy noble —responde. Porque tiene mucha fuerza a tal punto que podría parecer indomable, sin embargo, acompaña mucho al hombre. Un caballo podría matarte de una patada, puede darte un mordisco, si no le simpatizas y romperte un brazo, pero miremos lo dócil que es, lo manejable, y además es hermoso.
—Si te interesas por el tema se puede descubrir que hay gran variedad de caballos; algunos que superan por mucho la altura de una persona normal y colores muy especiales y porte espectacular.
Desde niña Zully ha pintado y aunque nunca tuvo el apoyo familiar, no dejó de sentir gran atracción por el dibujo, la pintura, el arte en general. En su casa admiraban lo que hacía, lo bonito que pintaba pero le decían: «eso no da dinero. Cómo va a comer», en resumidas como que no parecía una buena decisión dedicarse al arte.
¿Ha hecho estudios sobre arte?
—Sí, he estudiado mucho. No formalmente. Soy autodidacta, pero he estudiado muchísimo. No defiendo el ser empírico pues es cierto que se nace con algún talento pero cuando se va a pintar uno se da cuenta que hace falta el estudio, la formación, el conocimiento.
¿Qué fue lo primero que pintó y que alguien le hizo algún comentario sobre su trabajo?
—Mis primeros dibujos fueron rostros. Desde muy niña pintaba caras y la gente se admiraba de que «esa niña pintara tan bonito».
¿Qué la motivó a decidirse por la pintura, y cuando?
—Primero, la tranquilidad que siento cuando pinto. Tampoco al hacerlo pienso en el dinero que pueda obtener por algún cuadro, o que si lo que hago vale. Yo pinto porque me gusta. Los sentimientos que me genera pintar son muy especiales.
—Llegar a la pintura no fue fácil. Primero tuve que trabajar para sostenerme y luego si he podido pintar sin tener que preocuparme por lo económico. Al comienzo, como era consciente de que no había asistido a ninguna academia, sabía que tenía la responsabilidad de estudiar muchísimo. Los sábados y domingos que no iba al almacén, pues soy comerciante, me dedicaba a pintar y fui acumulando obra. Llegó un momento en que me decidí a vender algunas para tener una entrada extra.
¿Pero la temática escogida ¿siempre han sido los caballos?
—No; yo diría que mi fuerte son los rostros. No hago retratos porque me siento muy subordinada y no me divierte. Para mí el arte debe ser también diversión.
—Los caballos aparecen en mi obra un día que vi a una artista canadiense que pinta caballos y me fascinó la manera en que los hacía. Me dije: voy a hacer un caballo a ver cómo me queda. Terminé de hacerlo y me pareció increíble y haciendo caballos me he sentido muy cómoda.
¿Y cree que esto de pintar es un pasatiempo solamente o es un proyecto de vida?
—Inicialmente fue un pasatiempo, pero en mi interior toda la vida soñaba con ser artista. Creo que en adelante me dedicaré a pintar, pues antes tenía que trabajar mucho para el sustento, ahora puedo disponer de más tiempo para dedicarme al arte. Además antes me decían: «se va a dedicar a la pintura: se va a morir de hambre», y claro, uno sabe que tiene talento pero a veces esas palabras crean frustración. Me busqué un trabajo alterno pero siempre pensando en que lo que obtuviera de él me permitiera dedicarme a lo que quería: ser artista. Hoy estoy dedicada al arte y creo que en adelante ese será mi camino.
¿Qué es para usted el arte en general y la pintura en particular?
—El arte para mí es un medio de expresión que está condicionado a ti mismo y no por los demás ya que puedes expresarte de la manera que tú quieras. Es el mejor medio para uno expresarse.
—La pintura es una rama de esa expresión y de pronto descubres que está condicionada por la idiosincrasia, la cultura, los patrones de belleza etc.
¿Qué piensa del predominio del comercio sobre la belleza en el arte?
—Predomina el comercio del arte. Por eso es difícil pintar algo que sea un gusto personal y que se pueda vender. Con esto de atender a lo comercial creo que contaminas la creatividad, tu expresión. Lo mejor sería hacer lo que uno quiera sin pensar en el comercio.
¿Y cómo se siente cuando le llaman artista?
—Que me falta mucho. Que es una palabra grande, que debe soportase con mucho conocimiento y sé que todavía me falta mucho.
¿Dónde le gustaría exhibir sus trabajos?
—Me gustaría hacerlo aquí en Cali, en las galerías de acá y claro también me gustaría salir fuera del país y hacer exposiciones. En Cali hay pocos espacios de exhibición, y si los hay, creo que debes tener dinero para poder pagar una exposición. Como sabemos los artistas casi siempre somos de pocos recursos.
¿Qué proyectos en pintura tiene a mediano plazo?
—Voy a hacer una serie en abstracto. Pero en esas manchar que voy a hacer se podrán percibir, guerras, batallas y caballos incluidos, porque para mí representan nuestras batallas, nuestras guerras.
¿Cómo se ha sentido en el Parque el Peñón, la sala de exposición a cielo abierto más bella de Colombia?
—Me he sentido muy bien entre los artistas que ya llevan tiempo acá. Me he sentido apoyada, y el público ha sido muy receptivo de mi trabajo.
¿Qué cambiaria a su vida en lo que tiene que ver con el arte si pudiera hacerlo?
—Siempre le apostaría al arte. Porque no había podido mostrar lo que hago ya que tuve una vida común, muy cotidiana, fui un ama de casa normal que tenía que trabajar para ayudar al sustento de la casa.
¿Un artista que admire?
—Un pintor, Jonan Burger, que pinta muertos pero al que hay que ponerle mucho cuidado a sus pinturas porque el ambiente que crea y los colores son muy vivos para esos muertos.
Una frase que sea aliciente para su cotidianidad.
— Siempre que tenga que cambiar de opinión lo haré, porque la opinión debe de estar dada por el conocimiento y la información.
¿Un artista que no le guste?
—No me gusta Botero. Veo tres obras de él y ya me puedo imaginar el resto. Todas las gordas de Botero tienen el mismo rostro.
¿Un artista colombiano que le guste?
—David Manzur. Coincidimos en los caballos pero me gusta lo que expresa y cómo lo expresa.
¿Un caballo histórico que le hubiese gustado pintar?
—El caballo de Napoleón Bonaparte. Según las pinturas que he visto era hermosísimo.
¿Qué quiere agregar a esta conversación?
—Creo que las artistas deberíamos ser más apoyadas por el gobierno, la sociedad y la familia, porque nos queda muy difícil, sobre todo a las amas de casa, ser artistas. Ser mujer no facilita ni es impedimento para ser artista, ya que es la obra la que debe defender a quien la realiza.