La idea de no romanizar el Día de la Mujer y, en cambio, considerarlo como un día de conmemoración en lugar de celebración, resuena con la filosofía de reconocer la lucha histórica y continua por la igualdad de género.
Al adoptar una perspectiva histórica , podemos reflexionar sobre cómo este día no debería ser solo una ocasión para felicitar a las mujeres, sino más bien un momento para reflexionar sobre las injusticias y desafíos que aún enfrentan las mujeres en todo el mundo.
Reconocer el Día de la Mujer de esta manera nos invita a cuestionar las estructuras de poder y los sistemas de opresión que perpetúan la desigualdad de género, y nos motiva a comprometernos con acciones concretas para promover la igualdad y la justicia.
En lugar de simplemente celebrar superficialmente, deberíamos aprovechar esta oportunidad para educarnos, amplificar las voces de las mujeres marginadas y trabajar juntos hacia un futuro más equitativo e inclusivo para todas las personas.
Este día conmemora la lucha de las mujeres por la igualdad de género, la justicia social y los derechos humanos. Uno de los hitos históricos más significativos que sustentan este día es la tragedia ocurrida en 1911 en la fábrica de Triangle Shirtwaist en Nueva York, donde murieron 146 trabajadoras, la mayoría de ellas mujeres inmigrantes, en un incendio debido a las pésimas condiciones laborales y a la falta de medidas de seguridad. Este trágico evento marcó un punto de inflexión en la historia del movimiento obrero y de los derechos de las mujeres, impulsando la lucha por mejores condiciones de trabajo y el reconocimiento de los derechos de las trabajadoras.
Al reflexionar sobre el Día de la Mujer en este contexto, nos damos cuenta de que no es simplemente se trata de una fecha para conmemorar, sino también para recordar y honrar el sacrificio y la valentía de aquellas que lucharon antes.Nos recuerda que la igualdad de género no es un logro definitivo, sino una lucha continua que requiere nuestro compromiso y acción constante. Es una oportunidad para renovar nuestro compromiso con la causa feminista y para inspirarnos en las historias de resistencia y solidaridad que han marcado la historia de las mujeres en todo el mundo.
Por lo tanto, el 8 de marzo no debería ser solo un día de celebración superficial, sino un momento para reflexionar sobre el progreso que se ha logrado y los desafíos que aún enfrenta la búsqueda de la igualdad de género. Nos invita a seguir trabajando juntos para construir un mundo más justo y equitativo, donde todas las personas, independientemente de su género, tengan la oportunidad de vivir una vida digna y plena.