A próposito de los discursos de Petro... hablemos sobre la "raza cósmica"

A próposito de los discursos de Petro... hablemos sobre la "raza cósmica"

El motor interno de la concepción de Vasconcelos fue el rechazo del eurocentrismo y del modelo burgués del hombre, y la idea de la sociedad armónica

Por: Dr. PhD Arturo Rodríguez Bobb
febrero 27, 2024
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A próposito de los discursos de Petro... hablemos sobre la
Fotografía: Canva

En este contexto, la búsqueda de nuevas bases ideológicas frente a la homogeneización racial de la clase social dominante latinoamericana y caribeña se presenta en un primer momento como la revaluación del sistema de valores del “blanco” burgués –el sistema de Próspero– pero sin salirse de sus límites. Tal es, por ejemplo, la concepción que José Vasconcelos fórmula en su libro La raza cósmica2 (1948).

De este modo, el motor interno de la concepción de Vasconcelos fue el rechazo del eurocentrismo y del modelo burgués del hombre, y la idea de la sociedad armónica que engendra América Latina y el Caribe, donde, por primera vez en la historia de la humanidad, tuvo lugar un proceso de hibridación tan rápido y a tal escala, que precisamente ello supone la misión utópica sin precedente del Caribe y de América Latina. En este sentido, Vasconcelos (1948) dice:

Aquí se prepara el plasma de la humanidad futura: la raza definitiva, la raza síntesis o raza integral, hecha con el genio y con la sangre de todos los pueblos y, por lo mismo, más capaz de verdadera fraternidad y de visión realmente universal (...). Esta quinta raza va a vivir en un tercer período pleno de humanismo, en la era de la universalidad y el sentimiento cósmico.

Sobre esta base y aunque en esta humanidad predominará el principio blanco, el principal vital y espiritual será, en mucho, un aporte de los negros y de los indios –aquí también es evidente la influencia de las ideas, atinente a las ventajas de la raza blanca. En consecuencia, Hernández Campos (1996, p. 18) señala que:

En palabras de Blanco, para Vasconcelos (...) América no era la periferia, sino el centro; no la prehistoria, sino el porvenir; no el desecho, sino el paradigma humanista del mundo. En América se habrían de dirimir las divisiones humanas en un monismo cósmico. Señalemos de paso que no es difícil advertir hoy la palpitación de este pensamiento, para no ir más lejos, en la obra del filósofo Leopoldo Zea (formado en el seminario de historia de las ideas de José Gaos) o en el universo febril de Gabriel García Márquez y, en general, de la novela del boom) (...). El fruto de todo sería, como decíamos, La raza cósmica, donde Vasconcelos toma la veta de la mestizofilia tal como la encuentra en Molina Enríquez y la saca a luz como proclama de la desaparición y abolición de las razas por medio de un mestizaje universal que conducirá a la Unidad Humana étnica y universal (...) expresado en una cultura iberoamericana, que sería la Energía Total (...).

Tanto fuego, tanto empeño por reclamar para nuestro continente la generación de un «hombre total», no impidió que el pensamiento vasconceliano sucumbiera ante los peores pecados del siglo. Puede haber sido por efecto del desencanto provocado por el fracaso político, pero es más probable que fuera consecuencia de los irracionalismos que, por partida doble, le llegaron por el lado del pensamiento positivista tanto como del idealismo decadentista que era el suyo. El José Vasconcelos posterior a 1929 dio en un aristocratismo cultural adverso a las masas y a la cultura popular, y campeón de un hispanismo para el cual la redención estaba en la Nueva España, convertida en patria ideal, y en España misma: una España hiper, agigantada, que sorprendería a muchos españoles actuales. En su último período, fue partidario de Hitler, de Mussolini, de Batista y, por supuesto, con ardor, de Francisco Franco. Convenía que una «mano fuerte» defendiera la raza, las costumbres, la personalidad y la soberanía, así como el hispanismo y la religión católica.

Dicho brevemente y en correlación con lo expuesto antes, la propia estructura racial y étnica de la sociedad colombiana –que se caracteriza por su multiplicidad– es concebida por Ramón de Zubiría, Ricardo Vélez Pareja y Rosa Díaz de Paniagua (intelectuales del Caribe colombiano) como un medio para superar la homogeneización racial, es decir, para llegar a una solución humanista de los problemas de una sociedad dividida y hostil, una solución que por su amplitud correspondiera al conjunto del mundo caribe-latinoamericano.

Empero, en virtud de un enfoque racial y étnico de Zubiría y Vélez Pareja, sin tener tal vez conciencia de ello, sustituían la hegemonía (la homogeneización del “blanco”) por otra dominante: el centrismo caribeño, apenas recubierto por la metáfora de Vasconcelos, pues su futura humanidad era, en esencia, una proyección de América Latina y el Caribe hacia el mundo.

Tal era el mecanismo encubierto de todas las concepciones análogas que vieron la luz por aquellos años (1950-1957) en Colombia, que no eran más que nuevos intentos del mestizo Calibán de demostrar, permaneciendo en el marco del pensamiento del blanco de Próspero, su total humanidad e incluso su supremacía natural. Sin embargo, ninguna de estas variantes garantizaba la reafirmación de la igualdad entre el blanco, el negro, el mulato, el indio y el mestizo, la sociedad armónica o el hombre integral.

Precisamente, en esta línea varios investigadores hicieron hincapié en la unicidad de la región y de sus sociedades como reacción a las ciencias sociales centristas (del interior de Colombia) en boga, pero sobre todo como rechazo de sus teorías y modelos vigentes para la explicación de las realidades caribeñas.

Escudriñaron la historia para identificar los distintos elementos idiosincráticos en la formación de las sociedades de la región (de Barranquilla, Santa Marta, Montería, Riohacha, Sincelejo y de la misma Cartagena) en un empeño de justificar la necesidad de un enfoque y de una teoría estrictamente caribeños de las ciencias sociales.

Con frecuencia, la unicidad pareció asumir el carácter de una categoría, calificación teórica o argumento de las ciencias sociales. Son realmente pocos los científicos sociales que se ocuparon de la región que no esgrimieron por lo menos una variante débil de lo que Ramón de Zubiría y Ricardo Vélez Pareja, califican como un consenso general de que el Caribe colombiano constituye una civilización sui generis que sólo puede ser entendida en términos caribeños.

Por consiguiente, reconocer que existen dos lógicas de la homogeneización racial significa admitir la existencia de dos lógicas de la acción: una determinada sobre todo por el trabajo de una sociedad sobre sí misma, sus conflictos sociales, sus fenómenos de estratificación, de movilidad ascendente y descendente; y la otra, más cercana a los movimientos comunitarios, a las apelaciones a lo homogéneo, a la pureza, a la expulsión de lo heterogéneo y lo diferente.

Recurriendo al vocabulario de la sociología de la acción tal como la desarrolla Alain Touraine en Crítica de la Modernidad (1993), de lo que se trata es de establecer vínculos teóricos –que, no obstante, no se deberían simplificar excesivamente– entre homogeneización racial expulsiva y acción social, por una parte, y homogeneización racial diferencialista y acción histórica, por la otra.

Esto nos sugiere una última serie de observaciones. Si en la mayoría de los casos la homogeneización racial combina inferiorización y diferenciación, ello es debido a que los mecanismos de su funcionamiento conllevan, de forma más o menos necesaria, una y otra.

Una lógica de inferiorización, llevada hasta el extremo, implica también procesos de rechazo y de segregación; y, simétricamente, una lógica de diferenciación sólo toma un giro exclusivista si su objetivo no es completamente exterior a la cultura o la comunidad en cuestión, sino que puede verse implicado en relaciones sociales, por míticas que éstas sean.

Digámoslo de otro modo: para ser eficaz, una lógica de inferiorización pura necesita apoyarse en una lógica de diferenciación; y una lógica de diferenciación pura, si no se salda con una cierta inferiorización de su víctima (las y los afrodescendientes, las y los indígenas) desemboca o bien en algo distinto de la homogeneización racial –en la limpieza étnica, por ejemplo– o bien en la destrucción física del grupo racializado –cosa bien excepcional entre otras de la historia del Pacífico y Caribe colombianos.

Cuando la homogeneización racial es débil, fragmentada, las dos lógicas fundamentales aparecen a menudo disociadas entre sí y no es raro que sólo esté verdaderamente presente una de ellas; por el contrario, cuando la homogeneización racial alcanza el nivel político tiende a la fusión, lo que significa también la presencia conjunta de ambas lógicas, por contradictorias que puedan parecer, como es el caso para toda Colombia.

Bibliografía

Díaz de Paniagua, R. A. (y otros), (1994). Cartagena Popular. Aproximación al análisis socio-cultural. Cartagena: Centro de Cultura Afrocaribe-Coreducar (Colección Barrio-Ciudad 3).

Hernández Campos, J. (1996). México 1995: la cultura en crisis, Cuadernos Hispano-americanos (Madrid), 549/550, 7-31.

Hernández de Alba, G. (1989). Los Árboles de la Libertad. Bogotá: Planeta.

Rodríguez Bobb, A. (2023): Racismo estructural y sistémico en Cartagena de Indias. Debate en la relación: exclusión e inclusión racial. Berlin: Wissenschaftlicher Verlag Berlin.

Tatis Guerra, G. (1995). Ramón de Zubiría, fulgor del humanista. El Universal (Cartagena), 2 C.

Touraine, A. (1988). Modernidad y especificidades culturales. En: RICS (Buenos Aires), 118: 469-483.

Vasconcelos, J. (1948). La raza cósmica. Buenos Aires: Espasa-Calpe.

Vélez Pareja, R. (1995). Sueños del Caribe. Dominical (El Universal, Cartagena de Indias): 5.

Zea, L. (1969). La filosofía americana sin más. México: FCE.

1El contenido de éste ensayo corresponde al subtítulo del libro de Arturo RODRIGUEZ BOBB: Racismo estructural y sistémico: Predominio de la homogeneización racial en los Humanistas del Caribe colombiano.

2El presidente Gustavo Petro vuelve a ser centro … por las frases que cita durante sus discursos públicos. Esta vez, el jefe de Estado utilizó el término “etnia cósmica” durante la entrega de la Cruz de Boyacá al Liceo Francés, … ( en el COLOMBIANO, viernes 23 de Febrero de 2024).

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