En 2013, Sbarro, la pizzería nacida en Brooklyn en 1956 como una invención de inmigrantes italianos, Carmela y Genaro Sbarro, hizo su entrada triunfal en Colombia en medio de un plan de expansión que incluía presencia en hasta 28 países alrededor del mundo. Llegaron como una apuesta que combinaba la tradición italiana, país de dónde proviene el alimento, con el estilo neoyorquino, pero al parecer no tuvo suficiente acogida porque rápidamente hicieron maletas y decidieron buscar nuevos horizontes.
Sin embargo, Terpel, la distribuidora de productos derivados del petróleo y gas que le pertenece a su homóloga chilena Copec de la familia Angelini, se metió entre ceja y ceja que se la iba a traer de vuelta y lo logró. En medio de su plan de mejorar sus tiendas de conveniencia y de aliarse con empresas extranjeras, lo que les permitió traerse también a la taiwanesa Gogoro que vende motos eléctricas, decidieron que estas pizzas iban a ser vendidas en sus puntos de Altoque.
Su primer año en el país esperaban cerrarlo con apenas cinco puntos teniendo en cuenta le experiencia anterior, pero para sorpresa tanto de ellos como de Terpel, lograron abrir 15 y no solo en Bogotá, sino también en Cartagena y Barranquilla. Además, lograron vender más de 100 mil porciones de pizza y casi medio millón de strombolis, una especie de empanada hecha con masa de pizza.
Ahora, la intención de ambas partes es seguir creciendo para el 2024 con hasta 35 puntos de venta nuevos, lo que les permitiría llegar a los 50, con lo que se convertirían en un competidor de peso para gigantes del mercado, también estadounidenses, como Domino’s y Papa John’s.
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