Ha sido el Gobierno Petro el mayor recaudador de impuestos de las últimas décadas. No se imaginaron sus votantes que, luego de feroces disputas por un alza de $200 en la gasolina durante la administración anterior, de locales destruidos y estaciones de buses incendiadas, terminarían justificando aumentos de $6.000.
Tampoco imaginaron que un gobierno autodenominado popular castigaría a las clases sociales más bajas con impuestos a tiquetes aéreos (porque solamente viajan los 4.000 más ricos del país), al tradicional Chocorramo (consumido por blanquitos ricos), a la ropa importada (porque solamente el líder puede usar Ferragamo), al consumo en restaurantes (también en la cena se recuerda a la señora madre del presidente). Hoy cabe preguntarse dónde terminaron los recursos, si valió la pena el cambio, quiénes están viviendo sabroso.
Fue Francia Márquez la primera en abandonar cualquier pretensión de austeridad. A su mansión en Dapa sube en helicóptero, y baja en helicóptero, y las veces que vaya, va a ir en helicóptero, le guste o no a los contribuyentes… un caprichito que, por 128 horas de vuelo, costó $2.869 millones.
Se montó en el avión del despilfarro la primera dama, con gastos de viaje por $112 millones en solo año y medio, cifra muy superior a sus antecesoras (María Juliana Ruíz, esposa de Iván Duque, con $52 millones en cuatro años, y María Clemencia Rodríguez, esposa de Juan Manuel Santos, con $34 millones en ocho años).
A esto se suman los sueldos de su maquillador (Fady Flórez), fotógrafo (Mauricio Vélez), mejor amiga (Carolina Plata, digna representante de su apellido) y asesora (María Antonia Pardo), por aproximadamente $20 y $30 millones mensuales cada uno, además de gastos en los innumerables viajes (por citar un ejemplo, Plata cobró en viáticos $24.4 millones entre 2022 y 2023).
El mismo Gustavo Petro gastó $3.413 millones en 24 viajes internacionales en 2023, siendo el presidente que más ha viajado en su primer año. Como diría Francia Márquez antes de ser vicepresidente: “Mientras nuestros niños y niñas se mueren de hambre, esta gente se gasta en viajes el dinero que sale de nuestro bolsillo”.
Pero el despilfarro no se limita a vanidades personales sino que adquiere carácter institucional. El llamado Ministerio de la Igualdad, con una nómina de 774 personas, tiene un costo de $3.519 millones mensuales, además del alquiler de oficinas por $2.772 millones anuales. ¡A nadie se le ocurrió darle una perspectiva de equidad a los Ministerios ya establecidos!
Como otro exabrupto resalta la apertura de nueve embajadas y 125 cargos (incluyendo el de Armando Benedetti y sus 15 mil millones de razones para ocuparlo), lo que requiere un gasto anual de $55 mil millones. También se le ocurrió al Gobierno alquilar una casa en Suiza dos días por $4.580 millones (mediante contrato de confidencialidad, vaya uno a saber), con el argumento de atraer turismo. Podrían haber reparado o construido puertos marítimos de Buenaventura, Santa Marta, Cartagena, La Guajira o San Andrés. ¡Qué vergüenza con los señores gringos y europeos cuando llegan a este platanal! En la larga lista de abusos, no puede omitirse la impresión de un periódico oficial por $600 millones mensuales que, como en una novela de Orwell, será dirigido por el Ministerio de la Verdad y reescribirá los hechos para que se ajusten a los datos.
Recaudo ha habido, como nunca antes, pero también despilfarro, nepotismo y promesas incumplidas. ¿Dónde quedaron los $500 mil pesos mensuales para tres millones de adultos mayores?, ¿hasta cuándo se excusarán en la ausencia de un decreto para intervenir en La Guajira? (no necesitaron decreto para todo lo anterior), ¿continuarán asfixiando la economía, la misma que tuvo un crecimiento de solamente 0.6% en 2023? Del tren elevado mejor ni hablar para contener la risa y el llanto, a los deudores del Icetex todavía los andan buscando.
Ante tanta desfachatez, resultan incoherentes las afirmaciones de cambio, los discursos de igualdad social, la lucha de clases. Colombia requiere un gobierno austero, eficiente, y el petrismo no representa esos ideales.
