Después de acompañar al presidente Gustavo Petro a su viaje a Alemania, país al que fue invitado para participar de la Conferencia de Seguridad de Munich y de ser la única funcionaria, además del canciller (e) Luis Gilberto Murillo, en ser incluida en la comitiva, la politóloga Laura Sarabia recibió el mayor reconocimiento de su corta carrera política. Ser la directora del Departamento Administrativo de la Presidencia (Dapre).
Este nombramiento se decidió mientras la bogotana aún se encontraba en Europa con el Presidente, puesto que la hoja de vida que está publicada en Presidencia tiene firma del 16 de febrero. De esta manera, se daría la salida del excompañero de Petro en el M-19 y fundador del Partido Verde, Carlos Ramón González, quien era una constante en las comitivas de Petro durante sus viajes y quien sorprendió al no haber sido incluido en la de Alemania.
Hace siete años, Sarabia apenas estaba comenzando su trayectoria laboral. En ese entonces comenzó a desempeñarse como asesora del Partido la U, experiencia que le sirvió para conocer a su primer padrino político, el barranquillero Armando Benedetti, quien la fichó para formar parte de su Unidad de Trabajo Legislativo (UTL) en 2021.
Un año más tarde, el acercamiento de Benedetti con Petro le permitió a Sarabia ingresar a la campaña presidencial que terminaría llevando al fundador de la Colombia Humana y del Pacto Histórico a la Casa de Nariño, lo que a la larga llevaría a la bogotana a dar el salto definitivo.
Desde que asumió como presidente, Petro se encargó de abrirle puertas a la juventud dentro de su Gobierno, especialmente a aquella que lo acompañó durante su campaña y tal fue la importancia de Laura Sarabia en la misma que terminó nombrándola como su jefa de despacho, cargo que durante la administración de Iván Duque fue ocupado por María Paula Correa.
Meses después, la politóloga viviría un revés a causa del escándalo por el polígrafo realizado a la exniñera de su hijo, Marelbys Meza, en la Casa de Nariño. Este la terminaría sacando temporalmente del circulo cercano del Presidente. Pero, antes que acabar con su carrera política, terminó impulsándola, ya que no tardó mucho en ser nombrada directora del Departamento de Prosperidad Social (DPS).
Desde el DPS, la voz de Sarabia seguía pesando en el Presidente, quien la seguía invitando a todos los espacios posibles, con lo cual alimentaba el pensar colectivo de que solo había dos funcionarios que le hablaban realmente al oído. Ella y Carlos Ramón González.
Ahora falta ver cuál será el destino del dueño del Partido Verde, pero lo cierto es que uno de los cargos más importantes y codiciados del Gobierno será ocupado por una mujer que, si bien es joven (en un mes cumple 30 años), ha demostrado ser, además de eficiente, de confianza total y absoluta de Gustavo Petro.
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