No paran los escándalos en la UNGRD. Son escándalos por negligencia, caos administrativo, derrumbe institucional, clientelismo y corrupción donde aparecen señalados altos directivos de esta entidad clave en la atención de diversos problemas sociales ocasionados por los fenómenos naturales que golpean nuestra compleja geografía de ríos, lluvias, sismos, remociones en masa y otros.
Un día es Mocoa, otro Piojó, después Quetame, la Mojana y una larga lista de poblaciones y localidades atrapadas por la arremetida de la borrasca y la creciente de los ríos.
Aunque lo peor es la mano sucia de la burocracia.
La Contraloría debió suspender por un mes el actual director Olmedo López, debido a las omisiones y descuidos con la atención de los problemas de los municipios de Piojó y Mocoa. Lo de Piojo es un insulto a la moral pública por los oscuros manejos de Olmedo López, e igual lo de Mocoa. López es una descarada ficha del clientelismo y la corrupción, vinculado con el senador conservador Trujillo de Itagüí, aunque él dice ser amigo de la taimada, clasista y esclavista legisladora Clara López -favorecida con una amplia cuota burocrática y contractual-, y representar el Polo Democrático.
Recientemente estalló un escándalo de proporciones descomunales. Se trata de la contratación de docenas de carrotanques para distribuir agua en La Guajira y en Montería. El contrato firmado está plagado de irregularidades como lo ha denunciado la Fiduprevisora, entidad encargada de administrar los fondos de la Unidad para la gestión del Riesgo.
Terrible todo esto. A qué horas esta Unidad para la Gestión del Riesgo cayó en manos de un politiquero de Medellín y Montería (Ciénaga de oro). López acumula cualquier cantidad de historia con proyectos de vivienda popular en Montería donde se desaparecieron cientos de millones de pesos.
En su calidad de director de la UNGRD ha convertido esa entidad en una verdadera alcantarilla de negociados con los proyectos que presentan los alcaldes y con las cuentas por pagar.
Son pocas las veces que acude a su oficina porque el lugar de su despacho es un conocido hotel de 20 estrellas en la Avenida el Dorado de Bogotá. Ese es el sitio escogido para cuadrar sus negocios y sus con la contratación multimillonaria de este ente gubernamental con un papel estratégico para los problemas de millones de colombianos afectados por la desgracia y la imprevisión.
López debería renunciar o ser destituido. Es lo que procede con este funcionarios acostumbrados a moverse en los terrenos pantanosos.