Las comunidades indígenas, con su vasto conocimiento ancestral en cuanto a la sostenibilidad, la medicina alternativa, entre otras formas de sabiduría indígena, pueden generar nuevas perspectivas y enfoques en el ámbito científico.
Es tiempo de descolonizar nuestras perspectivas y reconocer la ciencia indígena como una contribución legítima y necesaria, siendo un complemento para la medicina occidental. Se han logrado algunos esfuerzos como el de la Cumbre Mundial sobre Medicina Tradicional por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cuál destaca evidencias científicas y busca integrarlo en los sistemas de salud. Sin embargo, no ha sido suficiente para acabar con los prejuicios y la desestimación de sus conocimientos en las narrativas globales.
Según la página oficial de la Organización Panamericana de la Salud, “La OMS, estima que el 88% de todos los países hacen uso terapéutico de prácticas como la medicina indígena, la fitoterapia, la acupuntura y otras. En las Américas, 17 naciones y territorios tienen sus propias leyes, políticas y programas para reconocer, proteger e incluir los conocimientos basados en la tradición y los ancestros en sus sistemas de salud”.
Se evidencian fuentes suficientes para entender que el rechazo tiene un contexto histórico amplio, que se remonta a la época de la conquista y colonización de América, donde los europeos impusieron una mirada sobre las prácticas de la medicina tradicional de las culturas indígenas como primitiva, supersticiosa y que iba en contra de las creencias de la época.
Pese a que la medicina tradicional es un aporte valioso, este conocimiento ha sido marginado y subvalorado. No tenemos un ejemplo tan lejano, basta con observar la reacción de los mismos colombianos ante la posible implementación de las prácticas de medicina ancestral contempladas en la reforma a la salud del actual gobierno del presidente Gustavo Petro. La medida resultó siendo un escándalo en el país, donde se demostró la posición natural de inferioridad que domina a América Latina.
Según la revista Colombia Check en su columna “Medicina ancestral y su posible vinculación en la reforma de Petro” La senadora del Centro Democrático, María Fernanda Cabal, demostró su rechazo por medio de la plataforma X, “No puede ser, Un sobandero en vez de un ortopedista para atender una fractura; o un veterinario para una cirugía de corazón abierto. El manicomio”.
A partir de lo anterior, podemos observar el sesgo despectivo de actores políticos y ciudadanos que desconocen siglos de observación y experimentación en torno a la medicina indígena. Asimismo, su capacidad para integrar prácticas tradicionales con la ciencia moderna que integren diversos saberes.
Descolonizar las perspectivas científicas implica abrir espacios de diálogo, colaboración entre científicos y comunidades indígenas para fomentar el intercambio de conocimientos y construir nuevas perspectivas. Por otro lado, las comunidades indígenas pueden obtener un reconocimiento y respeto por su conocimiento ancestral, promoviendo una ciencia más contextualizada, sensible culturalmente y ética. Al trabajar en conjunto, se permitirá derrotar las barreras del colonialismo y desarrollar soluciones más integrales y sostenibles que cooperen con los desafíos actuales que enfrenta la humanidad.
