En 2014, Diego Maradona afirmó en una entrevista radial haber visitado a Escobar en La Catedral. Eso sí, el ídolo dejó en claro que él no tenía ni idea de quien era ese señor que estaba encerrado en una cárcel “con las comodidades que sólo tienen los jeques en Dubai”. Guillermo Coppola, su representante de esa época, le había dicho que iban a jugar un partido privado cerca a Medellín en donde estaría junto a Higuita y otras estrellas de la Selección Colombia. Era diciembre de 1991 y Maradona estaba pagando la dura suspensión que le había impuesto la liga italiana por haber dado positivo en un control antidoping.
Diego era una figura demasiado exótica como para que no despertara admiración entre los grandes capos de la droga. Años antes, cuando era un niño que empezaba a mostrarse en Argentinos Juniors, fue invitado por Miguel Rodríguez Orejuela a Cali donde almorzó con el capo y hasta recibió una oferta jugosísima, que solo pudo superar el Barcelona de España, para que vistiera la camiseta del América.
Su extracción humilde, la polémica que siempre lo acompañaba y que lo mostraba como un mártir del sistema, y su adicción al placer, le despertó la curiosidad a Pablo Escopar por conocerlo.
Una vez finalizó el picado, en donde el capo ofició como siempre de delantero y a pesar de su gordura hizo varios goles, empezó una tremenda fiesta amenizada, como era habitual, por reconocidos músicos nacionales y a la cual asistieron reinas y presentadoras de televisión, “en esa cárcel extravagante estuve rodeado de las minas más lindas que vi en mi vida”. La droga y el trago abundaban en el penal. Al otro día muy temprano Diego se despide de este hombre “frío y amable” que le esbozó una sonrisa y le dio un fajo de billetes.
Maradona afirma haberse sentido sorprendido al ver en televisión, tres años después, al mismo millonario excéntrico que le sirvió de anfitrión en una cárcel, siendo bajado del techo de una casa en Medellín con la palidez propia de los muertos.
Está de más decir que el Diez sabía quién era ese hombre que vivía como un emperador. Lo que sorprende son sus recientes declaraciones. Diego, con su característico desparpajo que le ha causado más de un contratiempo, dijo acerca de Escobar que “el Chavón pagaba a los campesinos para que le dieran la pasta de coca, pagaba a otros campesinos para que en sus laboratorios hicieran cocaína, y pagaba a los pilotos para que la llevaran a Estados Unidos. En fin, el tipo fabricaba un producto clandestinamente y lo vendía a gente que lo quería, él no los obligaba a nada, además que no le robaba a nadie, en cambio los políticos son elegidos y roban la plata del pueblo, que viene hasta de los impuestos que se le cobra a una mamá cuando compra leche para sus hijos. Entonces, ¿cual está éticamente peor?”. Entusiasmado, el argentino siguió hablando de Escobar y hasta intentó justificar su cruzada sangrienta “él estaba en guerra contra el estado por un motivo nacionalista, que no se extraditaran ciudadanos colombianos a EE. U., o sea que el país no se bajara los pantalones, y en una guerra muere gente. Entonces que queda para Bush que por petróleo mató cientos de miles de personas, ¿él no es malo no?”.
Según cuentan testigos, Pablo Escobar alcanzó a hacerle una oferta a Maradona para que jugara con el Deportivo Independiente Medellín. El tema no se volvió a mencionar, Diego, imposibilitado para seguir jugando en el fútbol italiano, reapareció en el Sevilla. Escobar escaparía de su lujoso encierro un año después y acorralado por sus enemigos caería en diciembre de 1993.