El 9 de agosto de 1985 quedará enmarcado en la historia de Colombia, no solo como el día en que aquel escuálido boxeador que creció a orillas del río Sinu, Miguel “Happy” Lora logrará hacerse con el título mundial en el Tamiami Fairgrounds Auditorium de Miami, ese día ante la mirada del mundo Lora puso sobre su humanidad el símbolo de su terruño, el sombrero vueltiao.
Desde ese entonces, el sombrero vueltiao se ha convertido en un elemento cultural que genera identidad entre las gentes de un país tan diverso y una muestra significativa a nivel internacional de la riqueza cultural que posee la nación.
Hoy esa identidad nacional y en especial la riqueza cultural del pueblo zenu se ven amenazadas de gravedad por la idea de negocios que tuvieron algunos turistas provenientes de China luego de haber visitado hace algunos años el municipio de Tuchín, cuna del sombrero vueltiao.
Al principio estos sombreros (imitaciones) eran fabricados en el país asiático y luego llegaban en grandes cargamentos a ciudades como Cartagena, donde eran comercializados por precios muy por debajo del que se comercializa el auténtico sombrero vueltiao, pero ahora la problemática se agravó, ya los están elaborando en ciudades como Sincelejo, Armenia y Medellín, generando un impacto negativo aún mayor.
En el 2013 la Superintendencia de Industria y Comercio trata de salvaguardar y preservar el auténtico sombrero vueltiao a través de la Resolución 439, en la cual se dictan medidas para la suspensión inmediata de la producción, comercialización y venta de este producto que hiere de gravedad la economía de comunidades indígenas, cuyo único sustento depende de la elaboración del símbolo cultural.
“El sombrero chino le quita el pan de la boca a los artesanos, ya que nuestro sombrero vueltiao es el diario vivir de la población indígena”. Expresó el maestro artesano Marcial Montalvo, uno de los referentes culturales más representativos que tiene el pueblo Zenú.
La originalidad y grandeza de nuestra nación no puede ser representada por una imitación.
