El cuento que se comieron los medios con la ilustradora que mintió sobre su trabajo revela más cosas

El cuento que se comieron los medios con la ilustradora que mintió sobre su trabajo revela más cosas

Entonces la noticia es que una mujer mintió sobre un trabajo y no el serio problema de cómo los medios sacan noticias sin verificación alguna...

Por: Laura Victoria Lesmes Velasco
enero 18, 2024
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El cuento que se comieron los medios con la ilustradora que mintió sobre su trabajo revela más cosas

Sí, definitivamente el territorio denominado Colombia, es el país del sagrado corazón. Y no me refiero al hecho de que una persona tenga toda la osadía de mentir sobre su participación como ilustradora en la película El Chico y la garza de Hayao Miyazaki, de los estudios Ghibli, sino del cómo los reconocidos medios de comunicación desinforman, y lo que me parece peor, las formas cómo y los lugares desde dónde deciden abordar la noticia. 

He leído titular tras titular, Ella es la colombiana que afirmó trabajar en película ganadora de los Globos de Oro, ¿La gran estafa? Polémica con ilustradora colombiana que dijo que participó en película El Niño y la Garza, Hasta con certificados falsos en japonés: la colombiana que dijo trabajaba

Es entonces la noticia aquí, la de una mujer que mintió sobre un trabajo que nunca hizo, y no el serio problema del cómo los medios de comunicación sacan noticias sin verificación alguna. Por su puesto, así cómo los medios centran el foco de atención en esta persona, así la sociedad dispone toda la energía crítica y reflexiva de un asunto, así dirige todas las preguntas, a la recriminación a una persona que mintió de una manera exponencial, y no a los medios de comunicación que sacan a la luz la noticia. 

Nadie le pide una explicación a El Tiempo, pero sí muchas personas y medios de comunicación le piden a esta mujer rendir cuentas; así lo hizo Blu Radio en una entrevista con esta mujer, en dónde la misma no parecía para nada un ejercicio periodístico de aclaración de hechos, sino un regaño, una reprenda tajante y categórica contra su entrevistada.  

“Y entonces la mentirita, una bolita de nieve se convirtió en una bola gigante de nieve, ¿cierto?”

Me parecen profundamente crueles y cero profesionales las palabras con las que Néstor Morales se dirige a ella: “¿sabe qué fue lo que pasó con esto?, que una mentirita derivó en una mentirota” usando un tono tan parecido al que usa un padre con su hija de 4 años quién le ha dicho una mentira. “Y entonces la mentirita, una bolita de nieve, se convirtió en una bola gigante de nieve, ¿cierto?”, vuelve a decirle cada vez agudizando más su tono de voz que inmediatamente minimiza más a la entrevistada.

Estos periodistas pasaron ahora a ser la policía de la moral y el escarmiento público para su entrevistada. 

Luego, a esta dinámica se le suma el periodista Ricardo, cuando no le pregunta si no le dice de manera soez “osea con dos dibujos, Geraldine, usted ni baja 15 kilos de peso, ni trabaja toda la noche, ni se le tuerce la mano, usted inventó lo que dijo”, ella queda en silencio unos segundos y retoma su palabra como si estuviera ahogando un llanto. Estos periodistas pasaron ahora a ser la policía de la moral y el escarmiento público para su entrevistada. 

Las únicas preguntas que se hicieron con un ánimo de esclarecimiento de la noticia, desde un lugar profesional, fueron dos, la del periodista desde Madrid que le pregunta “usted ha señalado que había cursado estudios, algún tipo de estudios en una universidad en Tokio, pero también a través de redes sociales y diversos medios de comunicación ha apuntado a que esos estudios que usted dice haber realizado no existen como tal, ni siquiera existe el centro educativo que usted dice o dónde usted dice haber estudiado, ¿puede usted aclarar esa circunstancia?”

Y la de la periodista Vanessa que le pregunta “Geraldine, también hay otros cuestionamientos frente a las ilustraciones que usted tiene en su portafolio, señalan en redes sociales que alguna de estas son plagio, incluso han señalado quienes son los verdaderos autores, ¿qué responde a esto?” 

La cereza del pastel existe, bueno son 2 cerezas. Nestor le dice “Geraldine, le hago una pregunta, no sé si me la quiera contestar, ¿usted cuántos años tiene?” Esta es la única pregunta en la que Nestor pone abiertamente su duda de si ella desea revelar información y se trata de su edad, o bien aquí aplica la presunción machista de que a una mujer no le gusta revelar su edad, o en su papel de papá regañón, quiere que quede claro que ya está muy grandecita para decir estas mentiras, y creo que va más por este lado porque acto seguido le dice “treinta años ¿De qué se arrepiente usted en este momento?”, él decide no preguntar algo cómo ¿se arrepiente usted de algo conforme a esto?, no, Nestor en su superioridad la condena a arrepentirse y a que explique públicamente su arrepentimiento.

“yo me puedo llegar a suicidar” y Néstor le dice “pero tampoco hay que exagerar, Geraldine…”

La segunda cereza surge cuando la entrevistada mantiene una postura dónde no se arrepiente de mentir y él, nuevamente en su papel de autoridad moral le dice “pero Geraldine, no se equivoque, esto no es por el maldito odio, esto es porque usted se dedicó a echar cuentos sobre su vida profesional, sobre la participación suya en la película, el error, se lo digo respetuosamente, es suyo”, luego de esto la entrevistada quiere dar claridad en que aparte de arrepentirse de mentir se arrepiente de haberse cruzado en la vida con las personas que expusieron su mentira a los medios de comunicación y ella menciona “yo me puedo llegar a suicidar” y Nestor le dice “pero tampoco hay que exagerar, Geraldine…” “...a mí lo que me parece importante es aprender unas lecciones, que ojalá usted aprenda”

Así termina una entrevista en uno de los medios de comunicación más esuchados en Colombia, con una minimización a un tema de tanta magnitud cómo lo es el suicidio y con una condición clara para la absolución del pecado de la entrevistada, porque en lugar de periodistas, tenemos son sacerdotes y papás enojados. 

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