Nuevamente la tragedia acecha a los colombianos, esta vez en la vía que de Chocó conduce a Antioquia. Parte de una montaña se vino encima de varios vehículos atrapados entre la lluvia y los consecuente trancones. Muchos se resguardan en una casa en espera de que mejore el clima, pero lo peor está por venir y en cuestión de segundos un alud los sepulta. Resultado macabro de más de veinticinco muertos, cuarenta heridos y muchos desaparecidos, el número de sepultados es aún indeterminado.
Las autoridades se pronuncian al respecto señalando a la naturaleza como responsable. Es la lluvia, la montaña, el talud , la tierra y el fango la causa de una tragedia anunciada. Pero jamás señalan la negligencia de autoridades y gobernantes que ante lo evidente expresaban pocas horas antes "que todo estaba controlado y que no existían razones para preocuparse" . Otro era el mensaje de la naturaleza y en vario sectores y frentes. Se autoriza la circulación de vehículos de pasajeros y carga que horas o minutos después quedan atrapados entre toneladas de piedra y fango. Los muertos son testimonio de un desgreño administrativo.
Ocurre igual amenaza en la vía entre Nariño y Cauca. Las autoridades expresan que no existe porqué preocuparse por cuanto se están tomando medidas pertinentes ante el embiste de una montaña que amenaza con venirse al suelo, en medio de escenas dantescas y de una evidencia de colapso y amenaza de talud se permite la circulación de vehículos y de buses repletos de pasajeros. Luego se dirá que es la naturaleza en su reclamo de vidas humanas.
Instamos a nuestras autoridade a analizar la delicada situación que se presenta en un sector de la vía Cauca - Nariño. Las imágenes, son aterradoras y hablan de lo grave que puede ser un desprendimiento de la montaña. No será la naturaleza, será la negligencia, la excesiva confianza, el desprecio al ímpetu natural la verdadera causa de una tragedia anunciada pero ignorada por gobernadores, funcionarios y entidades del orden nacional.
Lo acontecido en Chocó es un claro aviso de advertencia para Nariño y Cauca. La responsabilidad caerá sobre todo aquellos que viendo la inminencia de una tragedia se limitaron a expresar su complacencia por unos pronunciamientos absurdos y carentes de veracidad alguna. No es únicamente el transporte de combustibles y mercancías lo que debe preocuparnos, es la preservación de la vida y el respeto por una información oportuna y veraz.
Resulta inverosímil, absurdo y aberrante que se pretenda brindar una solución vial sobre una geografía que no ofrece las mínimas condiciones de transitabilidad. Que se derrochen grandes sumas de recursos del presupuesto nacional en la permanente recuperación de unas trochas que siempre terminan en luto y tragedia. Insistir en una solución de esa naturaleza es absurdo, estúpido y costoso. Sobre el terreno de Rosas no existe solución alguna. Debemos forzar una nueva mirada hacia nuevas soluciones viales. Ya vemos los resultados de unas obras que llevan más de un año y que se han robado millonarios recursos y que en breve, por nuevas amenazas del terreno, no servirá para nada.
Nariño requiere gobernantes sensatos y leales con su gente, ya es la hora de pronunciarse airadamente contra ese desgreño administrativo que nos hunde en la más oscura de las noches.
Construir sobre fango y lodo es de necios e idiotas. Rosas no es más que un lodazal en el que se han enterrado grandes sumas de dinero. Mirar sus adelantos es como leer en una nueva versión la historia de Simon el Bobito.
Nos unimos clamor del pueblo nariñense cuando afirma que "Una sugerencia, en la pasada crónica de su autoría , sobre el problema de Rosas, creo que hubiera sido bueno comentar sobre el problema de la variante Timbio - El Estanquillo. Creo que no se ha avanzado nada, aunque el presidente dijo hace una año allá en Rosas, que la haría en tres años". Y sentencia que "La única solución para Nariño, es esa variante. Lo demás, son "paños de agua tibia". Son una aspirina, para un cáncer. "
Un cáncer que gangrena la economía y la estabilidad emocional de Nariño.