El mundo cambió para siempre. Luego de aquel fatídico 24 de febrero del 2022, cuando tropas rusas cruzaron la frontera de Ucrania y la invadieron en varios puntos con posterioridad a las tensiones militares que durante meses habían cimentado el terreno para una incursión a gran escala…ese día la humanidad inició su camino amenazante al mayor de los cataclismos.
Si bien es cierto que cualquiera con un entendimiento medianamente conexo con la situación que se vivía en el frente ucraniano durante los primeros embates de las tropas rusas, hubiera pensado -hoy de forma errada- que la confrontación bélica no iba a ser de largo aliento puesto que la nación de Putin tenía superioridad en todos los aspectos que abarcan un enfrentamiento militar; el tiempo y la ayuda de las naciones occidentales se encargaron de destrozar dichas líneas argumentales.
Así, aunque parezca contradictorio y hasta bastante peculiar, los soldados ucranianos han hecho uso -guardadas las proporciones- de aquella orden cargada de valor emitida por Iósif Stalin durante la batalla de Stalingrado (1942-1943), que se convirtió en símbolo de la lucha antifascista soviética, es decir la Orden 227 “Ni un paso atrás”.
Sin embargo, aunque son disímiles desde cualquier punto de comparación, pues las tropas de la nación ucraniana no han sido capaces -hasta lo que se ha sabido- de cometer la barbarie de su contraparte soviética de eliminar a cualquier desertor; sí ha hecho alarde de forma valiente al rechazo de una posible retirada en masa ante los embates rusos.
Sin embargo, y muy a pesar de la valentía mostrada en el frente por parte de las tropas ucranianas ante la invasión de su nación por parte del ejército ruso, el largo trasegar de la batalla hace que las cosas no vayan bien. Y es que, tal como lo señaló Martin Sandbu en su artículo de opinión en el Financial Times, titulado “Ukraine fatigue’ is a problem of western leaders’ own making que en español significa “La “fatiga de Ucrania” es un problema creado por los propios líderes occidentales”; en donde señala que a pesar del apoyo de las naciones occidentales -que calificó en la categoría de tardíos sobre todo en el ámbito militar- la fatiga ha alcanzado a Ucrania en todos los frentes, tanto militar, como político, económico y poblacional; situación que tarde o temprano sucedería pues, la nación ya venía con algunos problemas políticos antes del inicio de la contienda bélica.
Las tropas ucranianas, además de la gran desestabilización que sufre su país, también, en el frente, deben asumir y tratar de superar distintos problemas que interfieren en las labores para una sólida contraofensiva.
Aunque nos parezca inusual, el barro o lodo ha sido uno de los peores acompañantes para los soldados, sea de un bando u otro; pues ha provocado daños en los equipos de alta precisión, ha sido el causante del famoso -pie de trinchera (enfermedad causada por la humedad en los pies)- y por si fuera poco ha limitado el avance de la infantería a unos pocos metros, lo que ha hecho imposible una planeación acertada para pasar a una posición de ataque ventajosa.
El invierno, ha sido la causa principal -además de las imponentes imágenes que nos ha regalado- de un gran número de bajas, pues a pesar de toda la ropa térmica que tiene un soldado de esta era en comparación a la gran guerra, las enfermedades infecciosas que habitan en las trincheras le hacen competencia a la cantidad de muertes causadas por los artefactos militares del bando contrario.
En resumidas cuentas, la extensión en el tiempo de la guerra ha causado que la moral de las tropas ya sea ucranianas o rusas se vea afectada de sobremanera. Las consecuencias de este enfrentamiento, que para nada empaña lo que se está viviendo de forma paralela en la franja de Gaza, está teniendo efectos nocivos para todas las naciones en el mundo; crisis inflacionarias, la adquisición de ciertos bienes de consumo se está viendo afectada, el petróleo con variaciones entre la baja y el alza, la incertidumbre, pero sobre todo, nuestra imagen como seres racionales y humanistas se ha visto pauperizada toda vez que la guerra nos sigue demostrando la nula proyección como especie hacia una forma civilizada de resolver los conflictos sin anteponer el uso de armas.
Posdata: la guerra es el peor de los escenarios posibles, pues muestra el deterioro de nuestra especie al no saber cómo manejar nuestros conflictos y la decadencia moral de los gobiernos, que en pro de sus fines ya sean expansionistas o económicos, mandan a morir en un campo de batalla a jóvenes inocentes que nada tienen que ver con el desarrollo del conflicto…en fin, nuestra raza cada vez demuestra que no ha podido desligarse de su primigenio origen animal.