La prosperidad americana depende de las guerras
Opinión

La prosperidad americana depende de las guerras

A Estados Unidos no le afecta el resultado de las guerras o perder o vencer en el conflicto porque la guerra en sí misma es la sangre que le da vida a su economía

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enero 10, 2024
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No hay duda de que la superioridad de la nación norteamericana nace de su capacidad como potencia económica.

Y para conservar eso también se convirtió en el poder militar.

No porque a través de ellas se impone sobre quienes no comparten su credo sino porque su economía depende de la industria bélica.

Porque la historia en realidad es al revés. El crecimiento como potencia económica por encima del resto de los países hasta entonces más avanzados se dio con la Primera Guerra Mundial. En parte porque no sufrió la destrucción que acompaña todo conflicto bélico, y en parte porque desarrolló toda su industria militar que desde entonces sería la columna vertebral de su economía. Ésta le dio una preeminencia sobre el resto del mundo que la llevó a convertirse en lo que al final de la misma Woodrow Wilson describiera como el ‘destino manifiesto de ser la policía del mundo’

Esto se consolidó con la Segunda Guerra Mundial cuando nuevamente los países más avanzados, incluido en este caso el Japón, sufrieron la destrucción que causa toda guerra mientras los Estados Unidos solo en el remoto Pearl Harbor sintió los efectos en su territorio. En cambio, su industria de guerra funcionó a plena marcha activando la economía a toda su capacidad.

Como consecuencia de la victoria aliada debido a la participación americana se dieron tres reordenamientos en el mundo que fortalecieron aún más la dependencia del resto mundo de los Estados Unidos:  en los Acuerdos de Bretton Woods se reconoció y elevó el dólar al nivel de divisa alternativa al oro; el Plan Marshall destinado a la recuperación de Europa funcionó en la práctica como motor de la economía americana tanto para mantener el ritmo de la actividad en plena marcha como para crear dependencia de los beneficiarios de ese programa.

La carrera armamentista durante la Guerra Fría permitió continuar con la inversión en el sector militar arrastrando todos los otros. Pero también desde entonces no sucede una guerra en el mundo que no sea creada con la participación de las fuerzas armadas americanas. En parte con participación directa de sus miembros o alternativamente mediante el suministro de las armas con las cuales éstas se desenvuelven.

Eso explica que no los afecta el resultado de las guerras o el perder o vencer en el conflicto porque la guerra en sí misma es la sangre que le da vida a su economía.

La guerra de Corea terminó con la creación de Corea del Norte; la guerra de Vietnam terminó con el país en manos de los comunistas; la guerra en Afganistán dejó el país en manos de los talibanes; el apoyo al sha de Irán no pudo evitar que esa nación pasara a manos de los ayatolás y se convirtiera en el más belicoso enemigo de Estados Unidos; el tumbar a Sadam Husein sólo logró convertir a ese país en otro centro del fundamentalismo antioccidental; las guerras de Libia, de Siria, de Yemen etc. y en la práctica todas las guerras sean de liberación o de agresión son alimentadas con las armas americanas y esto garantiza la estabilidad económica del imperio.}


Las guerras sean de liberación o de agresión son alimentadas con las armas americanas y esto garantiza la estabilidad económica del imperio


 Los USD 68.000 millones de dólares que pide Biden para apoyar las guerras en Ucrania y en Gaza no tienen ninguna posibilidad de aportar a una solución del problema del cual nacen pero garantizan la continuidad de la guerra y en consecuencia de las industrias que viven de ellas.

En marzo Rusia y Ucrania habían anunciado un avance hacia un acuerdo de paz mediado por Turquía e Israel sobre la base de : “un alto el fuego y la retirada de Rusia si Kiev se declara neutral y acepta límites en sus fuerzas armadas”. Y Ucrania declaró su disposición a “Garantías de seguridad y neutralidad, el estatus no nuclear de nuestro estado: estamos preparados para ello.” El primer ministro israelí afirmaría posteriormente que Occidente bloqueó el acuerdo y que decidió “aplastar a Putin en lugar de negociar”.

Netanyahu no podría seguir la guerra sin el visto bueno de Biden. En la última votación en las Naciones Unidas  unánimemente, excepto por los votos de Estados Unidos y de Israel y de dos miniestados -Micronesia 113.000 habitantes y Nowu (Tuvalu?) 12.000 habitantes- los representantes de los 8.000  millones de seres humanos votaron por el derecho palestino a la libre determinación en su territorio.

Jeffrey Sachs, calificado varías veces como el mejor economista del mundo, asesor de las Naciones Unidas en temas de desarrollo y dedicado a hacer seguimiento a la guerra de Ucrania llegó a la interesante conclusión que el curso que toman los Estados Unidos no está en manos de los políticos ni de los economistas sino en la necesidad que tiene de mantener su aparato de guerra funcionando. (Ver podcast y entrevistas de Sachs).

Es bueno estudiar la historia para conocer el pasado pero más para entender el presente.

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