Estado de excepción en Ecuador decretado por el presidente Daniel Noboa y existencia de un «conflicto armado interno», con saldo de 10 muertes en Guayaquil. Masacre con 30 asesinatos en México, debido a enfrentamientos entre diferentes grupos del crimen organizado. Desplazamiento forzado de la familia del gobernador de la provincia de argentina de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, residente en la ciudad de Rosario, capital de la provincia, ante amenazas de muerte provenientes del narcotráfico.
El arranque del 2024 en Latinoamérica no se presenta bien. Y se agrega otro panorama negativo en un país que supo gozar de tranquilidad, al punto de ser la excepción centroamericana: Costa Rica.
El año que cerró, en materia de seguridad arroja un saldo preocupante en el país de «¡Pura vida!».
Buenos grandes números. La tasa de crecimiento económico costarricense prevista para este año es de 4,3%. La tasa de inflación disminuyó —en septiembre 2023 estaba en 2,2%— dejando atrás la deflación. En consecuencia, creció el consumo y la inversión privada; así como las exportaciones manufactureras; el turismo y servicios empresariales.
La tasa de desempleo en 2023 estuvo en 9% para las mujeres y 7% para los hombres, según Cepal. Las perspectivas de reducción de la pobreza son positivas: disminuiría al 13,8% en 2023, y al 13,5%, en 2024. Déficit fiscal con una reducción al 2,5% del PIB y superávit en el gobierno central.
En consecuencia, las calificadoras internacionales de riesgo están mejorando la nota a Costa Rica.
Menos «Pura vida». No obstante, la última encuesta del Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP) y la Escuela de Ciencias Políticas de la Universidad de Costa Rica publicada el 15 de noviembre de 2023, golpea de lleno en el eslogan que orgullosa y legitimante los «ticos» tradicionalmente han publicitado: «¡Costa Rica, Pura vida!»
La encuesta destaca a la inseguridad y a la delincuencia como las principales preocupaciones de la población. El estudio evidencia un aumento de 13,5% en esos dos aspectos evaluados juntos, si se le compara con la medición de septiembre del mismo año, pasando de 27,8% a 41,3%.
«El segundo lugar, lo ocupa el problema del desempleo, con un 12,5% de menciones, seguido en tercera posición por el costo de la vida y la situación económica, que alcanza el 10,8%. Esta última cifra se sitúa muy cercana a la preocupación por la corrupción en el país».
En mayo 2023 medios costarricenses titulaban: «Balaceras imponen miedo en escuelas de zonas conflictivas»; así como «Centros educativos trabajan con los menores para enseñar protocolos que resguarden su vida»; o «Delincuentes entran con arma de fuego a universidad e intentan robar a estudiantes».
In crescendo. En 2022 se registraron 656 homicidios dolosos. Esta cifra marcó un récord histórico en Costa Rica ya que representaba la mayor cantidad de víctimas desde que se registra este delito en el país, según datos del Organismo de Investigación Judicial (OIJ).
Del total de víctimas, 608 eran hombres (77 víctimas más que en 2021), 47 mujeres (8 víctimas menos que en 2021) y de mayor a menor ocurrencia, los cantones de Limón, San José [capital del país], Alajuela, Pococí, Puntarenas y Matina agruparon el 41% del total de las víctimas de homicidio dolosos.
En relación con el tipo de móvil, el 63% de los homicidios dolosos se vincularon a la delincuencia organizada (407 víctimas por ajuste de cuentas o venganza y 6 víctimas por un móvil profesional), el restante 37% se asociaba a otro tipo de móviles.
Desde 2014, las cifras de homicidios venían en aumento constante. En 2017, hubo 603 homicidios, equivalentes a una tasa de 12,1 por 100.000 habitantes
En 2018, con 585 víctimas, se revirtió la tendencia al alza y la tasa se redujo a 11,7.
En 2019, con 560 asesinatos, equivalentes a una tasa de 11 por cada 100.000 habitantes, los homicidios tuvieron una pequeña pero significativa reducción respecto a 2018.
Autoridades e investigadores entrevistados por InSight Crime coinciden en que un importante porcentaje de los asesinatos en el país están relacionados con las disputas de bandas criminales por el control de los mercados de droga locales, o por los «tumbes», como se le llama al robo de cargamentos de drogas. Sicariato y masacre han pasado a ser parte del paisaje.
En julio 2023, la cifra de homicidios había llegado a 500, un incremento de un 40% con respecto a 2022.
En setiembre 2023, el portal crhoy.com informaba que los grupos criminales del país suman 284 e identificaba «los sitios donde operan con más fuerza». Un destaque del medio digital era que «pese que han desarticulado al menos 100, la mayoría opera desde las cárceles con nuevos líderes».
A fines de setiembre 2023, el diario mexicano El Universal informó, con base en fuentes anónimas, que el gobierno del presidente de Costa Rica, Rodrigo Chaves, habría decidido abrir negociaciones con redes mafiosas costarricenses ligadas a los carteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación.
«El dato fue obtenido por El Universal tras varios meses de investigaciones en fuentes costarricenses con acceso privilegiado a los escenarios secretos de seguridad, crimen organizado y justicia».
«Las fuentes, que hablaron con este diario en anonimato por seguridad, dijeron que a las contrapartes costarricenses de las mafias mexicanas del contrabando global de drogas se les habría pedido reducir la creciente violencia callejera y exhibir el fracaso de la seguridad a cambio de proseguir con el narcotráfico” agrega el texto elaborado por el periodista costarricense José Meléndez, quien trabaja como corresponsal para América Latina y el Caribe en dicho medio».
Costa Rica —que ocupa el primer puesto entre los países de Latinoamérica en el Índice de Paz Global 2023— finalizó 2023 con una cifra de 907 homicidios, lo que coloca al año pasado como el más mortífero de su historia, según cifras oficiales divulgadas el martes 2 de enero 2024, en un contexto de aumento de la violencia asociada al narcotráfico.
La tasa nacional de homicidios se elevó desde 12,5 por cada 100.000 habitantes en 2022, hasta 17,2 en el 2023, según datos preliminares que reportó en conferencia de prensa el director del OIJ, Zúñiga, quien atribuyó la mayoría de esas muertes a las peleas entre grupos narcotraficantes que se disputan el control territorial.
Los indicadores muestran una mayor incidencia del crimen en ciertas regiones como Limón, la provincia costera del Caribe donde la tasa llega a 45 por cada 100.000 pobladores. El mayor aumento en 2023, sin embargo, ocurrió en la provincia del centro del país, San José, con un 86 %.
En el Tercer Foro Académico de Seguridad y Convivencia realizado por la Escuela de Ciencias Políticas de la Universidad de Cosgta Rica (UCR) en la primera semana de septiembre 2023, el director del OIJ, Zúñiga, sostuvo que «la falta de oportunidades, baja escolaridad, así como el incentivo de dinero fácil desde que están en edad en que no son independientes financieramente, seducen a estos jóvenes.[que se suman al crimen organizado] El 77% de los jóvenes en las costas, ejemplo, en Limón, están sin trabajo y no tienen el noveno año de colegio realizado (…) ven la puerta fácil de convertirse en sicarios, tener minutos de fama en la vida, tener posesiones, tener respeto, se invierte la pirámide de principios (…) Estamos hablando de grupos de más de 30 personas por cada organización criminal y con la agravante de que hay una organización criminal del distrito de Guápiles [provincia de Limón] que se ha expandido por todo el país y eso genera que se den homicidios donde antes no ocurrían».