Se queja la doctora Martha Lucía Zamora, secretaria general de la Alcaldía de Bogotá, de la tutela de la Corte Constitucional que enhorabuena devolvió las corridas de toros a la capital colombiana.
“La Corte es contradictoria en sus decisiones”, sostuvo la polémica funcionaria en reciente entrevista con El Tiempo. Y lo dijo ella que durante por lo menos 20 años trabajó en la Rama Judicial y sabe –creo yo– que las decisiones de los jueces se tienen que acatar y respetar.
Incluso se atrevió a decir que “deja muy mal sabor de qué fue lo que pasó en la Corte con ese caso de los toros. La presión de la Corporación Taurina, al señor Felipe Negret lo veían allí paseándose permanentemente en la Corte, buscando hablar con los magistrados”.
Doctora Zamora, aquí entre nos: ¿acaso usted como abogada penalista desconoce que todo ciudadano tiene la obligación de denunciar la eventual comisión de un delito, como su señoría sugiere lo habría cometido Negret al tratar de hablar con los jueces del alto tribunal? ¿No será más bien un gesto oportunista ponerse a hacer insinuaciones de ese tenor?
Lo que pasa es que, fiel a la línea de cierta izquierda colombiana, Zamora pareciera ser de las que ve con buenos ojos la justicia cuando los fallos que esta produce son de su agrado o favorables a sus intereses.
Para no ir muy lejos: el jefe de esta funcionaria, el alcalde Gustavo Petro, escamoteó la sanción de destitución por falta gravísima que en diciembre de 2013 le impuso la Procuraduría (recordar "tutelatón" y el caso de un magistrado del Tribunal Administrativo de Cundinamarca que no se declaró impedido pese a que su esposa trabaja o trabajaba en el Distrito). Pero hay que verlos a todos ellos arreciando a través del sistema judicial contra todos sus contradictores. Ahí sí exigen cumplir con las sentencias de los jueces, ahí sí debemos respetar el ordenamiento jurídico.
Antes de que la Corte Constitucional se pronunciara sobre la tutela de la Corporación Taurina de Bogotá, Zamora había dicho que cualquiera fuera la decisión había que respetarla. Pero como todo le salió mal a la Alcaldía, ahora sí la sentencia del magistrado Mauricio González es inconveniente y hasta llamativa porque, según sus propias palabras, “hoy, con lo que está pasando en la Corte (…), es una situación que llama la atención”. Y pensar que la doctora Zamora ha aspirado a ser magistrada de la Corte a la que hoy critica.
La señora Zamora es la misma funcionaria que siendo fiscal delegada ante la Corte Suprema de Justicia hizo parte del equipo investigador de la Fiscalía que infamemente, en 2012, mantuvo preso durante tres meses al político Sigifredo López –¡gran señor!– como instigador del secuestro de 11 diputados de la Asamblea de Valle del Cauca que finalmente fueron asesinados por los “admirables” señores que ahora reparten desde La Habana medallitas de la Virgen del Carmen.
Libre Sigifredo, luego de que el fiscal general Eduardo Montealegre tuvo la gallardía de ofrecerle disculpas públicas, Zamora siguió maltratándolo, al menos de palabra. En varias entrevistas sugirió que, si bien había sido absuelto por un despacho de la Fiscalía distinto al suyo, eso no necesariamente quería decir que fuera inocente. Eso se llama sevicia, digo yo.
En marzo del año pasado, con su figura desgastada por el carcelazo, Sigifredo intentó llegar al Congreso de la República. Pese a que consiguió una buena votación, no le alcanzó para conseguir un escaño en el Senado.
Y, créanme, la señora Zamora salió a burlarse de él a través de su cuenta en Twitter. En palabras más, en palabras menos, mandó a Sigifredo a que se aplicara unas cremitas por haber caído al pabellón de los “quemados” en los mencionados comicios parlamentarios. Sin duda, una postura que deja mucho que desear de la condición humana de la actual secretaria general de la Alcaldía.
Abusando de su suerte, la doctora Zamora seguramente piensa que está blindada, o algo así, porque en la radio algún áulico la llama la “fiscal de hierro”. Nunca he entendido el término. A lo mejor fue por la dureza con que trató a Sigifredo. Vaya uno a saber.
Y volviendo al tema de la fiesta brava en Bogotá –advierto que no conozco la Santamaría ni pienso hacerlo–, ¿a cuento de qué Petro y Zamora les van a prohibir gozar de este arte a los miles de bogotanos que gustan de él? ¿No pues que esta es la Alcaldía de la tolerancia? Al que le gusta le sabe. Hay gente que es feliz viendo una pelea de boxeo pese a que los pugilistas salen ensangrentados y muchas veces para la clínica.
P.D. Se acerca el Tour de Francia y por primera vez Colombia tiene todas las posibilidades de alzarse con el triunfo a través de Nairo Quintana. El que sin duda es el mejor deportista colombiano de todos los tiempos, ganó recién la Tirreno-Adriático, en Italia, y desde ayer compite en la Vuelta al País Vasco, en España. No tengo duda de que este año el ciclista de Cómbita estará a la altura de los mejores del mundo en la carrera por etapas más importante del planeta.