Uno de los planes tradicionales que se ofrece al visitante de La Guajira es ir a conocer la operación de la mina del Cerrejón, la segunda mina de explotación de carbón a cielo abierto más grande del planeta. La empresa misma cuenta con un mecanismo para recibir visitantes. Después de las obligatorias charlas de seguridad industrial nos llevan a conocer las volquetas gigantes que transportan el carbón. Luego nos paran frente a un mirador para que veamos lo que es un tajo de extracción. Un hueco de tal dimensión que se le hace a uno un nudo en la garganta. A ojo de buen cubero tiene el área de 1000 canchas de futbol y la profundidad de un edificio de 40 pisos.
Produce escalofrío pensar que cuando esa veta de carbón se acabe, entonces van a empezar a hacer otro hueco nuevo de estas mismas dimensiones en otro lado. Y que llevan más de 40 años en esas.
Conscientes de la impresión que uno se puede llevar, como parte de la visita lo llevan a conocer una zona de recuperación, es decir, un viejo tajo en el que ingenieros ambientales trabajan para curar la herida que deja la extracción.
Allí nos encontramos a Raúl Moscote, un funcionario de la mina que al hablar lo llena a uno de esperanza.
Raúl Moscote
Fotografía: Camilo Rozo
-“¿Y exactamente en qué consiste su trabajo?”
-“Este lugar en donde estamos fue un tajo de extracción de carbón hace algunos años, en la década del 80. Yo he estado por 10 años dedicado a este terreno para rehabilitarlo. Como lo ves, todavía es una área joven en recuperación, todavía tiene mucho pasto y pocos árboles. En 15 años más espero verlo con mayor cobertura, convertido en un bosque denso, y eso es lo que hago”.
-“¿Por qué un ingeniero industrial dedicado a la rehabilitación de tierras y no mejor estar en el frente sacando carbón?”
-“Soy de un pueblecito de La Guajira llamado Barbacoas, soy del campo, amo el campo. Cuando terminé el colegio quería estudiar algo con el ambiente pero en la universidad no había ingeniería ambiental en ese entonces. Entré a estudiar ingeniería industrial que era lo más cercano. Cuando entré a trabajar aquí, hace 23 años, por mi carrera me mandaron a producción, allá en el corazón de la mina. Pero no me gustaba. Resulta que en el año 2000 quedó una vacante en el departamento ambiental y me pasé. Ahora trabajo recuperando terrenos donde hubo explotación. Estoy terminando una maestría en Ciencias Ambientales y llevo 14 años haciendo lo que me gusta y me pagan por eso.
Hoy digo que soy una de las personas más afortunadas del mundo.”
-“¿Y qué es lo más difícil del trabajo?”
-“En ocasiones la impaciencia de la gente. Algunos dicen ‘cómo así que lleva 10 años en este terreno y todavía no hay frutales’, no entienden que éste es un proceso lento y de cuidado. Otras veces lo complicado es que, incluso en una explotación tan madura como la del Cerrejón, como miembro del equipo ambiental debes esforzarte el doble para que el minero, el que está allá en la producción, reconozca la importancia de lo que haces. Pero definitivamente lo más difícil es que yo soy guajiro, mi madre es wayú, tengo dos hijas pequeñas que viven aquí. Tengo una responsabilidad más grande que muchos de mis compañeros con las generaciones futuras de este lugar”.
Raúl Moscote
Raúl cuida de los cercanos y junto con la empresa, cuidan el planeta.
