Como dispuestos en una lectura del tarot, en un extremo de la sala, sobre la superficie blanca, algunos de los arcanos mayores están dispuestos en cruz. En los extremos, La Transformación, y del otro lado, El Loco; al centro, en cruz, La Fuerza arriba; El Sol, abajo. Esta es parte de la exposición La leyenda del sueño de Álvaro Barrios en el Museo de Arte Moderno de Medellín que ha curado María Belén Sáenz de Ibarra, y que está abierta desde el 26 de noviembre y hasta abril de este año dentro del ciclo Homenajes Mamm que durante cuatro años constitutivos se ha venido haciendo con muestras trascendentes sobre la vida y obra de Débora Arango, Luis Caballero y Beatriz González.
El dibujo personal de estas cartas adivinatorias, clave de formación dentro de la búsqueda de aquellos que en el conocimiento oculto espiritual buscan las claves de su conexión entre su ser consciente e inconsciente, devela una visión que se ha querido hacer relevante dentro de los procesos de creación y las obsesiones que la curadora ha escogido como parte fundamental para explicar la obra de Álvaro Barrios.
Al respecto María Belén declaraba que más que una retrospectiva, se trata de presentar una mirada sobre las exploraciones subyacentes, poco exploradas, de este artista que tiene un lugar cada vez más preponderante dentro del arte conceptual latinoamericano.
La selección de obras y su disposición en el espacio obedece a la creación de una puesta en escena, inclusive, una especie de instalación, que más que exhaustiva, es incisiva sobre las claves que permiten ver al Barrios de siempre, pero desde una perspectiva nueva a partir del ocultismo y del espiritismo, y de lo que él mismo cuenta sobre su capacidad como médium para desde allí entablar una comunicación-diálogo con su Espíritu-Guía, lo que le ha permitido a Barrios revisar y reconfigurar sus propios principios y aquellos provenientes de viejos paradigmas.
De esta manera, una sala blanca, la otra oscura, y una nave central de color, presentan los pilares desde donde la curadora ha puesto las claves de interpretación de Barrios y su obra: la manifestación del arte en la sombra, el vestigio; la relación micro macro, la atmósfera cósmica, la percepción desde la conciencia y lo onírico, el extrañamiento sobre lo cotidiano desde la mirada preciosista y detenida en lo pequeño, y la apropiación como interacción continua a manera de collage entre sus maestros, la cultura popular, entre otros.
Más allá de la concepción de artista pop, esta muestra habla de un proceso de creación en el que se reivindica lo no racional, lo que viene de otras formas no convencionales de acceder al conocimiento, No en vano, el propio Álvaro Barrios hablaba en las charlas y seminarios que el Museo de Arte Moderno convocó durante los meses de la muestra, que lo suyo es situarse en lo imprevisto, en el azar, en hallar más que en buscar. Inclusive, contaba que uno de sus primeros contactos y lecturas sobre la obra de Marcel Duchamp se trataba de una serie de entrevistas en las que él encontró un concepto que ha sido central para ambos, la importancia de encontrar la belleza en el espejismo, en lo efímero que queda grabado en el interior de cada ser.
En esta aceptación de lo impersonal, de la intuición, del vestigio del pensamiento y su huella de placer en lo profundo del sentimiento y de la comprensión, es realmente una postura muy interesante hoy cuando los referentes todos vienen de las formas más académicas del conocimiento y de la estética. Retornar a la alquimia como forma de comunicación con las otras orillas de la vida y de la realidad, retoma la vieja idea del arte como misterio, como un sortilegio, como un juego de transformación en donde sentirse perdido es la única forma de dejarse ir y encontrar la iluminación de la propia verdad.
El arte como metáfora de la espiritualidad de lo trascendente, de la fuente de la juventud alcanzada luego de muchos años, le ha permitido a la ciudad encontrarse también en forma desenfadada alrededor de una obra que es también sujeto de muchas aproximaciones. Seminarios, charlas sobre el comic, diversos eventos académicos y culturales, han sido también la ocasión para hablar con Barrios desde todas las posibilidades que un museo tiene como un centro cultural. Alquimia, embrujo del arte y del encuentro del artista y consigo mismo, con su tiempo, con su público.
@MRosarioEP
