La prestigiosa revista financiera y de negocios Forbes publica cada año el listado de las 500 personas más ricas del mundo. Individuos y familias que por sí solos, poseen riquezas que superan el PIB de muchos países del mundo. El que personajes como Bill Gates o Carlos Slim, por mencionar solo dos de los más conocidos supermillonarios del mundo posean semejante cantidad de dinero, es la muestra fehaciente de la descomunal desigualdad en la distribución de la riqueza que campea en este planeta.
Para muchos, esta lista le pone rostro a los propietarios del mundo, algo de admirar y envidiar. Para otros, esto no es más que el rostro de la injusticia social y de la infamia. Para otros tantos, esto es totalmente incomprensible y aún insólito o absurdo. Yo me cuento entre estos últimos.
Pues, no puede ser admirable que tanta riqueza y poder esté concentrado en tan pocas manos. Es absurdo que en un mundo con 7000 millones de habitantes, solo quinientas personas posean fortunas de tal magnitud, mientras que más de la mitad de la población mundial vive en condiciones de pobreza. Según la PNUD en su más reciente informe , las cifras mundiales de pobreza, muestra que en algunos lugares del mundo, como en Asia, los niveles de pobreza han disminuido en los últimos veinte años, mientras que en otros, como África, en lugar de bajar ha aumentado y en otras regiones del mundo, ha permanecido igual. Esto sin lugar a dudas contradice con hechos innegables el credo de los defensores de la doctrina del “crecimiento de la economía” como solución a los problemas de desigualdad, injusticia social, guerra, violencia y hambre que aqueja a la mayor parte de los habitantes de la tierra.
Algunas cifras propuestas por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo:
• Más de mil millones de seres humanos viven con menos de un dólar por día.
• 2.800 millones de personas, es decir, cerca de la mitad de la población mundial, viven con menos de 2 dólares por día.
• 448 millones de niños sufren de bajo peso.
• 876 millones de adultos son analfabetos, de los cuales dos terceras partes son mujeres.
• Cada día, 30.000 niños menores de cinco años mueren de enfermedades que podrían haber sido evitadas.
• Más de mil millones de personas no tienen acceso al agua potable.
• El 20% de la población mundial posee el 90% de las riquezas
El crecimiento económico No es la solución a estos problemas porque la producción de la riqueza es social, pero los beneficios o ganancias de dicha producción No son sociales, sino que se queda en cuentas particulares. No es malo que las personas con espíritu emprendedor creen empresa y prosperen. Lo malo es que este crecimiento no tenga límites y que el papel o la función social de las empresas se quede solo en la apropiación del excedente o del plusvalor, dejando a quienes hacen posible ese excedente por fuera, hasta el punto de que ya ni siquiera el tener un trabajo sirva para que las personas puedan cubrir sus necesidades más elementales de subsistencia.
En estos términos, la lista FORBES de los más ricos del mundo es un insulto a la dignidad de las personas trabajadoras del mundo entero, a quienes cada día tienen que salir a las infernales calles de las grandes ciudades a “rebuscarse” unos miserables pesos para medio comer, o para los innumerables jornaleros de los campos que no tienen asegurado el “diario” de sus familias. Esta lista ostenta la vergüenza de la injusticia humana y nos muestra lo absurdo de nuestro sistema de valores en esta sociedad hedonista, materialista e insolidaria que hemos construido y que mata sistemáticamente cada día a miles de personas en el mundo de hambre, enfermedades y guerras provocadas por el insaciable deseo de riqueza de los “dueños del mundo”.
El crecimiento económico no es por sí solo la solución, es necesario complementar éste con una mejor distribución de los recursos socialmente producidos.