Por una mejor televisión

Por una mejor televisión

Por: Carlos Humberto Arango Castrillón
marzo 31, 2015
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Por una mejor televisión

Hoy la cultura, como todo, ha cambiado radicalmente. Son casi las 11 pm. y aun escucho en el pasillo del edificio donde habito, a niños subir y bajar. Hace 40 años, que recuerde, jamás me permitieron estar hasta tan tarde de la noche. Oteo por la ventana y descubro que son niños de 7 años aproximadamente. “A miar y a echarse porque al baile no van” solía escuchar a una de mis abuelas y luego de la merienda nos remataba, “y con esto y un bizcocho hasta mañana las ocho”, la merienda se daba sobre las seis de la tarde – noche.

Refiero el tema de los niños modernos que se quedan hasta altas horas de la noche, por varias razones; me he negado desde que empezaron a pasar por las cadenas RCN y Caracol las famosas series y novelas como el capo, sin tetas no hay paraíso y demás, pero ahora producto de la curiosidad y con un argumento, que parecía vendedor, me puse a ver la serie “Tiro de Gracia”, y me han pegado tremendo “Tiro de Gracia”, no cabe duda.
Nada ha cambiado desde el comienzo de las afamadas series, todo lo contrario, por lo que veo esto tiende a empeorar no solo en el lenguaje que, para la franja horaria, es todo un repertorio y cátedra en groserías y de escenas que rayan en lo soez, sino con un componente aún más grave; que en la historia hay una niña secuestrada por un bárbaro que da unos ejemplos explícitos de cómo formarse en el hampa (en el capítulo del 26 de marzo el sicario le pretende darle escopolamina a la niña y a su abuela para que se calmen, aparentemente).

Para rematar la “franja fantástica” le acompaña a dicho novelón, otra que se llama Metástasis, a la que me niego rotundamente ver, suficiente con las cuatro novelas diarias que pasan desde las 5:30 am. y que arrancan con el Reportero Nocturno, apenas para empezar el nuevo día.

Si esta dosis no nos gusta entonces hacemos un paseo por las emisoras y escuchamos cada sarta de estupideces dichas por unos “nuevos periodistas”. Eso es lo que escuchan, conectados a unos audífonos nuestros ciudadanos matutinos, que van para su trabajo o para sus insipientes estudios en el tupido Transmilenio.

Pero el tema estaba basado en lo que ven los niños hasta altas horas de la noche y que inevitablemente ya no tiene reversa de que se vayan a la cama a las 8 pm; si los niños tienen que ver estas series, que lo más seguro es que así sea, ojalá con el acompañamiento relativo de sus padres, entonces… ¿Qué nos espera? ¿Será que nuestros niños tienen tanto poder de diferenciar lo que es un mal ejemplo para ellos?
O ¿los que viven infortunadamente inmersos en situaciones complejas en su entorno, ven en estos desatinados novelones una oportunidad de aprender cositas para salir a “ejercer”?

Ahora bien, ¿Cuál debe ser la hora apropiada para que un niño de siete o doce o quince años se vaya a dormir? Los expertos hablan que una persona debe dormir ocho o diez horas para tener buena salud mental y física, la preocupación es, ¿si estos niños estudian y salen a las cinco o seis para su colegio, cuantas horas están durmiendo y qué clase de salud están teniendo? Muchos por su puesto duermen las casi dos horas que les dura cada recorrido, en la ruta escolar, pero los que no van en ruta si no a pie, ¿cómo y cuánto descansan?

Lo que sí es cierto, es que la televisión es en muchos casos la responsable de lo que ocurre a diario; muchachos que traspasaron la frontera de la realidad y la confunden con la fantasía. No tenemos una televisión que forme en otros valores, hace rato que los canales no hacen la diferencia de que a cierta hora empieza la programación para adultos y que es responsabilidad de éstos lo que ven los niños. Ojalá muchos estén hablando y explicándoles lo que allí se ve y se escucha.

Sí, para mí, esto es una apología al crimen y al delito, demasiado desgaste en producciones costosísimas, claro que cada uno hace con su plata lo que le venga en gana pero la psiquis de nuestro pueblo se va a reventar… ¡Ya lo veremos!

Pasar estas series estaría bien si estos canales no fueran de señal abierta, pero no es así, son los canales que manejan la opinión de la población, son quienes al final condicionan los votos; alarman, avisan, causan efecto, promueven, instigan, deciden y cuando se ven amenazados, convocan.

Violencia por doquier y sin censura. ¡Qué esperanza! Como creo que sí hay ciudadanos comprometidos, espero que mostremos nuestro verdadero malestar y apaguemos o hagamos zapping hasta encontrar algo más didáctico, educativo y formativo. Evoco los programas como el Chinche, De Pies a Cabeza o Dejémonos de Vainas, que unieron a nuestras familias en torno al “Cajón del siglo XX”.

¡Por una televisión de mejores contenidos sin agresividad y sin violencia y más educativa!

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