Un nuevo cuatrienio estará en disputa en los próximos meses, las campañas electorales ya se están organizando, los candidatos están empezando a figurar de una u otra manera y por supuesto los grandes protagonistas de la fiesta democrática; los financistas quienes son los primeros interesados en el proceso electoral que se avecina. Ah olvidaba a los ausentes, los ciudadanos quienes finalmente son los que deciden, pero que en los últimos procesos electorales su participación ha estado en menos del 20% del total habilitado para sufragar.
En los próximos meses será algo normal escuchar este tipo de comentarios: «es que soy apolítico», «es que yo no entiendo de eso», «es que no hay líderes». A todos esos sujetos cuya comodidad y pesimismo los alimenta, les invito a hacer una reflexión y por unos segundos hagan uso de su racionalidad e imaginen el lugar en el que desean vivir, les aseguro que él ese lugar no se parece en nada a la realidad en la que estamos envueltos.
Los académicos han identificado diferentes tipos de participación política tales como: el voto, intervención en campañas electorales, actividades comunitarias entre otras. Es nuestra responsabilidad tomar una posición colectiva, olvidando por un momento el primero yo, primero el puesto que me van a dar, primero lo que me conviene o en el caso más nefasto y miserable de la participación vender la conciencia, la moral los sueños y el futuro por 20mi pesos o un favor especial de cualquier índole.
Si nosotros los jóvenes, no asumimos la dirección de nuestro municipio o ciudad; nadie lo va hacer, nadie nos va a salvar de las malas decisiones y como consecuencia nunca seremos testigos de la trasformación social que debe atravesar el lugar donde estamos viviendo. Ese es nuestro compromiso esa es nuestra obligación o como diría el fallecido periodista Jaime Garzón «los gobernantes van a seguir haciendo lo quieren, distribuyendo la plata como quieren, distribuyendo los contratos como quieren, distribuyendo nuestro bienestar como ellos quieren y nosotros de brazos cruzados sin hacer ninguna propuesta».
Lastimosamente las campañas políticas son estrategias de mercadeo y no campañas de educación política de construcción de pensamiento, pues los candidatos a como dé lugar, dejaran las uñas en el campo; con el propósito de conseguir un voto. Pero una vez electos las cosas cambian y las uñas las dejamos los ciudadanos buscando un servicio o una ayuda a la que tenemos derechos de ahí que: «nombramos funcionarios públicos y terminamos sirviéndoles a ellos» ese modelo nos lo han hecho creer; pero no es así
Si queremos que las cosas sean diferentes, empecemos por hacer cosas diferentes. Investiguemos, estudiemos, construyamos, reflexionemos del valor que tiene un voto para que no bote sus sueños