Existen razones políticas, económicas y sociales que explican por qué se puso de moda odiar a Petro.
Antes que nada, es conveniente aclarar. Gustavo Petro no es comunista, si acaso, de su pasado por el M19, no es más que un reformista liberal, y si algo quiere en su ideario político como presidente, es llevar a cabo una que otra reforma social, caso salud, pensión, laboral, educación y agraria, conforme al sentido social de un Estado que garantice ciertos derechos sociales, y colocar los cambios para una mejora del sistema capitalista colombiano, el cual desafortunadamente, tiene vicios feudales, patriarcales, de pobreza educativa y con un alto sentido de pertenencia por la violencia que tantos muertos nos siguen causando.
Pero, ¿Por qué odian a Petro? He aquí las razones políticas, económicas, sociales y culturales del odio que un sector de la sociedad tiene entorno a la figura de Petro.
A decir del gran pensador Nicolás Maquiavelo, Gusto Petro representa al dirigente que sobresale “por su valor” y méritos propios, contrario a sus predecesores, los cuales en su mayoría “lograron el principado” sin esfuerzo alguno, salvo Simón Bolívar, por herencia, por designación del bloque de poder o por pactos de conveniencia (Frente Nacional).
Las fallas que ha tenido la Paz Total de Petro que no la dejan avanzar
A Petro le tocó luchar, enfrentarse al poder mafioso como él mismo lo ha denominado, y estas situaciones implicaron ganar enemigos por doquier. En estas condiciones, hoy Petro se ve enfrentado a las “instituciones” que siempre han salvaguardado a las mafias del poder, como son las Altas Cortes de Justicia, la Procuraduría, la Contraloría y la Fiscalía. Que mejor muestra, que una fiscal tipo Barbosa, todo un mafioso del poder.
Petro, como el mismo lo ha dicho, “llegó al gobierno, más no al poder”. Todas las instituciones antes citadas, más los grupos económicos y sus medios de comunicación, hoy, o quieren ablandarlo, no dejarlo gobernar para decir que fracasó el proyecto de izquierda, o lo peor, derrocarlo tarde o temprano.
RAZONES POLÍTICAS: A lo largo de más de 200 años de república, en Colombia se creó un bloque de poder, que más allá de ciertos períodos de confrontación, hoy se encuentra unido en torno al disfrute de la burocracia total del Estado. Todos los puestos públicos se reparten entre familias de “pedigrí”, algunos para familiares de políticos que apoyan actos de gobierno, y uno que otro que por ahí se cuela. Pero políticamente, se ha marcado un horizonte de un Estado mafioso, donde las arcas de las finanza públicas son asaltadas sin que nada pase, ejemplos: Reficar (4 mil millones de dólares); la compra de vacunas, las ventas de reserva de oro sin ningún control, el billón de pesos del dinero para la paz, centros poblados, gobierno Duque; las Zonas Francas de los hijos de Uribe; y la cereza en el pastel, Odebrecht, donde Juan Manuel Santos, Álvaro Uribe e Iván Duque, recibieron dinero de esta multinacional brasilera, así como cientos de funcionarios y congresistas; y quien lo creyera, el poderoso grupo Aval del magnate Luis Carlos Sarmiento Ángulo. Como vemos, todo un entramado de intereses mafiosos.
Razones como las anteriores, son en sí un punto de quiebre en el “sistema” político colombiano, que no se resiste a que nadie lo moleste. Y en este caso, el gobierno de Petro no deja de ser una pequeña cuña en el zapato. Lo lamentable, es que Petro no haya hecho un verdadero cruce de cuentas, y enrostrado a la saciedad, todo lo que se han robado en los últimos tiempos, y citando nombres propios. En esto Petro se ha rajado, y el corrupto bloque de poder se ha beneficiado de dicha situación.
RAZONES ECONÓMICAS: El bloque de poder colombiano ha configurado un Estado entorno a las políticas económicas del Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), y de ahí no quiere salir. Para ellos, obedecer a dichas instancias, les ha reportado ganancias personales en coimas y puestos burocráticos en estas entidades. Mauricio Cárdenas y su familia son un ejemplo, así como los hijos de algunos presidentes o sus amigos cercanos. Petro en alguna ocasión dijo, “que quienes obedecen al BM y al FMI, terminan trabajando para estas instituciones como sus mandaderos. Iván Duque, por cierto, fue un funcionario de cuarta categoría en el Banco Interamericano de Desarrollo, donde Juan Manuel Santos lo envío por sus servicios prestados en su Fundación “Buen Gobierno”.
Por otro lado, el deformado sistema capitalista colombiano es poco empresarial y se basa en ser mercachifle, rentista y ladrón en lo financiero. Colombia no es ninguna potencia regional industrial como nos lo quieren hacer ver, casi no producimos nada, nuestra economía es extractiva en lo exportador y usurera en lo local. Vive de explotar a la clase media y de darle migajas a los pobres a fin de mantenerlos callados, caso Sisbén, donde pelechan 40 millones de los 55 millones de colombianos que somos. Es un sistema que compra el voto, y donde la “clase media”, la de los platos rotos, se entretiene comprando y comiendo en los centros comerciales, creyendo que vive en Miami. Por eso dicen: “la clase alta se cree inglesa y francesa; la media gringa, y la baja mexicana”
Más allá de esto, el Estado colombiano es semi feudal, se expresa en grandes extensiones de tierra llenas de ganado en manos de unos pocos, quienes hacen de la suyas con grupos armados en el campo. La agricultura es incipiente, sin sentido capitalista, y en medio de estas características, estamos en un capitalismo salvaje, donde la muerte se impone como lógica dominante, la explotación de la mano de obra barata y desclasada está presente, y los mejores profesionales emigran. Colombia económicamente es un “Rappi” lleno de desclasados venezolanos. Esto para resumir. Por eso, un capitalismo mercachifle, asesino, feudal y usurero, no acepta cambios, porque no entiende de capitalismo científico industrializado con mano de obra calificada e intelectual. En este sentido, platear reforma laboral, pensional y del catastro rural, es una confrontación abierta, sucia, y miserable, como la que estamos presenciando entre el gran capital feudal usurero y semi industrial, contra el gobierno democrático de Gustavo Petro.
RAZONES SOCIALES: En Colombia nunca ha existido burguesía en su sentido clásico. Aquí lo que existe es un sector comercial financiero usurero y uno que otro mecánico que montó una industria, pero que lo hicieron desde el Estado y sus beneficios, y que hoy, a base de comprar congresistas, jueces, y hasta presidentes, se han tomado la deforme economía capitalista. A esto se agrega, el poderoso poder mafioso no solo de la droga, sino del hampa que campea por todo el país, incluyendo sus instancias de justicia, Fuerzas Militares y de Policía, y hasta de Iglesia de seudo “cristianos” que hoy dominan. A esto se agrega, una serie de fracciones de clase al interior de los funcionarios públicos de mediana y baja categoría, la dispersa “clase media”, y ni que decir, de los sectores bajos, desclasados y hasta guerrilleros. Colombia es un hervidero de “clases” que ni Carlos Marx comprendería en estos tiempos, alrededor de las cuales se entremezclan muchos intereses, y en este sentido, converger en una Colombia fraccionada, es difícil concretar un proyecto histórico tal como hoy lo hacen exitosamente China, Rusia, y hasta la poderosa India.
Con una Colombia fraccionada por doquier, y con escasa cultura y educación, es fácil, que medios poderosos, tengan alta capacidad para influir en un pensamiento primitivo en lo cultural en el colombiano común y corriente, lo que lleva a fomentar el odio del bloque de poder hacia el gobernante que propone cambios, así sean estos, dentro del orden del capitalismo deformado imperante en nuestro país, tal como lo hace Gustavo Petro.
RAZONES CULTURALES: Colombia es por excelencia un país conservador de doble moral. Durante dos centurias estuvo bajo la egida de la Iglesia católica, a la cual hoy le han ganado los mercachifles seudo cristianos con sus miles de negocios de la fe, pero que, al fin y al cabo, han hecho de la religión, el opio del pueblo, como diría Marx. Pero esa seudo creencia en Cristo y la Virgen María es hipócrita, porque el colombiano ha demostrado ser un amante de la violencia, desde una trifulca entre taxistas a punta de crucetas, hasta el terrateniente que manda asesinar al líder social que reclama su perdida tierra, o el mismo Estado, que con Uribe le causó la muerte a más de 6.000 colombianos. Se concluye, en una Colombia sin visión de futuro, amparada en la muerte, que, en medio de desinformación y mentiras, en un referéndum le diga, SI A LA MUERTE – NO A LA PAZ, es casi imposible salir adelante, ya que, desde el taxista, policía, ladrón de la 13 en Bogotá, sicario de Medellín, barras bravas del futbol, guerrillero o delincuente campesino y cultivador de droga, político congresista, empresario, financista y señor feudal, todos al unísono quieren resolver las diferencias con la violencia.
A lo anterior se agrega una educación de pésima calidad, en donde los pobres estudiantes educados por el poderos sindicato de FECODE llevan la peor parte, y los educandos no so capaces de hacer un análisis de lectura ni razonar matemáticamente, como lo demuestran los resultados de las pruebas PISA; Universidades de garajes, una que otra universidad de elite y 5 universidades públicas de prestigio no más. Donde los mejores profesionales emigran, y los que quedan se sujetan a contratos temporales tanto en el Estado como las Rappi empresas que existen en el país.
Medios de comunicación que tergiversan; población que desayuna, almuerza y cena con lo que Caracol y RCN le dictamina; comentaristas deportivos y de farándula a los cuales hoy les pagan por debajo de la mesa para que salgan a gritar a los escenarios públicos: ABAJO PETRO.
Colombia, el país inculto, manipulable, pusilánime, donde al obrero y al pueblo en general lo convencen que el pago de horas extras es malo, contar con pensión de vejes no se puede, acceder a educación de calidad es imposible y de salud ni hablemos. Y si hay que complementar odio, les dicen a los 40 millones de colombianos, que Petro les va a quitar su Sisbén.
UNA SEUDO INTELECTUALIDAD DE PACOTILLA. Como complemento, el país cuenta con una intelectualidad de pacotilla, esa, acostumbrada a los puestos públicos, la de élite, la que considera que el Estado es de ellos; unos periodistas “progres” a quienes la envidia los ha absorbido porque al decir de ellos, el presidente es un “aparecido” costeño, de malos manejos y maneras, que hizo lo que sus alter ego no pudieron, pero que en el fondo adoran es la a la derecha, y consideran allá en su interior, que el ungido tenía o tiene que ser un Vargas Lleras, cachaco, rancio, capitalista, bogotano o paisa como ellos. Por eso, María Jimena Duzán, Alejandro Gaviria, Daniel Coronel, Daniel Samper, y hasta la izquierda resentida y fracasada del ocaso MOIR, Angelica Lozano, y su consorte Claudia López, no aguantan que un Petro sea Presidente. Ni que decir de Sergio Fajardo. Por eso, todos al unísono, desde el usurero de Sarmiento Ángulo, el envasador de agua de Ardila Lule, el cervecero de Santodomingo y el hacedor de dulces de Gilinsky, en compañía de los “progres” envidiosos, se han unidos en un solo canto: NO MÁS PETRO.
CONCLUSIÓN:
Más allá del odio a Petro por parte del bloque de poder y los “progres” fracasados y de hígado negro de la envidia, a él le corresponde direccionar su gobierno, fortalecer su gabinete, concretizar obras públicas a mostrar, pero sobre todo, tener presente, que eso que llaman “pueblo” es lo más venenoso que existe, no más mirar el ejemplo de los indígenas de La Guajira, a quienes Petro defiende hoy a capa y espada, más sin embargo estos están sujetos a sus amos clientelistas, incluyendo sus jefes tribales, ni que, decir de la Costa Atlántica, donde el 29 de octubre el festín que ayer lo acompañó, ese día vendió el voto.
Que bien que Petro leyera a Maquiavelo y tuviera presente cuando dice:
“(…) notarse bien que no hay cosa más difícil de manejar, ni cuyo acierto sea más dudoso, ni se haga con más peligro, que el obrar como jefe para introducir nuevos estatutos (cambios sociales). Tiene el introductor por enemigos activísimos a cuantos sacaron provecho de los antiguos estatutos (cuando el bloque de poder colombiano se ha aprovechado del Estado), mientras que los que pudieran sacar el suyo de los nuevos no los defienden más que con tibieza (falsos amigos). Semejante tibieza proviene en parte de que ellos temen a sus adversarios que se aprovecharon de las antiguas leyes, y en parte de la poca confianza que los hombres tienen en la bondad de las cosas nuevas, hasta que se haya hecho una sólida experiencia de ellas. Resulta de esto que siempre que los que son enemigos suyos hallan una ocasión de rebelarse contra ellas (el bloque de poder tradicional, tal como está sucediendo en Colombia), lo hacen por espíritu de partido; no las defienden los otros entonces más que tibiamente (los supuestos amigos de Petro, como el decaído Pacto Histórico), de modo que peligra el príncipe (el presidente) con ellas”.