Que el president de la Generalitat, Carles Puigdemont es un independentista convencido lo tenían claro todos ese domingo 1 de octubre de 2017, el del referéndum ilegal en Cataluña. Empezando por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Hoy también, cuando una amnistía traerá del autoexilio en Bruselas al político rebelde catalán seis años después.
En Amer, su pueblo empedrado de la comarca La Selva, de Gerona —una de la provincias que conforman Cataluña— lo sabían hacía tiempo. Allá se recuerda que el interno de El Collell tenía 12 años cuando murió Franco y en tanto cayó en sus manos se colocó en su bata el lema “Queremos el Estatut”. Uno de los curas del colegio le interpeló:
—Pero si tú no sabes lo que es el Estatuto.
—Por supuesto que lo sé —respondió él—, y si quiere se lo cuento.
Era por ese entonces un chico melenudo que atendía los fines de semana la pastelería familiar que su abuelo Francisco había fundado en noviembre de 1927: Pastisseria Puigdemont. "Vendíamos de todo menos zapatos, alpargatas y ropa", cuenta el tío Josep a el diario El Mundo. "Emplastes para los bueyes y las vacas, resina negra y resina griega, parches Sor Virginia [cataplasmas para los dolores], hierbas, productos para curas medicinales...
Había más de 1500 artículos en cajones con letreros y decenas de botes de hojalata". Y chocolate, hacían mazapán, pastillas de turrón de yema... y dos especialidades del abuelo: los borrachos de ratafía (un licor de la zona a base de anís) y los caprichos de Amer, inventados por él, y que aún vende Ana, la hermana del presidente.
El abuelo había sido un desertor que “no quería ir a la batalla del Ebro” con las filas del bando republicano, en la cruenta Guerra Civil. Cruzó por los Pirineos a Francia. Pero la policía lo detuvo y después de deambular un amigo lo "colocó" en el penal de Burgos, donde se encargó del suministro de la comida a los presos "rojos". En 1940 el pastelero volvió a su pastelería, con dos uniformes negros de la Falange, para sus hijos Xavier (12) y Josep (11). Xavier, siguiendo la tradición familiar estudió repostería y se casó con Núria Casamajó, con quien tuvo ocho hijos. El segundo fue Carles, que nació en su casa con la ayuda de una comadrona el 29 de diciembre de 1962
En aquel hogar donde se leía el carlista y católico El correo catalán se crió el president que hoy tiene a España con la espada de Damocles de la secesión sobre su cabeza. Que tiene seis apellidos catalanes: Puigdemont, Casamajó, Padrosa, Oliveras, Galceran y Ballart, y dos de origen andaluz, los de su abuela María Ruiz Toledo.
Que como cualquier chico quería ser astronauta, como cualquier chico fue bajista de una banda, pero a los 17 años ese chico ya tenía carnet de Convergencia Democrática de Cataluña (CDC), el partido político de la comunidad autónoma de Cataluña, fundado en 1974 durante la dictadura franquista -y por tanto, clandestino- por Jordi Pujol. El tío Josep —primer alcalde democrático de Amer—- lo había llevado hasta allá.
Cuando Tejero entró a la Cortes en el ya histórico golpe fallido del 23 F, (1981) Puigdemont era un joven de 19 años que le propuso a un amigo buscar una senyera para colocarla en lo alto de una ermita en una colina cercana. Era la oportunidad de la crisis política para sacar a flote el independentismo. Pero senyera, —la bandera autonómica oficial— no había por ninguna parte. Eso le contó el amigo Salvador Clará al periodista de El Español- Hoy la senyera cuelga de cualquier balcón, ondea en cualquier manifestación.
Claro está, entonces Puigdemont ya se había dado cuenta que lo suyo no eran los pasteles. Prefirió el periodismo. Empezó en un pequeño periódico de su pueblo que se llamaba Los Sitios, que después sería el Diari de Girona. Seguiría en El Punt Diari. Pero no estudió periodismo, optó más bien por Filología Catalana, que tampoco terminó, dice una crónica de El Mundo.
Filóloga era Marcela Topor, una rumana de origen humilde que Carles conoció en 1998 durante el Festival Internacional de Teatro Amateur de Gerona, y con quien se casó dos años después. En ese año Puigdemont fundó la Agencia Nacional Catalana, una agencia de noticias con edición digital solamente. Con Marcela, que es especializada en filología inglesa y francesa creó Catalonia Today, una publicación en inglés para dar al mundo la imagen de la Cataluña que quiere independizar.
Llegó la alcaldía de Gerona. Cinco años estuvo al frente de la ciudad como president en el Palau de la Generalitat en Barcelona. Su paso por la alcaldía lo dejó enredado en un asunto del acueducto manejado por empresa Girona S.A. que controla el suministro de agua a Gerona y dos municipios más.
Llegó como president de la Generalitat cuando por casualidad el entonces presidente Artur Mas fue inhabilitado por convocar la consulta del 9N en 2014. Esta semana Mas le dijo al Financial Times “Cataluña no está lista para la independencia real”.
Lo de Carles Puigdemont ha sido el referéndum del 1-O. Sigue anclado en su desafío de la independencia mientras una inmensa cantidad de españoles se pronuncia en contra. Tanto cuanto en esa oportunidad lo hicieron la mitad de los catalanes porque sobre un universo electoral de más de cinco millones votaron en las elecciones ilegales del domingo 2,26 millones, (y de ellos 89 % a favor).
Hubo desbandada de las empresas. Icónicas como Caixabank trasladó su sede social a Valencia, Gas Natural a Madrid, Sabadell, otra de las grandes entidades financieras, a Alicante. Y siguieron Freixenet y Codorniu, entre otras. Todas buscando seguridad jurídica.
La sesión del Parlament el lunes 9 -O donde Puigdemont declararía unilateralmente la independencia fue cancelada por el Tribunal Constitucional. Allí fue el martes a las seis de la tarde para hablar "sobre la situación política actual", sin aludir al referéndum del 1-O. El pulso entre el presidente Rajoy y el president Puigdemont, en medio de una tensión que difícilmente se sabía cómo desactivar. La orden de arresto de la justicia de España por sedición y traición, terminó con su huida a Bruselas.
Seis años después se convirtió inesperadamente en personaje clave para la formación del gobierno de España tras las elecciones del pasado 23 de julio que ganó Alberto Nuñez Feijóo del Partido Popular, pero no consiguió los apoyos suficientes para ser investido como presidente. En consecuencia, llegó el turno de Pedro Sánchez y la investidura se certificó principalmente gracias el apoyo de Junts per Catalunya, partido fundado por el propio Puigdemont en julio de 2018 y que ahora preside Laura Borràs.
El expresidente de Cataluña no ejerce ningún cargo en el partido, pero dirige su estrategia y fue la figura clave en las negociaciones sobre la ansiada amnistía que ha pactado con el PSOE
Actualmente es diputado en el Parlamento Europeo por Junts desde 2019 y vive en Waterloo, Bélgica. con un sueldo de 9.975,42 euros en la llamada “Casa de la República localizada en la lujosa Avenue del Abogado 34, catalogada de mansión de 1.000 metros cuadrados.
Desde ahí espera la amnistía pactada con el PSOE de Pedro Sánchez, ya investido como presidente. Ella le permitirá regresar a España sin ser detenido y blindarle contra las demandas de inconstitucionalidad que se presenten. Aunque la causa abierta contra él puede tardar en archivarse. Puidgi, como le dicen en su pueblo, quizá pueda volver a poner en la cima de la ermita la senyera.
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