En Cachipay, Cundinamarca era poco lo que había para ganarse la vida cuando Raul Salcedo emprendió su viaje a rebuscársela en Bogotá. Tenía claro que quería ganarse el sustento pero sin ser empleado, en libertad. Y encontró una salida que nunca se imagino.
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El fotógrafo recorría un buen dia el centro de Bogota cuando se percató de la cantidad de turistas que deambulaban por la Plaza de Bolivar y los sitios icónicos de Bogotá como la Casa del Florero y la Plaza de la Independencia al frente del Museo del oro. Vio entonces una oportunidad: fotografiarlos para que se llevaran un recuerdo.
Compró una cámara Olimpus y aprendió sobre la marcha a dispararla. Era el año 1964 cuando Salcedo se a tomarle las fotos espontáneas a los turistas. Eran en blanco y negro y cobraba un peso por estas. Se cogió confianza, se le montó a la tecnología, subió las tarifas y a los 72 años ha hecho feliz a más de uno que regresa a sus ciudades de origen o país con un recuerdo del centro de Bogotá.