La encrucijada de la conciencia

La encrucijada de la conciencia

Por: Roberto Hernández
marzo 26, 2015
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La encrucijada de la conciencia
Imagen Nota Ciudadana

Doctora: ¡Jum!… un paciente Nuevo… voy a mirar su historia clínica… Paciente con trauma severo en la cadera, obstrucción abdominal y sufre de hemorragia interna en el estómago... Nombre… Iván Márquez… ¿Iván Márquez? ¿No entiendo por qué razón traen a un líder guerrillero a este hospital para que yo le salve la vida? ¿Me imagino que él en medio de sus tropas debe tener muchos médicos, cómo es que ninguno de ellos puede salvarlo? Pero bueno, es mi deber salvar vidas como dije en el juramento hipocrático sino mis palabras y acciones carecerían de todo sentido en mi carrera y en mi vida.

Doctora: ¡Estoy entre la espada y la pared!

Conciencia: No encuentro cómo abrir el paracaídas en este abismo que me lleva a estrellarme con una realidad injusta, por qué tengo que ser yo quien determine la vida de este ser. ¡Este maldito traidor de la patria! ¿Por qué no pudo morir directamente en el atentado, por qué lo tenían que traer a este hospital olvidado por ellos y por los duros de arriba? Quiero que su existencia termine ahora y qué el gobierno me premie para hacer una gran celebración así como cuando ellos quisieron tomarse el pueblo en el qué mi abuelo vivía. ¿No sé por qué tengo que donarle sangre de gente inocente cuando él acabó con tantos en esa masacre?

Ahora lo veo en la cama totalmente indefenso y quisiera festejar en su cara con un litro de old parr su posible destino, quisiera gritarle a la cara que espero verlo mordido fieramente por Cancerbero, rogando piedad mientras es atacado y atormentado por hades. No merece ni el más mínimo sentimiento de compasión, acaso él la tuvo cuando mi papá le imploró con lágrimas en los ojos qué no le quemara las máquinas, lo único que hizo fue reírse y jactarse irónicamente de su poder y de la vulnerabilidad de mi padre sollozando arrodillado viendo sus volquetas arder.

Doctora: ¡Dios mío santo perdóname por lo que estoy haciendo realmente no sé por qué me estoy dejando llevar por mis sentimientos! Estoy atentando contra mi ética profesional.

Conciencia: ¡¿Cuáles cuentos de profesionalismo y doble moral?! Acaso si ese perverso ser tuviera la oportunidad de matarme no lo haría “ipso facto” sin preguntar quién soy o qué estoy haciendo para cambiar al mundo así como lo hizo con mi hermano; siete tiros y solo por milagros de la vida y de la ciencia aún sigue vivo aunque tuerto y aveces se le paraliza el cuerpo por el lado izquierdo y yo pensando en dejarlo vivir a este ser tan ruin.

Doctora: pero es un ser humano y si lo mato, estaría igualándome a su condición de asesino.

Conciencia: Con este ser no me importa convertirme en un matasanos, claro que de sano esa persona que dice ser jefe de una comunidad, no tiene ni el nombre. Debería ahogarlo con la almohada pero también le estaría haciendo un favor-acabaría con su sufrimiento, con su intenso dolor- quién sabe si sufra más siendo un moribundo en esta habitación que en el infierno, pero qué importa, da igual donde padezca, la gracia es que pague por sus actos. Esas malditas decisiones que tuvo dizque para salvar a la nación, un jodido narcotraficante disfrazado de revolucionario, convenciendo con juegos de palabras, fraseo, parla barata a unos pocos que no tienen criterio en su vida y a los que tienen los obliga y si se rehúsan los mata o acaba con su familia y entonces por qué lo sigo pensando. Una dosis de cianuro en una inyección y listo se acaba uno de los problemas más viejos del país o al menos ayudo a disminuirlo notablemente.

Doctora: ¡¡¡Está bien!!! Lo voy a hacer pero sé que no voy a poder dormir bien por las noches, me atormentará la culpa hasta que pague con mi vida este error motivado.

Conciencia: Y si mis superiores o el ejército me preguntan por él, diré que murió en la cirugía, que no tuvimos nada que hacer, al menos tendré tiempo para escapar mientras le practican la autopsia.

Doctora: Qué es lo qué me dice esa enfermera no le entiendo, mi mente está totalmente contrariada por este suceso, anda asustada, me tira, me dice que corra pero yo del asiento no me levanto, alcanzo a leer algo en sus labios pero no lo comprendo bien qué dice y señala, es algo como Rodrigo pero ese no es mi nombre, o será abrigo, pero para que quiero un abrigo y en una zona tan tropical y no creo que por un abrigo azul haga tanto escándalo, espera… ¡azul, mierda! es un Código Azul, ¡¡¡Código Azul!!!

¿Cómo así código azul, en este hospital? Solo hay un hombre que puede llegar hasta tal estado y es mi paciente, ¡oh espera! Corriendo he llegado y que veo, la reactivación pulmonar y el desfibrilador no sirven para nada, su corazón ha hecho lo que no pude hacer. Su corazón detuvo su palpitar y al final, el destino ha ganado el juego, no lo maté pero lo dejé morir.

Hora del deceso 3:00 am.

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