En 2010, Nairo Quintana se dio a conocer en el mundo del ciclismo. Ese año significó el renacer para nuestros pedalistas en Europa. Después de una larga ausencia, matizada por logros personales como los de Santiago Botero o Mauricio Soler, apareció una camada formada por el equipo Colombia es Pasión, en donde un técnico como Luis Fernando Saldarriaga ayudaron a formar corredores de primer nivel.
Ese año, Nairo ganó el Tour de l’Avenir y lo hizo de manera imperial. Uno de sus descubridores en Boyacá fue el cazatalentos y exciclista Vicente Belda, quien lo recomendó con Eusebio Unzué, el español que dirige Movistar y uno de los técnicos con mayor recorrido en el mundo. Lo probaron y quedaron encantados con el muchacho de Cómbita.
En 2012, a los 22 años, Nairo debutó en un equipo cuyo máximo líder era el español Alejandro Valverde. La idea que tenía la escuadra telefónica era dejarlo en maduración hasta los 25 años y que, mientras tanto, fuera aprendiendo, pero Nairo es puro talento.
En 2013 lo llevaron al Tour de Francia sólo a foguearse y a cargarle las caramañolas a Valverde. La estrella sufrió un accidente en la etapa nueve, perdió diez minutos y Nairo automáticamente tuvo la responsabilidad de ser el líder de su equipo.
En ese momento, el Movistar era el segundo mejor equipo del mundo después del Sky. El máximo favorito para imponerse en ese Tour de Francia era el británico Chris Froome. Inmediatamente, se estableció un duelo de antología.
El mundo del ciclismo quedó atónito: ¿De dónde había salido este fenómeno respondón, capaz de disputarle palmo a palmo las etapas al campeón en el Mont Ventoux, el desértico paraje lunar en donde, incluso, murió un pedalista inglés en 1964?
Nairo llevó al máximo sus fuerzas y estuvo a punto de ganarle a Froome. Cuando llegó a la meta, el boyacense desfalleció. Su imagen fue portada de las principales revistas deportivas del planeta. Tenía 23 años y había quedado segundo en un Tour de Francia, ganó una etapa, la camiseta de los jóvenes y la de montaña.
Nairo sufre la pálida en la etapa más exigente del Tour de Francia 2013.
El equipo le renovó el contrato por cinco años más. Nairo no decepcionó. En 2014 corrió el Giro de Italia, ganó dos etapas y la general. En 2015 volvió a ser segundo del Tour de Francia e hizo una etapa de antología en la subida al Alpe d’Huez. Fue una hermosa estrategia en donde todo el Movistar se volcó a ayudarlo.
Fue una emboscada perfecta con la que buscaron lograr doblegar al que era el mejor pedalista de todos: Froome, quien luego de la jornada confesó “haber estado a punto de morir” por el esfuerzo que hizo para no soltar a Nairo. Sólo por un minuto, Quintana no fue campeón. Volvió a ganar la camiseta de los jóvenes y por segunda vez, fue subcampeón. En 2016, fue tercero en el Tour de Francia, pero en la Vuelta a España logró su desquite ganándole la vuelta de manera espectacular a Froome. A partir de ahí, su rendimiento comenzó a declinar.
En 2017 era el gran favorito para ganar el Giro, pero perdió en la última etapa con Tom Dumoulin. No volvió a hacer podios en grandes vueltas desde ese año. En 2019 quedó evidenciada la fractura que tenía con su equipo, el Movistar, cuando en una etapa de la Vuelta a España, Marc Soler, uno de sus gregarios, desobedeció la orden de su equipo de ayudar al de Cómbita manoteando de esta manera:
Aunque no era el mismo, sí le alcanzó para ser el mejor de su equipo. Ganó la etapa reina del Tour de Francia de ese año. Dentro del vestuario nadie celebró, incluso, Nairo comió en una mesa aparte. Las relaciones estaban rotas. El Movistar empezó a ganar cierta fama de racismo o al menos, prevención con ciclistas de esta parte del continente como Richard Carapaz.
Nairo firmó un contrato millonario con el Arkea, un equipo de la segunda división del ciclismo mundial. Poco a poco, la presencia del boyacense le hizo ganar prestigio a la escuadra. Cuando estaban mejor las cosas, cuando Nairo consiguió un histórico sexto lugar en el Tour de Francia a pesar de estar en un equipo deficiente como este, apareció la prueba antidoping que lo condenó: a pesar de no ser una sustancia dopante, el Tramadol sirve para ocultar dolores y está prohibido en el Tour de Francia. Por eso, su participación en esta carrera quedó borrada.
El Arkea lo echó y Nairo luchó durante un año para poder conseguir equipo. A pesar de los rumores, nadie lo quiso y ahora tiene que volver al equipo en donde lo trataron realmente mal. Quintana ya no será capo, sino que trabajará para Enric Mas, su líder. Los mejores años de nuestro Nairoman pasaron para siempre.