Alejandro Eder pertenece a dos poderosas familias empresariales. Por el lado paterno, hijo de Henry Eder, propietario del ingenio Manuelita y toda su organización empresarial y por el lado materno, hijo de Elena Garces Echavarría, vinculada a la empresa JGB y los Echavarría, dueños de la organización Corona. Pero Alejandro siempre tuvo vocación por lo público.
Desde que regresó a Colombia, después de estudiar en Estados Unidos en la Hamilton College y en la Columbia University, donde la familia en cabeza de su mamá se trasladó a vivir por razones de seguridad en tiempos de secuestros y amenazas, lo suyo fue el servicio público.
Fue director de la Fundación para el Desarrollo Integral del Pacífico (FDI hoy Propacífico) y contribuyó en la formación de la Fundación Alvaralice con presencia en las zonas más pobres de la ciudad. En 2006 se vinculó a la Alta Consejería para la Paz y la Reintegración de la cual su director era Frank Pearl en el gobierno de Alvaro Uribe. Fue vocero internacional de las iniciativas de construcción de la paz del gobierno Uribe, que incluyen la Ley de Justicia y Paz y en el gobierno de Juan Manuel Santos fue director de la Agencia Colombiana para la reintegración.
Su incursión en la política la hizo de la mano de Sergio Fajardo y aspiró en las elecciones del 2019 a la Alcaldía por el movimiento Compromiso Ciudadano de Sergio Fajardo. Quedó en tercera posición, superado por su rival de hoy el Chontico Ortiz y Jorge Iván Ospina quien terminó elegido alcalde de Cali con un desempeño fallido que sumió a ciudad en una profunda crisis de desgobierno y corrupción.
El empresario vallecuacano también ha trabajado en el sector privado como analista financiero del grupo de finanzas corporativas para Latinoamérica de Deutsche Bank, analista de nuevos negocios de Manuelita S.A. que hoy está en cabeza de su hermano, Harold Eder. Además, ha sido miembro de la junta directiva de JGB y la Fundación Corona, que trabaja en temas relacionados con la educación, salud, generación de empleo y fortalecimiento comunitario.
Para esas elecciones prefirió irse por firmas sin apoyo inicial de ningún partido, por el movimiento “Revivir Cali”. Consiguió 120 mil, pero finalmente aceptó varios coavales. Tenía claro que como candidato de opinión no lograría imponerse. Aceptó entonces el coaval del Partido Conservador, Cambio Radical, Colombia Justa Libres, el Nuevo Liberalismo y Colombia Renaciente. También es apoyado por Colombia Justa Libres y por parte de la militancia del Centro Democrático, que no tiene candidato propio. Una variedad de apoyos que serán una variable difícil de administrar pero que requiere para la gobernabilidad.
Logró imponerse al candidato Roberto Ortiz, en su segundo intento para ser alcalde, quien terminó abrazado por el actual alcalde Jorge Iván Ospina y gran parte de concejales de la vieja política que apoyaron sus fracasadas iniciativas. En la recta final también terminó aliado con la maquinaria de la gobernadora Dilian Francisca Toro del Partido de la U quien será la gobernadora del Valle.
