¿Hijo como hago para etiquetear esta persona en Facebook? Es que se me olvidó otra vez.
¿Otra vez? Ya te expliqué hace dos días como hacerlo…..
Conversaciones como estas forman parte de la cotidianidad en la que somos protagonistas tanto aquellos a los que las nuevas tecnologías nos cuestan entender todavía y aquellos a los que nacieron y han crecido con ellas.
Recuerdo cuando en mi infancia llegó a casa por primera vez ese cuadrado y pesado aparato sostenido por cuatro patas de donde se desprendieron las primeras imágenes a blanco y negro que nunca olvidaré. Se habían acabado esas angustias de pedir permiso para entrar a ver televisión en las casas de los vecinos en donde ya habían tenido la fortuna de haberlo comprado y en donde quedaron plasmadas aquellas manchas de orina en el piso de baldosa cuadrada y de color rojo porque que era tal el magnetismo que generaba aquel extravagante electrodoméstico que las necesidades físicas pasaban a un segundo plano. Ahora la alta definición en la televisión hace que tengas casi que un mini teatro en casa.
Algún tiempo atrás postulé para un trabajo como verificador de video- juegos en la prueba de razonamiento no me fue nada mal, pero el problema fue cuando me pidieron enumerar los juegos que conocía. Gracias a Dios pude recordar algunos de aquellos con los que jugaban mis hijos y obviamente Mario Broos estaba en la lista. El paso siguiente era jugar… y hasta ahí llegué.
¿Cómo podía pretender verificar los juegos electrónicos si ni siquiera sabía cómo coger los controles?
¡Ay… Dios mío! ¿En qué mundo andamos?… pues en el que obligatoriamente debemos dar el salto a la tecnología como dice el experimentado Ariel Coro .
Un mundo también en el que nos hemos convertido casi que en robots que deambulan por las calles sin percibir que pasa a su alrededor porque estamos lamentablemente o quizá felizmente inmersos en ese pequeño y a la vez enorme mundo del celular.
Atrás quedaron esos días de infancia en los que pasábamos horas y horas corriendo sin parar e inventando juegos en la calle hasta terminar fatigados para ir a la cama. No había manera de quedarse quieto, las actividades físicas preponderaban por encima de todo y el estado estático del cuerpo en la actualidad basado solo en el movimiento de los dedos de las manos para activar un computador o un celular ni siquiera pasaba por nuestras mentes.
Eran otros tiempos en los que el celular o el computador no ocupaban parte importante en nuestras vidas.
Somos dos generaciones que convivimos juntos, muchos sin saber y a la vez muchos sabiendo demasiado.
Unos, los negados a la tecnología y condenados a sobrevivir a medias como idiotas, y otros, condenados a vivir como idiotas por la grandeza y la pesadilla de la tecnología.