En cierta ocasión Yogananda (gran maestro espiritual, yogui y gurú) visiblemente conmovido por el dolor humano causado por la guerra, le preguntó a Dios: ¿Señor por qué permites tanto sufrimiento? En ese mismo instante escuchó una voz que le dijo: ¡no te identifiques con la película!
El tiempo y el espacio en el que nos correspondió estar aquí, exige que nos convirtamos poco a poco en guerreros de la Luz. El que recorre dicho camino conoce y practica el mensaje dado a Yogananda y a otros iluminados en diferentes momentos del devenir humano. Por eso, lector que me sigues, cuando llegue La Terrible Prueba atiende este mandato: ¡prohibido empelicularse! Es importante aclarar que la realidad no es lo que nos han vendido los mercaderes de la ilusión. Si a mí, por ejemplo, me preguntaran que es la realidad, respondería gracias a una comparación: es como un espejo sombrío a través del cual no podemos ver claramente.
Lo esencial solo puede contemplarse desde un corazón abierto y despierto y ajeno a todas las formas de identificación. En efecto, se empeliculan todos aquellos que se identifican con los sucesos externos; es decir, con lo que no es esencial.
Por ejemplo, tu cuerpo, tu mente y pensamientos son importantes para vivir y evolucionar en esta dimensión, pero no deberías identificarte con ellos. Tú eres algo más que un cuerpo y una mente y la marea voluble de sus pensamientos. En vez de identificarte con algo… mejor observa. En lecciones precedentes he dado indicaciones para aprender a observar. También he aportado ideas para poder sobrevivir a lo que se viene, que es muy fuerte, pero bendito y conveniente para el despertar de la especie humana. Terrícolas, están cordialmente invitados a dar el salto cuántico, paso definitivo para alcanzar la otra orilla.
En otro orden de ideas: pase lo que pase y suceda lo que suceda, veas lo que veas y sientas lo que sientas, oigas lo que oigas… sé muy consciente y observa tu mente. Al principio la mente se molestará y te hará berrinches con el propósito de desesperarte: a ella, bajo todo punto de vista, le incomoda que la observes. Sin embargo, terminará aceptando y sometiéndose al testigo imparcial (que no juzga nada y ve todo en forma neutra).
Entonces, ya no serás esclavo de tu mente ni de la borrasca de los pensamientos descontrolados. En cambio, serás libre porque has conquistado tu centro, ahí, donde no hay odio ni ansiedad ni temores. Comprobarás, de paso, que piensen lo que piensen, hagan lo que hagan los demás, eso no te perturbará en lo más mínimo.
Ten presente: la esencia, tu corazón, no puede experimentar ira ni miedo. El ego y sólo el ego es el causante de todos los dramas humanos. El ego es un maldito terrorista que puede acabar con tu mundo, y, si le fuera posible, con todo el mundo si le das tu poder identificándote con él. Atención: Declárale de una buena vez la guerra al ego y vencerás. Te lo aseguro: afuera no tienes enemigos. Todos tus enemigos provienen de tu interior: declara, además, una nueva independencia y destrúyelos mediante la no identificación. No me cansaría de repetírtelo: ¡desmonta todas tus películas!
Posdata: próxima lección… Todo se supo.