La transformación social en el contexto latinoamericano es inminente, la cual debe estar guiada por la educación popular, la cual se configura en la promoción la interculturalidad y pluralismo de los pueblos en la región. Un pueblo capacitado genera una mentalidad colectiva, la cual se encargara de romper los engranajes de los modelos de dominio, exclusión y dominación a los que hemos sido sometidos por siglos. Por ende, la necesidad de conocer nuestra histórica política y social, de igual manera, la de identificar a nuestros verdugos y los pueblos invisibilizados (Sarmiento, 1915).
De acuerdo a lo anterior, el deber del nuevo educador es el de ser crítico y reflexivo de las diferentes dinámicas que confluyen en la vida y entorno de los educandos, es así, que quien asume esta valiente labor social, se convierte en un agente civilizador y catalizador ante las formas de sumisión (Martí, 1884). Por ende, no basta cono conocer la simple teoría o técnica que se pretende trasmitir, el educador como un agente de revolución, debe interpretar, analizar y visibilizar los problemas sociales, por intermedio del hermoso arte de enseñar (Sarmiento, 1915).
Como docentes, debemos ser conscientes de que somos un referente social, en el cual están puestas las expectativas más trascendentales para la sociedad, como es la promoción de la convivencia, las competencias, la interacción y la interpretación social (Mistral, 1979). Por tal motivo, no nos debemos centrar el aula para transmitir el conocimiento, puesto que con nuestro actuar, nuestros discursos y diferentes formas de expresión, estamos trasmitiendo la experiencia de nuestra interacción social para con las nuevas mentes que están dispuestas a absorber todo tipo de información que se les suministre (Mistral, 1979).
No es fácil el camino que hay que recorrer, pero es heroico e indispensable para que la sociedad pueda avanzar en la prosperidad, re significación de los pueblos y en la consolidación del humanismo. Nunca se deberán bajar las banderas de la libertad, igualdad y solidaridad, puesto son las que nos guiaran en la lucha contra las desigualdades basadas en la clase, la raza, el sexo y demás identidades propias de las personas que conforman nuestras comunidades. Es así, que debemos estar en la disposición de la escucha y el diálogo, para que desde la educación podamos comprender y abordar las necesidades y a los mismos grupos sociales que pretendemos transformar (Martí, 1884).
Como se ha recalcado en los anteriores párrafos, no debemos ser ajenos de los contextos del estudiante, pues ahí es donde vamos y debemos impactar, debido a que el estudiante al momento de adquirir los conocimientos necesarios, será un sujeto crítico de su realidad y así buscara transformarla, por ende, más allá de una asignatura o tema a abordar, debemos preparar a nuestros agentes de cambio para la comprensión de sus dinámicas (Martí, 1883). Por lo tanto, escuela es un campo de batalla, donde diferentes posturas ideológicas, religiosas y políticas pretenden consolidarse o sobreponerse ante los demás, y ahí es donde debemos ser conscientes de que si no le dotamos de importancia a dichas posturas, estaremos propiciando el continuo andamiaje de los dominadores y dominados (Rodríguez, 1794).
Es así queridos compañeros, que la educación política y criminológica es menester para alcanzar la liberación de los oprimidos y de todos aquellos que somos parte de este desigual sistema. La dignificación y reconocimiento de los demás nos ayudara a sobrepasar las barreras sociales del neoliberalismo y capitalismo salvaje que nos impiden ver al ser pro social que llevamos dentro (Rodríguez, 1975). Educadores del mundo uníos, no tenéis nada que perder excepto vuestras cadenas, Puesto que detrás de nuestro marcador, existen unas ideas y las ideas son a prueba de balas.
Bibliografía
Rodríguez, S. (1794). Reflexiones sobre los Defectos que Vician la Escuela de Primeras Letras en Caracas y Medios para Lograr su Reforma por un Nuevo Establecimiento. En: Rodríguez, Simón. (1988). Inventamos o erramos. Caracas: Monte Ávila Ed.
Rodríguez, S. (1975). Luces y Virtudes Sociales. En: Obras Completas, Vol. 2. Ca-racas: Editorial Art
Martí, J.(1883) Escuela de artes y oficios, La Améri-ca, Nueva York. En José Martí, Obras Completas, To-mo 8, p.284
Martí, J. (1884). La América, Nueva York, Obras Completas, tomo 8, p. 285-288. En Almendros, H. Ideario Pedagógico, La Habana: Editorial Pueblo y Educación, 1997, p. 61
Mistral, G. (1979). MAGISTERIO Y NIÑO. Andrés Bello: Santiago.
SARMIENTO, Domingo Fausto (1915): Conflicto y armonía de razas en america, Buenos Aires, la cultura Argentina