Alfonso Campo Martínez, vallenato y miembro de una familia de fuerte tradición conservadora del Cesar, llega a la presidencia del Consejo Nacional Electoral (CNE) y le da un giro político importante porque su antecesora Fabiola Márquez, del Pacto Histórico, tiene una reconocida cercanía al presidente Gustavo Petro.
Después de varias semanas, los magistrados del CNE lograron ponerse de acuerdo y eligieron por unanimidad a Alfonso Campo Martínez como presidente de la entidad, una vez terminado el periodo de dos años de Márquez en una votación en la se enfrentó al magistrado César Lorduy de Cambio Radical.
Alfonso Campo, quien reconoce no tener enfrentamientos con la Casa de Nariño, es políticamente afín al presidente Iván Duque, mandatario que lo llevó a la Unidad de Protección, donde puso en marcha el eje misional de la UNP y tuvo una relación personal con el fiscal general Francisco Barbosa.
Abogado, especializado en Derecho Administrativo, Constitucional y Ambiental, personero de Valledupar, presidente de la Federación Nacional de Personeros, Campo tiene entre manos avanzar en las revocatorias de inscripción de candidatos como la de Tulio Gómez, a la Gobernación del Valle del Cauca que apeló; la polémica exgobernadora de La Guajira, Oneida Pinto a la Alcaldía del municipio de Albania y del excandidato presidencial Rodolfo Hernández a la Gobernación de Santander. Además, deberá poner la lupa sobre los dineros que reciban las campañas políticas.