En su obra "La condición humana", Arendt (1958) sostiene que la educación debe centrarse en el desarrollo de las siguientes capacidades humanas: -El pensamiento: La educación debe ayudar a los estudiantes a desarrollar su capacidad de pensar críticamente, de analizar información y de llegar a sus propias conclusiones. -La acción: La educación debe ayudar a los estudiantes a desarrollar su capacidad de actuar de forma autónoma y responsable. -La participación: La educación debe ayudar a los estudiantes a desarrollar su capacidad de participar de forma activa en el mundo. Además, Arendt (1961) también sostiene que la educación debe ayudar a los estudiantes a desarrollar un sentido de la comunidad y de la responsabilidad social.
La categoría estudiante ha experimentado cambios significativos a lo largo de la historia. En la antigüedad, el estudiante era considerado un aprendiz que recibía la instrucción de un maestro. En la Edad Media, el estudiante era un miembro de una comunidad académica que compartía un cuerpo de conocimiento común. En el Renacimiento, el estudiante era un individuo que buscaba el conocimiento y la sabiduría por sí mismo. En el siglo XIX, el estudiante era un alumno que asistía a una escuela o universidad para obtener una educación formal. En el siglo XX, el estudiante fue visto como un consumidor de educación que tenía derecho a elegir su propio camino de aprendizaje.
En el siglo XXI, la categoría estudiante está experimentando nuevos cambios debido al impacto de la inteligencia artificial (IA). La IA está transformando la forma en que aprendemos, enseñamos y evaluamos el aprendizaje. Los sistemas de IA pueden proporcionar a los estudiantes acceso a una gran cantidad de información y recursos, así como adaptar el aprendizaje a sus necesidades individuales.
En este contexto, el papel del estudiante está cambiando de ser un consumidor de educación, receptor pasivo de conocimiento a un creador activo de conocimiento. Los estudiantes del siglo XXI necesitan ser capaces de pensar críticamente, resolver problemas de forma creativa y comunicarse de manera efectiva. También necesitan ser capaces de trabajar de forma colaborativa y ser responsables de su propio aprendizaje más allá del panóptico intramural de la educación bancaria (Pedagogía del Oprimido, Freire 1968).
Hay una serie de investigaciones y posturas teóricas que apoyan el cambio de rol del estudiante en el siglo XXI. Las teorías del aprendizaje constructivista sostienen que los estudiantes construyen su propio conocimiento a partir de su experiencia. En este enfoque, el profesor es un facilitador que ayuda a los estudiantes a aprender de forma significativa a partir de cambios conceptuales que devienen en nuevos discursos, narrativas fruto de cambios de paradigmas en el pensamiento y la resignificación del lenguaje; para pensar distinto hay que hablar distinto (Lakoff, 2017).
Las teorías del aprendizaje basado en investigación ABI, sostienen que los estudiantes aprenden mejor cuando se enfrentan a la pedagogía de las preguntas sobre el entorno que requieren que piensen críticamente, se cuestionen, reflexionen, indaguen, realicen trabajo de campo, formulen hipótesis, identifiquen variables, elaboren instrumentos para la recolección de datos e información, y encuentren soluciones alternativas, creativas con espacios para nuevas preguntas sobre el devenir del sujeto en relación consigo mismo y con los otros sujetos cognoscibles tanto en la esfera privada como pública.
Las teorías del aprendizaje colaborativo sostienen que los estudiantes aprenden mejor cuando trabajan juntos para alcanzar un objetivo común, vale decir, derriban la educación vertical y la tornan horizontal como giro epistémico para la construcción colectiva de saberes más allá de la visión hegemónica sobre la verdad de la ciencia occidentalizada producto de la visión eurocentrista del mundo (El robo de la historia, Goody, 2011).
En el contexto de la IA, el estudiante tiene una serie de responsabilidades clave. -Ser un aprendiz activo. Los estudiantes no deben esperar que la IA les proporcione todo el conocimiento que necesitan. Deben ser capaces de buscar información y recursos por sí mismos, así como de evaluar su confiabilidad. -Ser un solucionador de problemas; los estudiantes deben ser capaces de utilizar la IA para resolver problemas de forma creativa y eficaz. -Ser un comunicador; los estudiantes deben ser capaces de utilizar la IA para comunicarse de forma efectiva con otros. -Ser un trabajador colaborativo; Los estudiantes deben ser capaces de utilizar la IA para trabajar de forma colaborativa con otros. -Ser un autorregulador; los estudiantes deben ser capaces de utilizar la IA para gestionar su propio aprendizaje.
El encadenamiento de los estudiantes en el avance del siglo XXI sigue siendo las visiones conservadoras, ortodoxas en el marco de la teoría de la reproducción cultural (Bourdieu & Passeron, 1979) a las cuales son sometidos y, de acuerdo con las tesis de identidad docente planteadas en el texto PEPE (sic) (Perspectivas epistemológicas en la praxis educativa) se sintetizan en: -Tesis A tecnogerencial: “Concepto de ser humano; Sujeto instrumental cuyo fin radica en reproducir un modelo de sociedad. Concepto de educación; Habilitación académica e instrumental con fines utilitaristas que permitan al capital humano funcionar con eficacia ante las expectativas que se trazan de sí mismo y de su aporte social. Posicionamiento pedagógico; Pedagogías diversas orientadas hacia fines utilitaristas. Concepto de enseñanza; Proceso de capacitación bajo el estricto dominio del profesor y sin considerar la participación del estudiante”. En correlato, y a título de reflexión, la formación por competencias en las escuelas técnicas, tecnológicas y con tránsito universitario que incorporan las métricas y lógicas de la reproducción del capital conllevan la impronta tecnogerencial como identidad docente en y durante la práctica educativa.
-Tesis B teoría crítica: “Concepto de ser humano; Ser que es consciente de sí mismo y se encuentra en la búsqueda permanente del fortalecimiento de su condición humana. Concepto de educación; Proceso hermenéutico en el cual, la oportunidad de conversar con uno mismo, con los otros y con el contexto, conforman la posibilidad para educar(se) y para transformar la realidad haciendo uso de conocimientos, habilidades y valores con alto sentido humano. Posicionamiento pedagógico; Pedagogía crítica y pedagogía radical (pedagogía de la liberación). Concepto de enseñanza; Diálogo abierto, en el que el profesor abandona la mera acción de acumular en el estudiante paquetes de conocimiento, para entonces, promover una actitud de encuentro entre seres humanos. (Santillán Anguiano & Emilia Cristina, 2023)”.
Para la filósofa Hannah Arendt (1906-1975) desarrolló una teoría de la educación que se centra en el desarrollo de la capacidad humana de pensar, actuar y participar en el mundo. La educación debe ayudar a los estudiantes a desarrollar su potencial humano y a convertirse en ciudadanos activos y responsables. La educación es un proceso de acción en el que los estudiantes se desarrollan como personas libres y autónomas. La educación debe ayudar a los estudiantes a desarrollar su capacidad de pensar críticamente, de cuestionar los sistemas de poder, de actuar de forma autónoma y de participar en la construcción de una sociedad justa y equitativa. En su obra, "La condición humana", Arendt sostiene que la educación debe centrarse en el desarrollo de la actividad política. La política, para Arendt, es la esfera de la acción humana en la que los individuos se reúnen para deliberar y tomar decisiones sobre el bien común.
El legado de Arendt cobra vigencia en la Colombia de la Esperanza del Cambio, donde la correlación de fuerzas progresistas convocan a los estudiantes a ser actores críticos, con conciencia histórica, prospectiva y colectiva frente a las diferentes propuestas que apuntan a giros estructurales y epistémicos hacia el New Deal de los colombianos en medio del pensar y actuar engañoso, mediático y sutil de las fuerzas históricas que han acumulado para intereses particulares criollos y foráneos la riqueza del Estado colombiano.
La reforma a la educación propuesta por el gobierno central se convierte en el ágora para que toda la comunidad académica bajo la vocación del estudiantado, que como bien propone José Antonio Marina, la educación debe ayudar a los estudiantes a descubrir su propia vocación y a alcanzar su plenitud humana. La participación critica de los estudiantes en la reforma educativa permitirá cimentar las bases de una educación desde los fundamentos epistemológicos y no desde las lógicas del capital neoliberal funcional, instrumental y bajo la dictadura de la sociedad del rendimiento en el sentido profundo, depresivo y patológico de la acción individual bajo las premisas positivistas (Sociedad del cansancio, Byung-Chul Han, 2019) de la expresión “Yes we can” de aquél afroamericano de paso en la casa Blanca. Para Freire, el estudiante es un sujeto emancipador. El aprendizaje no es un proceso de transmisión de conocimiento, sino un proceso de transformación social. Los estudiantes deben ser capaces de pensar críticamente y de participar de forma activa en la transformación de su realidad.
Por último, la categoría estudiante en el siglo XXI debe ser resignificada en el marco corrosivo, tóxico, enajenador y masificador efecto de la globalización y sus consecuencias sobre las desigualdades EPS, económicas, Políticas y Sociales desde el avasallador ecosistema que emerge con la IA y, analizadas por Enrique Dussel que coincide en la misma orilla que Arendt, en el sentido de que la categoría estudiante, como agente emancipador, disruptivo y sujeto político con demanda de formación integral, que tenga en cuenta las realidades sociales, ambientales y la diversidad de trayectorias del Ser, con necesidades de inserción pluricultural a la esfera pública, pero, recuperando la vitalidad de su dimensión familiar, transforme y dignifique, desde el conocimiento, la participación y la acción el curso de la historia del país.
Cordial saludo
@apostolfin