Estanislao Zuleta, mi padre, era un gran pensador y un gran lector.
Para él la vida era pensar, leer y dialogar. Era un gran lector, sabía leer y, sobre todo, pensaba lo que leía. En su ensayo “Sobre la lectura” (1) de 1982 nos da una clase magistral de cómo se debe leer. Al respecto traigo a colación esta cita:
“Quiero subrayar aquí un punto: no hay un tal código común. Cuando uno aborda el texto, cualquier que sea, desde que se trate de una escritura en el sentido propio del término, es decir, en el sentido de una creación, no de una habladuría, como dice Heidegger (por que las habladurías también se pueden escribir, eso es lo que hacen todos los días los periodistas, escribir habladurías) cuando se trata, de una escritura en el sentido fuerte del término, entonces no hay ningún código común previo, pues el texto produce su propio código, le asigna su valor; ese es un punto importantísimo en la teoría de la lectura” (2)
Lo más importante era que relacionaba, de una forma inspirada y detallada, todo lo que leía con hechos de la vida. Lograba entrelazar lo leído con procesos vitales y con otras lecturas. Esa es – según mi visión - la clave de su genialidad.
Podía encontrar facetas, relaciones, contradicciones, oposiciones y paralelos en cada una de las cosas o fenómenos que estudiaba. Lo demuestra brillantemente en el último texto que se le ha publicado en febrero de 2015, “Shakespeare: una indagación sobre el poder”. (3)
En ese texto se puede observar cómo relaciona los escritos del dramaturgo inglés. En el análisis de las historias de Ricardo III, Hamlet, Macbeth, Otelo, Desdémona, Próspero, Calibán y otros personajes, encuentra similitudes, construye semejanzas o diferencias, y va sacando conclusiones. A la luz de las ideas de Freud y otros pensadores, ubica las principales características de la lucha por el poder, las rivalidades, las venganzas, los intereses y los complejos psicológicos y existenciales de los protagonistas. De esa manera nos muestra la complejidad de esas intensas vidas en donde se trama y juega con el poder y la muerte, haciéndonos entender la esencia de la lucha política.
Pero además de su ejercicio de pensar, leer y conversar, la gran contribución de Estanislao Zuleta al pensamiento humano, fue su crítica valiente y decidida al determinismo. Lo planteó con mucha consistencia el profesor universitario Miguel Ángel Herrera Zagib en reciente conferencia titulada “Vida, obra y proyección de Estanislao Zuleta. Los saberes sociales” (4). Su crítica a todo determinismo: el económico, el político, el cultural. Y de esa manera se adelantó 40 años a los desarrollos teóricos de las ciencias humanas que van en la dirección que avizoró Zuleta.
El determinismo es un paradigma científico que considera que, a pesar de la complejidad del mundo y su impredictibilidad práctica, el mundo evoluciona en el tiempo según principios o reglas totalmente predeterminadas y el azar es sólo un efecto aparente. Esa idea ya ha sido rebatida por la mecánica cuántica y la teoría de la complejidad no lineal. El orden absoluto no existe en el universo, éste avanza en medio del caos y la destrucción. La ciencia moderna, representada por la física cuántica, no pretende resolver problemas del espíritu, como son la libertad o el destino humano, sino que a partir de experimentos, como el del físico alemán Heisenberg que dio vida al principio de incertidumbre, se demuestra que la simple observación humana, es decir, su intervención, logra cambiar el movimiento de la partícula, de la vida. Eso significa que la acción humana, eminentemente subjetiva, puede cambiar el devenir de la historia.
Carlos Eduardo Maldonado Castañeda, profesor colombiano y uno de los más calificados expertos latinoamericanos en Ciencias de la Complejidad afirma:
“Asistimos, por consiguiente, a una ruptura de la simetría temporal. Gracias a ella, reconocemos que el pasado no marca ni determina el presente, y que, por el contrario, el futuro marca una diferencia sensible (sustancial) en la evolución de los sistemas o fenómenos. Mejor aún, la dimensión más apasionante en la historia de la complejización de los fenómenos, es la del futuro, y no ya exclusivamente, como era el caso en la ciencia, la filosofía y la cultura tradicionales, el pasado. Mientras que el pasado es una dimensión cerrada en el sentido de que podemos una y otra vez reinterpretarlo pero nunca cambiarlo, el futuro es, por definición, una dimensión abierta; abierta e indeterminada. El futuro implica incertidumbre, y es precisamente por ello por lo que el mundo es abierto, libre.” (5)
Zuleta era un enamorado de la incertidumbre. Nos llamaba a estar conectados con el movimiento de la vida, ser amantes de la sorpresa y estar preparados para el error. Esa es la esencia de su ensayo “Elogio de la dificultad” (6) . Él llega a la conclusión que la ciencia occidental – racionalista y determinista – se equivoca cuando elabora verdades con base en la generalidad. Es evidente que el ser humano en el proceso de conocer tiene que construir ideas abstractas. Pero estas ideas sólo deben ser referentes, puntos de apoyo, mojones para orientarnos, bastones para andar con cierta firmeza. Pero esas ideas abstractas no tienen nada que ver con la realidad, porque la realidad siempre es concreta, compleja, está en permanente cambio y en movimiento. La vida siempre juega entre el eterno nacer y renacer, y la muerte. Y la vida, por ello, no admite verdades absolutas. Por ello es muy acertado el planteamiento del profesor Herrera Zagib: “La singularidad en Zuleta es la base conceptual de su crítica a todo determinismo”.(7)
En “Ensayos sobre Marx” Zuleta destaca el siguiente planteamiento de Marx:
“Lo concreto es concreto porque es la síntesis de múltiples determinaciones, por lo tanto, unidad de lo diverso. Aparece en el pensamiento como proceso de síntesis, como resultado, no como punto de partida, y, en consecuencia, el punto de partida también de la intuición y de la representación. En el primer camino, la representación plena es volatilizada en una determinación abstracta; en el segundo, las determinaciones abstractas conducen a la reproducción de lo concreto por el camino del pensamiento.” (8)
Marx propiamente no fue un determinista económico. Siempre estuvo en el papel de explorador. Todo su pensamiento es fundamentalmente crítico. Sus estudios sobre el modo de producción asiático estaban dirigidos a superar sus análisis del modo de producción europeo – que, al ser trocados en doctrina por sus seguidores – se convirtieron en enfoques euro-céntricos. Marx hizo serios esfuerzos por evitar esas generalizaciones que han llevado a muchos teóricos a cometer graves errores. Estaba en la dirección correcta, descubriendo otras formas de producción, otra forma de relacionamiento del ser humano con la naturaleza, los dioses y él mismo.
Según Zuleta son los continuadores de Marx – Engels y Lenin – quienes caen en el determinismo económico. Seguramente sin proponérselo y sólo con la intención de remarcar ciertos aspectos de las ideas de Marx, Engels plantea que “Según la concepción materialista de la historia, el factor que en última instancia determina la historia es la producción y reproducción de la vida social (9)”. De allí se llega a la conclusión – estrecha – de que lo económico “en última instancia” determina la vida social.
Y Zuleta lo entendió cabalmente. En sus “Ensayos sobre Marx” lo dice con claridad. Identifica en varios textos de Marx algunas limitaciones deterministas que se explican porque en tiempos de Marx la ciencia no había avanzado a los niveles de lo que posteriormente elaboró Freud con su psicoanálisis, lo que aportó al conocimiento científico el descubrimiento de la dualidad de la naturaleza de la luz (onda y partícula) hecho por Maxwell, los desarrollos de la relatividad realizados por Einstein, y de allí en adelante, la mecánica cuántica, la teoría de los sistemas complejos, la teoría del caos, la complejidad no lineal, la geometría de los fractales, que es lo que hoy se conoce como las ciencias de la complejidad. Hoy la ciencia ha empezado a entender y comprender el pensamiento mágico. La ciencia actual está encontrando explicaciones para entender otras formas de aprehender la realidad.
Zuleta preveía cómo el ser humano es capaz de llegar al “nivel de los dioses”. En su libro “Arte y filosofía” plantea como los poetas tienen la capacidad de plasmar en versos la realidad, no por la vía del conocimiento racional, sino por el de la construcción emocional.(10) Y en eso Zuleta era un optimista. Sabía o intuía que la enorme potencialidad humana todavía está por descubrirse y desarrollarse. Estanislao de esa manera se asomaba a la ventana del infinito que muy pocos pueden observar. Y lo hacía sin miedo, en forma irreverente, enfrentando con argumentos las verdades aceptadas hasta entonces. Se adelantó a su tiempo de una forma sorprendente. Por eso en Colombia casi nadie lo entendió. Y por eso murió solo. Es parte de su grandeza y de su tragedia.
Por ello tenemos el deber y la obligación de rescatar su pensamiento y desarrollarlo. Él estaría muy contento si lo conseguimos. Y para lograrlo necesitamos de la ACCIÓN. En esa materia no le fue muy bien a mi padre. Ello se explica en parte por el contexto en que le tocó vivir, la reacción del establecimiento oficial, patriarcal, colonial y dogmático, y de la misma izquierda colombiana ante sus ideas, pero también sus limitaciones existenciales que alguien más versado y capaz que quien esto escribe y, sobre todo ausente de todo vínculo familiar y emocional, podrá dilucidar, entender y elaborar a partir de su singular vida.
De alguna manera en el libro de Shakespeare pareciera identificarse y auto-describirse cuando dice lo siguiente sobre Hamlet: “Algunos comentaristas han destacado principalmente que Hamlet no es un hombre de acción sino más bien un pensador, lo que le impide entrar en una acción política (…)”. Y más adelante afirma: “Otro aspecto que lo entraba en su misión es que es un enamorado. La relación con Ofelia, bellamente descrita por Shakespeare, es un amor que no puede llevar a su objeto a la empresa a la que se ve abocado (…). Hamlet es un héroe trabado por el amor y el conocimiento para llevar a cabo la empresa en la cual está comprometido: la empresa del poder, porque para tal empresa, el amor y el conocimiento son dos pésimos compañeros” (11).
Y… precisamente, Estanislao Zuleta era un gran pensador y un eterno enamorado.
Rindo homenaje a su grandeza siendo consciente también de sus debilidades que él autocríticamente siempre reconoció. El mejor homenaje que podemos hacerle es leer y estudiar su obra con una visión y una práctica crítica. Y sé que él, estaría satisfecho si lo logramos.
Silvia Zuleta Ortiz, marzo de 2015
Notas:
(1) Zuleta, Estanislao (1982). ”Sobre la lectura”.
(2) Ídem., Óp. Cit., p. 5
(3) Zuleta, Estanislao. (2015) “Shakespeare: Una indagación sobre el poder”. Universidad del Valle, Cali
(4) Herrera Z., Miguel Ángel (2015). “Vida, obra y proyección de Estanislao Zuleta. Los saberes sociales”. Conferencia en Centro de Memoria Paz y Reconciliación. Bogotá.
(5) Maldonado Castañeda, Carlos Eduardo (2011). “Termodinámica y complejidad”. Una introducción para las ciencias sociales y humanas. Ediciones Desde Abajo, Bogotá.
(6) Zuleta, Estanislao (1980). “Elogio de la dificultad”. Conferencia leída el 21 de noviembre de 1980 en el acto en el que la Universidad del Valle le concedió el Doctorado Honoris Causa en Psicología, como reconocimiento a sus méritos académicos e intelectuales.
(7) Ídem., Óp. cit. Herrera, Z.
(8) Marx, Carlos (1857). “Contribución a la crítica de la economía política” El método en la economía política – La construcción del objeto.
(9) Engels, Federico (1890). “Carta a José Bloch”. Londres.
(10) Zuleta, Estanislao (2004). “Arte y filosofía”. Hombre Nuevo Editores – Fundación Estanislao Zuleta, Medellín.
(11) Ídem., Óp. Cit. Zuleta, Estanislao. “Shakespeare: Una indagación sobre el poder”. p. 10