El responsable fue el peluquero. Fue quien me contó sobre “Los manglares”, no esos bellísimos árboles donde se cobijan al unísono iguanas, pájaros, peces y hasta los humanos, sino este colegio, aquí en Santa Marta, donde los castigos son positivos. Así me dio por llamarlo a mí, independiente de lo que luego leí como la definición oficial, psicológica de castigo positivo, con la cual no concuerdo para nada. Me tomo la licencia de ponerle este nombre a la columna para llamar la atención sobre lo que creo debe ser un comportamiento a expandir por la humanidad.
Pedro (11 años de edad) mentía, con demasiada frecuencia, hasta que duró un día completo investigando sobre la verdad, haciendo una cartelera sobre ella y exponiendo al grupo su conclusión. Me cuentan que no dejó de mentir 100 %, pero sí de una forma significativa. Ya tendrá otro espacio de refuerzo siempre y cuando no tenga el ejemplo de los adultos y sus “mentiras piadosas” que no lo son.
El grupo de niños varones respondió con un “en el colegio no usamos el baño”. “Entonces ustedes son cuerpos gloriosos”, les respondió la maestra. Y los puso a lavar el baño mixto que usan, lego de repetidas quejas de las niñas. Al día siguiente llega una madre, no energúmena sino feliz a felicitar a la maestra por enseñar a su hijo a ser responsable y humilde, sobre todo humilde, que es lo que se necesita para lavar el baño sin sentir un castigo punitivo.
¿Qué tal si por cada persona muerta por el ejército, guerrilla o paramilitar, ellos mismos, el grupo, tuviera que construir una vivienda, plantar diez hectáreas de fríjol o instruir durante un mes sobre el tema de la bondad a sus hijos y compañeros? ¿Qué pasaría? ¿Que pasaría si por cada acto de maldad tuviéramos que hacer un acto constructivo, reparativo de verdad, verdad?
¿Que tal si por cada “mordida” quien la recibe y quien la da, tuvieran que invitar a un indigente a almorzar, juntos, nada de darle dinero y salirse, compartir si? ¿Que tal si por cada robo de dinero público la persona en vez de ir a prisión tuviera que crear una empresa donde proporcionará empleo a un mínimo de 20 personas?
¿Qué tal si por mentirle a su pareja tuviera que hacer el amor para repararlo? ¿Si por mentirle a un hijo tuviera que compartir más tiempo con él, sin niñera a bordo? ¿Si por mentirse a sí mismo tuviera que darse un abrazo, un beso y quererse?
Castigo positivo, una forma de llamar a realizar actos constructivos como reparación por nuestras faltas. ¿Cómo veríamos, desde esa perspectiva, el proceso de paz? El bien común construido desde los errores. Utópico, puede, pero soñando crecemos.