Una tutela interpuesta en la ciudad de Pasto tiene al borde del desalojo y de la muerte a más de doscientos perros y a unos cuantos equinos. Para algunos vecinos del corregimiento de Jamondino Alto la presencia de estos seres genera contaminación y altera la tranquilidad de sus moradores. Lo único cierto es que este viernes 20 de marzo, fecha en que vencen los términos para que la tutela sea fallada, la suerte de estos animalitos podría ser trágica y dolorosa. Animalistas, defensores de los animales, asociaciones y grupos pro vida han iniciado una recia defensa de estos doscientos perros que de no resolverse a su favor serian sacrificados por autoridades municipales al quedar sin albergue y sin protección alguna.
Álvaro Erazo llevó hace muchos años unos cuantos perros en su ánimo de protegerlos del maltrato, del abandono y, quien lo creyera, de las mismas autoridades de su municipio que insistían en sacrificarlos como única alternativa de solución a su lamentable condición; por entonces el albergue animal se encontraba aislado y lejos de la población, con el transcurso de los días a su alrededor se construyen y levantan casas y en poco tiempo los perros y los equinos deben compartir su espacio con los propios de esa región. Y aunque la presencia de perros y caballos es aceptada y bien vista, la llegada de unas personas foráneas a la región empieza a generar malestar entre la población que se deja influenciar del síndrome del odio canino y equino.
En la actualidad son más de doscientos perros los que albergan Álvaro Erazo y ADA Pasto. El temor que existe ante la tutela es que se cerraría el albergue y los animales deberán ser sacrificados o dejados nuevamente a su suerte de hambre, desafecto o en situación de calle. Las pretensiones de la tutela dejan en evidencia la zoofobia de la población colombiana pues a quién se le ocurriría interponer una tutela para solicitar el desalojo de una guardería infantil por el solo hecho que los llantos de los niños perturban la tranquilidad ciudadana.
A diferencia de lo que ocurre en la ciudad de San Juan de Pasto, en Medellín se destinaron más de quinientos millones de pesos que permitieron salvar 206 caninos del Centro de Bienestar Animal La Perla. Para Aníbal Gaviria, alcalde de Medellín, “Se tomó una decisión correcta en cuanto a la solución para mejorar el bienestar de los animales. Así se marca una nueva ruta y se demuestra que Medellín sigue liderando el proceso de la defensa de la vida de los animales”. Para las autoridades competentes de la ciudad de Pasto lo acontecido en Medellín debe servir para proferir un fallo que en vez de dejar desamparados a los animales se piense en su bienestar y se les brinde la debida protección, en consecuencia no se debe desalojarlos de su albergue si no ordenar a las autoridades municipales la apropiación y destinación de recursos para implementar medidas que garanticen las condiciones necesarias en la protección de la vida animal, adecuación digna del albergue y construcción de los espacios que permitan una convivencia pacífica y sana entre los pobladores de Jamondino Alto y los más de doscientos perros y los equinos resguardados de la furia humana.
Toda vida es digna y merecedora de protección por parte de las autoridades competentes y estamos seguros que en esta ocasión no será noticia internacional el desalojo y posterior sacrificio de tantas vidas por orden judicial. Debemos seguir el ejemplo de Medellín y tantos países del mundo que han dado el gran salto hacia el reconocimiento de los derechos de los animales no humanos.
PABLO EMILIO OBANDO ACOSTA
[email protected]
