Ya era hora de que otras personas le metieran el hombro a empujar el pesado lastre de las negociaciones. El esquema inicial de alta confidencialidad y poca participación está dando paso a una estrategia más compartida y colaborativa en la búsqueda de la Paz. Esta semana con el anuncio del Presidente sobre la conformación de un Comité Asesor, se está logrando precisamente eso: más apoyo y de más sectores.
Los actores más interesantes son, por supuesto, los más críticos; y no solo porque invitándolos a dar sus opiniones se los ganen para la apuesta del gobierno, sino porque es necesario escuchar a quienes ven las cosas desde otra perspectiva.
El más importante de todos es el expresidente Pastrana que se jugó el pellejo por la Paz y salió duramente lesionado de esa apuesta. El Caguán le minó casi todo su prestigio político pero de ese duro revés, para él y para el país, debe haber aprendido muchas lecciones. Pastrana tiene toda la autoridad moral para hablar de un acuerdo con las Farc y la dura experiencia de ese fracaso le permitirá aportarle ideas imaginativas al actual proceso.
Es claro que lo de Pastrana no fue un fracaso personal. Recordemos que en la intervención televisiva en que anunció el cese de las negociaciones y la retoma de la zona de distensión, se dirigió a Marulanda para recordarle que le había dado todas las garantías y ellos, las Farc, habían traicionado esa confianza. Desde ese día en Colombia se consagró la vía uribista como salida prioritaria para enfrentar a la subversión y con esto perdimos todos.
También es importantísima la presencia de Martha Lucía Ramírez en el Comité Asesor. Siendo candidata a la Presidencia cuestionó duramente el proceso y todavía lo sigue cuestionando. Ella tiene además el plus de haber sido ministra de Defensa y conocer los intríngulis de las Fuerzas Militares.
Estas dos voces conservadoras representan un acompañamiento muy valioso para las negociaciones así no estén de acuerdo con todo lo que se está hablando en La Habana, porque precisamente sus disensos contribuyen todavía más a una paz definitiva y a la sostenibilidad de lo acordado. Con voces discordantes es que se deben buscar salidas, no solo con comités de aplausos. En esto la apuesta de Santos resulta acertada, aunque, como la de todo jugador de póker, es una movida que no deja de tener riesgos.
La composición del Comité Asesor debe dar garantías de que la paz es un propósito nacional y no apenas del presidente Santos o los partidos de la coalición de gobierno. Por esta razón, ojalá muy pronto el Centro Democrático, representado en su máximo dirigente Álvaro Uribe, acepte integrarlo. Con todo y sus profundas discrepancias es en este escenario donde se deben dar los debates y aportar soluciones, sin detener de ninguna manera las negociaciones.
Bien por este nuevo giro del gobierno que se suma a esas otras dos buenas noticias: la de iniciar ya el desminado con la participación de las Farc y el cese por un mes de los bombardeos a la posiciones de la guerrilla. Todas estas movidas tienen riesgos, por supuesto, pero los debemos correr para avanzar con entusiasmo y esperanza por ese campo minado que es el conflicto colombiano.
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