La tasa de sindicalización en Colombia es de las más bajas de América Latina y si se compara con Europa es absolutamente marginal.
Mientras en Europa el porcentaje de afiliación es superior al 25 % llegando incluso a ser superior al 80 % en los países nórdicos, en Brasil supera el 20 % y en Argentina el 25 %, incluyendo formales e informales, mientras que en Colombia apenas se bordea el 5 %.
Esta situación en Colombia no siempre ha sido así.
En la década de los 70 y los 80 se tuvieron cifras de sindicalización del 16 %.
¿Qué explica esta reducción tan significativa?
Dos fenómenos que han hecho una sinergia perversa.
La primera la violencia antisindical, que se aparejó en medio del conflicto armado que ha determinado que en el periodo de los últimos 40 años han habido más de 15.000 actos de violencia entre amenazas, atentados, desplazados y más de 3.300 asesinatos de dirigentes, activistas y afiliados a los sindicatos, en los cuales a más de la pérdida de vidas, desplazados y asilados, se acabaron un número de sindicatos y de convenciones colectivas. Los más victimizados fueron maestros, trabajadores agrarios, minero energéticos y salud.
La segunda corresponde a la aplicación del modelo neoliberal en los gobiernos plutocráticos de los últimos 33 años, que aplicó la flexibilización laboral para realizar unas formas precarias de contratación y reduciendo los derechos tanto individuales como sindicales, con contratos sin estabilidad laboral, tercerizando e intermediando, con cooperativas de trabajo, contratos sindicales, empresas SAS, reduciendo el valor de la paga y el ámbito de aplicación del sindicato, que al reducir las tablas indemnizatorias por despido y sin estabilidad alguna, propició especialmente el desmantelamiento de las organizaciones sindicales.
De esta manera a los sindicalistas, como expresión de esta cultura antisindical, cuando no eran guerrilleros, se les decía que quebraban las empresas y así se ha justificado su reducción y exterminio.
No los han eliminado, gracias a la lucha de resistencia de los trabajadores y de organizaciones sindicales emblemáticas como son, a modo de ejemplo, Fecode, USO, Sintrainagro, entre muchas. Y de otra parte a la solidaridad internacional del sindicalismo, de la OIT y de no pocos gobiernos progresistas, que siempre han acompañado al sindicalismo colombiano.
Frente a ésta desastrosa situación del sindicalismo, se ha reclamado una reparación colectiva, que a pesar de ser reconocida desde 2011 en la ley 1448 y en el decreto 624 del 2016, solo hasta este gobierno se inicia dicha reparación con la puesta en marcha de la comisión de concertación entre gobierno y centrales sindicales de CUT,CGT y CTC y con Fecode, para reparar el movimiento sindical, cuyo lanzamiento se hará el próximo 14 de septiembre, en acto público con la participación del presidente Gustavo Petro, su ministra de trabajo Gloria Inés Ramírez y la directora de la Unidad de Víctimas Patricia Tobón Yagari.
Este es un primer paso.
Pero adicionalmente, y en un tema novedoso e importante para el sindicalismo, el presidente Petro, planteó en la reunión que sostuvo con el Comando Nacional Unitario, integrado por la CUT, CGT, CTC y las dos confederaciones de pensionados, CPC y CDP y la Coordinadora Nacional para el Cambio (que con algunas modificaciones era el anterior Comité Nacional de Paro), el pasado 15 de agosto en la Casa de Nariño, la creación en el Ministerio del Trabajo de un grupo de "organizadores laborales", que desde la misma institucionalidad y como una de sus funciones, realice en los sitios de trabajo, promoción de la organización de los trabajadores.
Esta propuesta va en la línea de la reparación del movimiento sindical y debe ser respaldada plenamente por el sindicalismo
Una propuesta como ésta, va en la línea de la reparación del movimiento sindical y debe ser respaldada plenamente por el sindicalismo.
Y al respecto nadie debe pensar que ello no se pueda hacer desde el Ministerio del Trabajo.
Este es un quiebre en la tendencia neoliberal de la subvaloración del trabajo. No se nos debe olvidar que en el gobierno de Álvaro Uribe Vélez, este eliminó dicho ministerio y sólo por la lucha de los trabajadores volvió a existir a partir de 2011en el gobierno de Santos, en medio de la discusión del TLC con EE. UU. y la firma del plan de acción laboral.
Si en Colombia existen múltiples instituciones y ministerios que se ocupan del impulso empresarial y el emprendimiento, es apenas justo que se reconozca que la organización de los trabajadores también pueda tener impulso gubernamental.
Es evidente que fortalecer las organizaciones sociales y populares, como las acciones comunales o las diversas expresiones de la economía solidaria, popular y comunitaria, que la realidad política y social aconseja, lleva también a fortalecer las organizaciones de trabajadores o laborales como las ha llamado el presidente Petro.
En conclusión una excelente propuesta y por tal, desde ya, manos a la obra.
Posdata: Para avanzar en las reformas sociales se requiere movilización popular y por tal se viene impulsando por las organizaciones sociales y populares la gran movilización del próximo 20 de septiembre. ¡A la calle!
X: fabioariascut