El vallenato es una de las cosas más importantes que se haya inventado alguna vez en Colombia, tanto así que en 2015 la Unesco lo declaró Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. A su característico acordeón se le suman composiciones que difícilmente se pueden ver en otros géneros y letras dignas de los más grandes poetas. El amor, el desamor y la traición son algunos de los temas más recurrentes junto con otro más crudo y desgarrador, la muerte.
Precisamente ese es el tema central de la canción de vallenato compuesta por Álvaro Carrasco e inmortalizada por Calixto Ochoa y Lucho Cuadros, ‘Muriendo lentamente’. La canción cuyo coro dice “Muriendo lentamente sin remedio estoy yo, mi vida es un calvario desde que se marchó, ya mi dicha se acabó” narra la historia de un desamor, de una mujer que se marchó y que al poco tiempo a causa de una fuerte depresión falleció.
Pero la vida de la musa que inspiró la canción no fue la única que se marchitó después de que se publicara la canción, puesto que hasta cuatro interpretes que decidieron cantarla terminaron perdiendo la vida al poco tiempo, todos en circunstancias trágicas.
El primero de ellos fue el propio Lucho Cuadros, quien falleció el 10 de enero de 1980 tan solo 9 días después de haber protagonizado un accidente de tránsito en su motocicleta durante la madrugada tras una noche de copas. A Cuadros le siguió Jairo Paternina, quien fue asesinado con un arma de fuego el 24 de septiembre de 1989 durante un concierto en Medellín. A ambos los acompañó Armando Contreras, quien al igual que Cuadros, sucumbió en un accidente de tránsito durante la madrugada del 15 de abril de 1996, aunque en esta ocasión el causante fue un micro sueño. Por último, se encuentra Jesús Manuel Estrada, a quien también se lo llevó un accidente de tránsito el 12 de noviembre de 2003.
Todos los que la cantaron terminaron muriendo lentamente.
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