El candidato izquierdista Bernardo Arévalo, del Movimiento Semilla, es el nuevo presidente de Guatemala, al imponerse por una diferencia de 23 puntos (59,1 % - 35,2 %) sobre su rival, la ex primera dama Sandra Torres de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE).
Estas elecciones adquirieron una gran relevancia después de que Arévalo, contra todo pronóstico, lograra pasar a la segunda ronda. Y la fiscalía intentara frenar su llegada al poder. Pero su mensaje contra la corrupción, el retroceso democrático y la clase política que ha manejado durante décadas el país acabó calando en una muy descontenta sociedad.
Hijo de un mandatario que dejó huella, Arévalo genera esperanzas de cambio en un país sumido en la pobreza, la violencia y la corrupción, que inducen cada año a miles de guatemaltecos a emigrar. Pero es visto con aprensión por la élite política y empresarial que dirige el país, acusada de corrupción.
El presidente de 64 años, nacido en Montevideo, llegó apoyado por su Movimiento Semilla de intelectuales y jóvenes antisistema, en tanto que su rival Torres, en su tercer intento por convertirse en presidenta abandonó sus orígenes socialdemócratas para lanzarse a conquistar el voto más conservador.
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