Se da inicio al Festival Internacional de Cine de Cartagena FICCI. Un total de 83 películas en competencia, encuentro de productores, conversatorios con grandes figuras de la industria y actividades que fomentan la inclusión a través del cine (la posibilidad de proyectar alrededor de 70 cortometrajes en barrios de Cartagena y algunos municipios del departamento de Bolívar). En este encuentro habrá diversas actividades que no solo giran alrededor del cine sino que derrumban las fronteras entre las diversas disciplinas artísticas. Espacios donde el cine, la música, la fotografía, la literatura y la danza se entrelazan, conviven y se potencian. Este tipo de iniciativas, el festival en sí mismo, son iniciativas de reconciliación.
La coyuntura política colombiana nos invita a hablar de reconciliación, un término que hoy está inmerso en el vocabulario de muchos. Este tema involucra la noción de la Justicia transicional y los diferentes elementos que la componen (perdón, memoria, verdad, reconciliación, reparación, justicia, entre otros), esto es una constante en la política nacional, en los medios que consumimos y en las propuestas artísticas que producimos, incluyendo el cine. Siento que no hay una definición fidedigna de lo que es o debe ser reconciliación, pero hay preguntas que enriquecen su comprensión ¿Qué entendemos por “reconciliación”? ¿Cuáles son los requisitos para que exista verdadera “reconciliación”, cuál es el papel de esto en un eventual proceso de paz? ¿Es la “reconciliación” la base para la aplicación de la justicia? ¿Qué iniciativas generan procesos de “reconciliación”?, entre otras.
Este término deriva del latín reconciliare que quiere decir recuperar (asamblea, unión, acuerdo). En esta medida es una herramienta que permite restablecer vínculos, mediante el dialogo y el reconocimiento, de partes en conflicto. Esta no es una definición que abarque todo el contenido de esta palabra, pero que de una u otra forma ayuda a su comprensión. El Festival de Cine de Cartagena y todas las propuestas artísticas y culturales que inviten a repensar el espacio en el que vivimos son herramientas de reconciliación. A pesar de ser una sociedad que ha vivido muchos años en permanente conflicto, somos una sociedad inmersa en la autocrítica, en la creación de espacios de reflexión (no en vano el arte colombiano se está posicionando en el mercado mundial). ¡tenemos mucho que decir y creamos los mecanismos para hacerlo!