Llegué a Albania con el escepticismo propio que me han generado mis años de investigación social en el Caribe Colombiano. No podía imaginar o más bien dar crédito a las historias de un municipio estable y con calidad de vida para sus ciudadanos en el departamento de La Guajira; departamento altamente cuestionado. Este viene siendo objeto de críticas por corrupción política, denuncias de malos manejos de lo público y una economía cimentada en la ilegalidad. Sin embargo, la entrada al pequeño poblado va adelantando lo que luego encontré. Una planeación urbanística tranquila, zonas verdes, lugares para que los menores se recreen y adultos, a su vez, puedan practicar deportes, casas en material, las calles en su totalidad asfaltadas, acueducto, alcantarillado etc. La maravilla, La Perla Negra!
Un municipio recientemente creado (19 de marzo del 2000), desligado de territorios de Maicao y Fonseca. El municipio es auto sostenible por los recursos que le genera la explotación de minerales como el carbón en la mina del Cerrejón. También se inicia la exploración para la explotación de cal. Según información recolectada el subsuelo del municipio es todo carbón, lo más probable es que termine siendo desplazado para la explotación del mismo. Mientras eso ocurre al municipio y a su gente le invierten recursos importantes.
A unos escasos 60 Km de Uribía, Albania y su municipio vecino han tenido desarrollos diferentes. Las regalías han sido invertidas de forma tal que los niños no tienen desnutrición y cuentan con dos megacolegios, tres internados, un polideportivo, una cancha de softball, dos canchas para fútbol una de ellas con grama sintética, transporte escolar, entre otras. Los niños pasean por las calles en bicicletas, usan tablets, están conectados al internet, al mundo exterior, actualizados. Mientras los niños de otros municipios la falta de alimentos no les permiten crecer sanamente, les produce deficiencias en su capacidad intelectual y hasta los lleva a la muerte. Como en Uribia que recibe regalías por tres conceptos y uno de ellos es la transferencia por resguardos. En Albania, las inversiones no están únicamente en lo urbano. Pues su zona rural cuenta con 12 microacueductos que abastecen de agua potable a su población siendo los niños los más beneficiados, así como los adultos mayores quienes tienen atención médica y asistencia alimentaria.
Si en algo le gana Uribía a Albania, es en belleza y atractivos naturales. Cerca de 8.000 km de playas vírgenes y el Parque Nacional de La Makuira. Sin embargo, es algo dado por Dios y no por la gestión del hombre o de sus gobernantes. Y aun así, no cuenta con grandes inversiones en esta vía, mientras en Albania la infraestructura hotelera no tiene nada que envidiar a Santa Marta o Cartagena ambas distritos turísticos.
¿Será la presencia de las multinacionales lo que hace que este municipio marque la diferencia? La respuesta seguramente es un rotundo no, pues en la vecina Uribía hay más multinacionales. Entre las que se cuentan Chevron, BP, EPSON, REPSOL, PEDEVESA, y Mobil. Uribía sólo en transferencia de resguardo recibe lo que tiene Albania de presupuesto total y en su momento de esplendor llegó a recibir 180 mil millones de pesos en regalías. Por Uribía han pasado todas la bonanzas y no ha quedado nada. Al contrario, el pueblo está empobrecido e hipotecado a dos familias Redondo Mindiola y González Brito. Paso de ser la primera capital de la guajira a ser la cenicienta.
¿Qué es lo que hace que este municipio sea la excepción de La Guajira? Albania que era un simple corregimiento de Maicao, conocido como Calabacito era un moridero, un polvorín al que no le invertían nada. Al llegar el momento de su creación, se habla de un pacto por el progreso y la decisión de erradicar las malas prácticas e invertir en la gente, promover una cultura de protección a lo público y una sociedad llena de valores civiles y democráticos.
Albania se ha convertido en el ente articulador de los municipios vecinos. Los cuales vienen a disfrutar de sus instalaciones deportivas, creando integración a partir de campeonatos de fútbol, softball y básquetbol, lo que genera una convivencia pacífica y sociedades más justas, que buscan reconciliarse con su entorno y medio ambiente, equitativas y abiertas a escenarios del postconflicto.
