Uno de los emprendimientos que quiero asumir, ahora que pertenezco a la privilegiada minoría de los pensionados colombianos, es el de guía turístico. Con ese fin ya tengo organizado mi primer proyecto: el tour por el subdesarrollo, para el cual es preciso recorrer los 465 kilómetros que separan Cali de Bogotá.
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Este viaje puede hacerse en 8 o en 24 horas, dependiendo de los trancones, los deslizamientos, los accidentes y otras contingencias propias de nuestra ‘indiosincrasia’ . Al cabo de este periplo el viajero podrá entender por qué Colombia es un país en vías de subdesarrollo, como dijo algún perspicaz analista. Carreteras que no se hicieron, puentes que se caen, obras que costaron el doble de lo planeado y cuya ejecución tardó el triple de lo presupuestado, tramos viales que hay que reconstruir, a pesar de que fueron inaugurados hace muy poco…
El costo de este aleccionador viaje es de $128.000, que es el monto que hay que pagar en los ONCE peajes que existen a lo largo de la ruta Cali-Bogotá.
¡¡¡Arranquemos nuestro tour!!! La primera parada debemos hacerla antes de salir de Cali donde nos encontramos con la intersección de Sameco, en la ‘autopista’ Cali-Yumbo, una de las más congestionadas de la capital del Valle. Para solucionar los trancones que se arman ahí se planeó hace varios años hacer un ‘round point’ a desnivel. Lo han prometido en campaña muchos candidatos a la Alcaldía y a la Gobernación. Entiendo que los estudios ya están hechos, pero hasta el momento de ahí no han pasado. Y quienes se desplazan entre Cali y Yumbo deben soportar el terrible nudo que se arma en ese punto. Creo incluso, que la actual Gobernadora le propuso al alcalde Ospina hacer la obra por mitades, pero el ‘eficaz’ gobernante nunca respondió esa invitación.
Si el desplazamiento es por la vía Cali Candelaria nos topamos con la ampliación del puente de Juanchito, obra que ha sufrido toda clase de tropiezos y de prórrogas. La Gobernadora Clara Luz González se comprometió de que antes de entregar el cargo, este 31 de diciembre, lo entregará. Veremos a ver.
Sigamos por la autopista Cali-Yumbo y conectemos con la vía Panorama. A 26 kilómetros de distancia llegamos al corregimiento de Mulaló. Allí, hace más de 15 años, se proyectó hacer una vía que conectara con Loboguerrero, corregimiento del municipio de Dagua. La vía, que tendría unos 32 kilómetros de largo, reduciría en más de media hora la conexión entre Cali y el puerto de Buenaventura.
La vía se adjudicó en el 2016 al concesionario Covimar. Sin embargo, hasta el momento no se ha construido un metro de carretera. En este caso el problema fue conseguir la licencia ambiental porque la vía pasaba por unas quebradas y nacimientos de agua, que, según algunos dueños de predios de la zona poco interesados en que su paraíso se viera interrumpido por una vía, se verían afectados. Luego de seis años de reuniones con la comunidad y de variar un poco el trayecto, finalmente se consiguió la dichosa licencia.
Pero ahora el concesionario reclama, con razón, un ajuste en los costos del proyecto porque una cosa era lo que valía hace siete años y otra muy diferente lo que cuesta ahora. Lo cierto es que para esta vía no se ha movido una palada de tierra.
Siguiente parada en nuestro tour: el puente del Alambrado, en la carretera La Paila -Armenia. Esta estructura, inaugurada en 1978, se vino abajo el pasado 12 de abril, por razones desconocidas, causando la muerte de dos agentes de Policía y dejando a 15 personas heridas. Las causas de la caída aún no se han determinado y el concesionario de la vía, que tiene uno de los peajes más costosos del país a unos pocos kilómetros del sitio donde estaba el puente, se lavó las manos y en lugar de asumir la responsabilidad, nunca explicó porque un puente relativamente nuevo colapsó y orientó todo el discurso a anunciar que en seis meses habría un nuevo puente. El perjuicio causado por este incidente es enorme. El puente caído está ubicado en la vía Panamericana, por donde circula el 60 % del comercio exterior del país. Ahora para ir de Bogotá a Buenaventura toca tomar la variante de Pereira, que no solo implica una hora más de viaje, sino que para atravesarla hay que pagar uno de los peajes más costosos del país: vale $17.000 para los carros particulares.
El colapso del Alambrado no fue ningún accidente, fue un problema de falta de mantenimiento, totalmente achacable al concesionario, que en cualquier país civilizado ya habría recibido una fuerte sanción.
Una vez superado este tramo comenzamos a ascender el famoso alto de la Línea. Allí atravesamos el túnel más largo de Suramérica, ocho kilómetros, que debía ser motivo de orgullo para la ingeniería nacional sino fuera porque su ejecución costó cuatro veces lo previsto y tardó el doble de lo planeado. En efecto, las obras de ejecución del túnel arrancaron en el 2008 y debían estar listas en el 2014. Su costo inicial fue tasado en $120.000 millones. Sin embargo, finalmente fue entregado en el 2020 y el costo final fue más de cuatro veces mayor de lo presupuestado: $620.000 millones.
Atravesada la cordillera central llegamos al Tolima donde la carretera parece haber sido ejecutada en otro país porque es magnífica y no tuvo mayores retrasos ni sobrecostos.
Al llegar al balneario de Melgar nos chocamos con la cruel realidad. Llegamos al peor tramo de nuestro tour, que es de solo cien kilómetros y que no debía tomar más de dos horas, pero en un ‘puente’ puede demorar hasta ocho
Pero al llegar al balneario de Melgar nos chocamos con la cruel realidad. Llegamos al peor tramo de nuestro tour, que es de solo cien kilómetros y que no debía tomar más de dos horas atravesarlo pero que en un ‘puente’ puede demorar hasta ocho.
La ampliación de este corredor vial fue contratada también en 2008 a un consorcio al que pertenecían los famosos hermanos Nule, protagonistas del mayor escándalo de corrupción en la historia de Bogotá, el Carrusel de la Contratación.
Poco después de ser inaugurado, las autoridades se percataron que este ensanche era insuficiente y optaron por hacer un tercer carril. La obra fue adjudicada en el 2016 a la empresa Conconcreto. Todo parecía ir bien hasta que en febrero de 2022 la Superintendencia de Industria y Comercio impuso una multa por $1.128 millones aJuan Luis Aristizábal, expresidente de Conconcreto por “competencia desleal” en el proyecto Tercer Carril Bogotá-Girardot.
El 19 de diciembre de ese año Concreto confirmó su renuncia a seguir construyendo el tercer carril.La razón principal fue que la inflación y el aumento del dólar afectaron los precios del sector de construcción y podrían crearles pedidas futuras. La obra fue asumida por el consorcio Vinci. Hoy 7 años después del inicio de los trabajos, la obra no tiene más del 30 % de ejecución.
El experimentado ingeniero Alejandro Martínez manifestó sobre esta obra que es“un corredor (…) gravemente afectado por la improvisación, la falta de planeación y los pocos resultados de esta concesión”.
Pero la pesadilla no culmina cuando se llega a la sabana de Bogotá. El ingreso a la capital por el sur es una pesadilla sobrediagnosticada pero nunca solucionada.
Como podrán apreciar, no hay experiencia más pedagógica para entender por qué este país no progresa que este viaje entre Cali y Bogotá. Anímense. Buses a todos los barrios.
Publicada originalmente 14 de agosto 2023