En mayo de 2023, Salvatore Mancuso, en su afán por colaborar con la Justicia Especial para Paz (JEP) contó una de sus verdades escabrosas: En 1997, José Miguel Narváez le entregó una lista de personalidades políticas y sociales colombianas que tenían vínculos con la insurgencia. Entre ellos se destacaban Alirio Uribe, Piedad Córdoba, Gustavo Petro y Álvaro Leyva.
José Miguel Narváez era un anticomunista furibundo y para este fanático, todo aquel que tuviera algún tipo de inquietud social, era un sospechoso. Además, creó la cátedra: ¿Es lícito matar comunistas en Colombia?
En 2016, la justicia condenó al Exdirector de Inteligencia del DAS a 45 años de cárcel por el crimen de Jaime Garzón, pero en 2022, decidió dar su versión ante la JEP y desde entonces como premio (parte de las reglas de juego de la Jurisdicción de Paz por su aporte a la verdad, está en una cárcel de mínima seguridad en Facatativá (Cundinamarca), donde recibe visitas y las condiciones son mucho mejores de las que podría tener un recluso con su larga condena.
Narváez en los breves años que pasó en una cárcel de máxima seguridad.
Carlos Castaño dudó mucho para matar a Jaime Garzón. En 1999, le estaba ganando terreno a las Farc y al ELN que se habían fortalecido durante el gobierno de Ernesto Samper. Castaño empezaba a ser reconocido como lo que quería ser: un líder admirado por medio país y con aspiraciones de ser presidente. Por eso, un crimen como el de Garzón podría generarle un efecto de boomerang.
El rumor de que lo iban a matar le llegó a Jaime Garzón e inmediatamente fue a la Cárcel Modelo a suplicarle a Ángel Gaitán Mahecha, paramilitar detenido en esa prisión, para que hablara directamente con su comandante, Carlos Castaño. Las bromas de Garzón no le venían bien al Jefe máximo de las AUC, pero eliminar al comediante, sería una reacción extrema.
Para llegar hasta Ángel Custodio tuvo que recorrer un largo camino que lo llevó hasta el exministro de Defensa Rafael Pardo, al general Jorge Enrique Mora y luego, ante el general Rito Alejo del Río quien le afirmó que la única persona que podía detener la orden era Custodio.
La idea del paramilitarismo no sólo era combatir a los rojos en el campo de batalla, sino en el terreno ideológico. Narváez era un teórico de esas tácticas. Su cátedra antimarxista fue dictada en los paramilitares de la época. Era un fascista estructural.
Esa cátedra la dictó José Miguel Narváez en las fincas de Castaño llamadas La Veintiuno y La Quince. A Narváez lo trataban en esa finca como a un presidente. El Jefe de los paramilitares hacía asados pantagruélicos con matada de novillos, incluidas. Como instigador, Narváez era capaz de ser insistente, de repetir una idea una y otra vez hasta incorporársela a Castaño en el inconsciente. Piedad Córdoba, quien estuvo secuestrada en 1998 en la finca La Veintiuno, afirma haber escuchado escabrosas conversaciones en donde el hombre fuerte del DAS convencía al Jefe paraco de asesinar a Garzón y al final, cedió.
Esta es una de las fincas más espléndidas de Castaño en Córdoba.
Ahora, aparece otro personaje: el general Plazas Acevedo , implicado, condenado y absuelto por el holocausto del Palacio de Nariño. En 1999 era el Jefe de Inteligencia de la Brigada XIII del Ejército. Fue el encargado, según declaraciones de paramilitares como Raúl Hasbún, alias el Alemán, o Jorge Iván Laverde, el Iguano, arquitecto de una de las más aberrantes prácticas del paramilitarismo, los hornos crematorios de la población de Juan Frío y Villa del Rosario, de recopilar toda la información acerca de Jaime Garzón, sus movimientos, sus amigos, en un expediente que presuntamente le entregó al propio Carlos Castaño. En 2018, el general Plazas Acevedo, quien hoy vive en Miami después de una discutida decisión, fue puesto en libertad luego de pagar tres años de cárcel tras ser condenado por este crimen.
Carlos Castaño alcanzó a hablar con Jaime Garzón. Intentó reversar la orden, pero ya sería tarde. Se arrepintió siempre de esta decisión y para Narváez arrancaron sus años más felices. Fue asesor del Ministro de Defensa y una de las primeras decisiones que tomó el presidente Álvaro Uribe fue nombrarlo Director de Inteligencia del DAS cuando este era controlado por Jorge Noguera.
En 2010, José Miguel Narváez, junto con Jorge Noguera, fueron detenidos por el caso de las Chuzadas del DAS. Ocho años después, la condena fue por la muerte de Jaime Garzón. Sin embargo, la hermana del comediante, Marisol, quien se transformó en una consecuente activista, clama justicia y denuncia que el hombre que instigó el asesinato de su hermano vive prácticamente en un resort.
